Cap 6 ¡Bunny, no!

616 64 22
                                    


Bunny lo había visto sentado sobre un viejo tronco derribado en el parque más feo de toda la ciudad, el parque sin juegos, con pocos árboles, sin mucho césped, mal cuidado y desolado, siquiera tenía luces de noche, pero lo que nadie sabía era que durante la noche la vista de las estrellas, gracias a la falta de luz, era a más espectacular y hermosa que podía verse.

Casi tan hermosa como ese par de esmeraldas, pensó Bunny al acercarse y notar que de éstas preciosas joyas caían lágrimas a montones, sin embargo, ella no borró su graciosa sonrisa, ella jamás dejaba aquella simpática mueca, no porque fuese falsa, ella simplemente era muy feliz sonriendo, muy feliz contagiandola al resto.

Butch, por otro lado, lo que menos deseaba en ese momento era sonreír. Quería llorar y llorar, quería sentirse un niño pequeño y frágil, necesitaba hacerlo para luego recuperar sus ganas y poder enfrentarse a la bestia.. O sea, a su meta casi inalcanzable, Bellota. Dios, ella había cambiado tanto, era como ver su versión adulta por adelantado, pero sus ojos no escondían aquella tierna curiosidad y calidad con la que lo veían, ella sólo necesitaba un empujón para volver a ser quien realmente era, y no se refería a cambiarla, eso jamás, sino a que ella admitiera de una buena vez que sentía lo mismo que él por ella.

Joder, tantas cosas que habían cambiado pero ella seguía siendo tan tsundere.

Y tan perfecta a sus ojos. Para Butch era era un ángel, el que lo había salvado.

¡Pero su ángel era cruel, muy muy muy cruel!

Dolía tanto su rechazo, su silencio era tan amargo, la frialdad con la que a veces lo miraba y... No sabía cuanto tiempo más podría soportarlo. Lo que menos necesitaba de Bellota era todo lo contrario a lo que le estaba dando.

Quería abrazos, cariño, y... besos.

Dios ¿Cuanto tiempo había pasado ya desde su primer y último beso? Sin duda el tiempo suficiente como para olvidar a fecha, pero no para olvidar la dulce sensación de l tierna unión de sus bocas al besarse. Sin duda sería aun más dulce de recordar de no haber recibido una de las golpizas más dolorosas de toda su corta y miserable vida.

Miserable por no poder tenerla entre sus brazos, y el simple hecho de pensarlo lo hacía llorar con más ganas. Él sabía bien que su comportamiento era digno de niñato caprichoso por no tener l que quería, pero el no sólo la quería, la jodidamente necesitaba con él, demasiado, al punto de ser capaz de soportar tanto rechazo de su parte, de su persona especial.

Butch se había perdido por completo en sus terroríficas pesadillas de perderla, de perder para siempre la pequeña y casi desvanecida oportunidad que aun quedaba, que pena que sólo él era consiente de esas posibilidad.

Por eso se asustó tanto al sentir una pequeña y fría mano acariciando su cabello rebelde, al principio pensó que se trataba de Shaila la cual había ido a visitarlos hace rato ya con el extraño propósito de coquetear con su hermano mayor ¡Más idiota no se podía ser! Butch se había enfadado tanto que, cuando apenas notó las intenciones de la de piel bronceada, se interpuso entre ellos diciendo que necesitaba ayuda para terminar con su equipaje (Gran mentira porque siquiera tenía más que una mochila pequeña) No había tenido suficiente con joderlo a él y ahora venía por su hermano, no, no, no, al menos ahora si podía darse cuenta de las bobas intenciones de chica.

Pero quien lo acariciaba no era ella, Butch podía ver los pies de la persona la cual iba con sandalias moradas, su piel era blanca, casi como la de Bellota, pero la de esta era de un blanco más cremoso, más rosado. Un color tan bonito que le obligó a ver de quien se trataba.

Sintió su rostro arder al toparse con aquella persona tan cerca de él, sus ojos grandes de iris lila claro lo miraban con curiosidad e inocencia adorable, el rostro de la chica era increíblemente atractivo, sus pestañas eran sin duda las más largas que había visto, su nariz era rosa tal conejo, viéndola bien, ella parecía un conejo.

Te miraréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora