Cap 3 El indicado.

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N/: Holii~
Okey, ésta "pequeña" nota es para disculparme por la tardanza (es que me quede trabada en mi otra obra :'v) y también por lo corto que será éste cap ¡pero me esforzaré para que sea uno de los mejores!

Ya puedes seguir leyendo v:

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Su cabello bailaba de forma juguetona sobre sus pequeños hombros. Mientras caminaba alegremente hacia casa, se preguntaba una y otra vez, indecisa, si debía o no comprarse un dulce antes de llegar. Sabía que luego tendría que cenar y que de seguro no tendría hambre, y peor, tendría que explicarse y de seguro sería regañada.

Pero... Uno pequeño no lastimaría a nadie...

Fingiendo estar distraída, se desvío del camino y dobló en la cuadra siguiente para volver atrás y encontrarse con ese puesto de frituras dulces que tanto le gustaba.

Hoy en clases le había ido muy bien, todos sus compañeros, como todos los días, la habían llenado de halagos, sacado sonrisas y ofrecieron ayuda para cualquier cosa que ella necesitase. Incluso si no era así.

¿Y como no? Si ella era la chica más hermosa de toda la institución. Siempre, no importaba a donde fuese, las miradas se clavaban en ella y la seguían hacia todas partes. Todo el mundo la trataba bien, todo el mundo la quería, todo el mundo la idolatraba.

Tan perfecta se sentía, nada podía sacarle de la cabeza lo preciosa que era su persona. Lo perfecta que era.

Todo en ella lo era y siempre lo sería, porque su personalidad, tan dulces, tierna e infantil, se mantendría y todo el mundo la seguiría amando. Así era como lo veía la chica de cabello corto emocionada al ver el puesto de frituras a tan sólo unos metros de ella.

— ¿Qur tal, nena? Dime que te gustaría.

Una voz dulce y melodiosa salió de aquellos labios tan pequeños y pomposos, los cuales, estaban decorados con una fina capa de brillo labial de piña. La gente al rededor volteó a verla, se sintió poderosa al ser el centro de atención. Incluso el joven frente a ella pareció enamorarse a primera vista, y no sería extraño que lo hiciera. Ella recibía, mínimo, cincuenta cartas de admiradores al mes.

Hizo su pedido y en menos de un parpadeo ya lo tenía en sus manos, y además, gratis.

— L-La casa invita...

— ¡Muchísimas gracias!

— ¡Vulve pronto!

— ¿Eh..?

— D-Digo.. Si quieres...

— ¿Eres nuevo?

— Sí...

— Pff, suerte en tu trabajo. Tienes suerte, me gusta éste local, volveré pronto. ¡Bye bye!

Dando saltitos de forma inocente, se alejó y le dio una gran mordida a su fritura.

"Duuuuulceeeee~"

Mejor disfrutar, más tarde se arrepentiría.

Viendo el dulce, pensó en las calorías que éste tendría, y en los kilos que subiría si seguía comiéndolas muy seguído...

— ¡Al diablo! -se dijo y siguió comiendo con entusiasmo. Ella no era de las que engordaban con facilidad, y aun si lo fuera, sus acciones no cambiarían. Amaba los dulces y su cuerpo y el rechazo no se lo impedirían.

Tan solo unas cuadras más y llegaría a casa.

Pero por alguna razón, el mundo no quiso que se vaya sin antes saberlo...

Una risa llegó a sus oídos. Una risa escandalosa, pero para ella, era la más preciosa.

Miró desesperada hacia todas las direcciones posibles buscando al dueño de esa voz, esperando, que fuese quien esperaba...

¿Cuanto tiempo había pasado ya? Años, eso era seguro.

La risa volvió se volvió a escuchar, sin pesarlo, corrió por aquella calle, siguiendo el deseo de verlo otra vez.

Y como supuso, al final del camino, allí estaba.

¿Siempre habían vivido tan cerca uno del otro?

Estaba con sus dos hermanos ¡Butch había vuelto! Que bien, deseaba decirle muchas cosas.

Sobre todo disculparse.

Pero más importante, allí estaba él.

El único que fue capaz de levantarle el ánimo cuando Butch se marchó. El único que no la hizo sentir culpable, aunque sólo fue por un segundo. El único que... La había vuelto a enamorar.

Y está vez, ahora que había crecido, ahora que ya no temía, ahora que Butch había regresado... Finalmente volvería a verlo.

Y está vez sería para siempre hacerlo.

No lo dejaría ir otra vez. Estaba decidida, él sería suyo, él era el indicado.

Su nuevo príncipe...

Shaila sonrió y alzó la mano para saludar.

— ¡Chicos, cuanto tiempo!

Su nuevo príncipe... Brick Aoyama.

Te miraréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora