Cap 2 Raspado derretido.

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En silencio se hizo notar apenas se chocaron sus ojos.

Una mirada verde limón, llena de tranquilidad e indiferencia observaba aquellas esmeraldas brillosas desbordantes de picardía y entusiasmo, pero ambos con una ligera chispa de nostalgia.

Las manos de Boomer temblaron y torpemente buscó el hombro de Brick, se apoyó en él y con la otra, apretó con fuerza la mano de Burbuja.

Brick miró fijamente su silueta y sonrió satisfecho. Había pasado tiempo, si que había crecido. ¿Debía enojarse? Mm, sí, debía hacerlo pero ¿Como enojarse si estas tan feliz? Difícil. Ya tendría tiempo para enojarse, insultarlo y golpearlo. Ahora sólo quería observar y sentir. Sentir a su familia completa, sentirse completo.

Bombom fue la primera en parpadear aun sin creer qur lo que tenía en frente no era su imaginación, producto de tanta azúcar y comics.

Blitz miró con curiosidad a sus amigos, alzó una ceja y suspiró cortando el silencio. Ya le estaba dando miedo la situación y no le agradaba la idea de quedarse allí todo el día.

__Bueno, bueno. Supongo que como nadie piensa hablar lo har- en un parpadeo Bellota había desaparecido. Haber sido capitana del equipo de fútbol en primaria era una buena justificación por su rapidez. Butch no tardó en seguirla con la misma intensidad que ella. Los demás, aun sin habla, voltearon hacia su amigo- Y-Yo no pensé que... no lo... ehh... Oh, en fin, ya matenme.

(...)

¿Cuantas veces había escapado de los problemas a modo de carrera? Era sin duda algo cliché en las películas románticas. Pero si algo era seguro, es que esta no era del todo un romance y mucho menos una película, y en su defensa, que aquella "estrategia" era algo eficiente. Bueno, solo si tenías las condiciones de Bellota, pues Butch a duras penas, trataba de alcanzarla.

Los gritos de Butch, los murmuros de quienes los veían pasar, los sonidos de la ciudad, el revolotear de las hojas, los ladridos de perros callejeros, el llanto de un niño al cual no le dieron lo que quería. Todo sonido era completamente bloqueado por los latidos de su propio corazón. No sabía bien la razón, pero si sabía que no quería. Habían pasado tres años desde esa ultima vez, desde ese ultimo abrazo que sin saberlo lo sería por durante tres años. El ultimo.

¿Si lo hubiese sabido, lo habría soltado? Claro que no. Si uno supiera cuando será la última vez de algo importante, como un abrazo, una charla, un beso o un simple adiós... Jamás nos permitiríamos que fuese el final, o jamás lo haríamos. Sólo por no acabar, por no extrañar, por no sufrir.

Pero ella no lo sabía, no lo supo en el momento adecuado. No lo supo porque se lo dijeron, no lo supo porque lo vio. Lo supo porque nada pasó. Y al no ver, al no escuchar, al no sentir.. Lo entendió. Cuando algo termina sin previo aviso, suele dejar un gran impacto en la persona, suele cambiarla dependiendo del acontecimiento.

Cambiar para bien había sido olvidado para ella.

Pues, con tantas despedidas, la de sus padres los cuales aun no habían vuelto, pues era obvio que no lo harían si su papá ganava, lo cual pasó, ellos estarían aun más ocupados, y no podrían ir a casa, la despedida de su hermano mayor Dai quien se fue a vivir junto a su novia e intentar independizarse, y ahora era la hermana mayor de su padre quien cuidaba de ella y su pequeño hermano. Y por ultimo, la despedida de alguien que siquiera se despidió. Con tantas, su cerebro ya no funcionaba de la misma forma de hace tres años atrás, no apegarse a nada, esa era su armadura.

Lo cual era un completo chiste, pues el sólo imaginarse lejos de sus amigos la destruía. Bellota se sentía débil, todo el tiempo con miedo a perder, con miedo a extrañar, con miedo a ser olvidada.

Te miraréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora