Arte del Amor Retorcido {Bloody Painter}

Capítulo 2: ¿Si acabara con todo?

Llego el momento de regresar a clases y yo me alistaba en mi habitación, ya me había acostumbrado a llamarlo así, buscaba una camisa de manga larga, ese era el estilo que siempre llevaba y el que estaba obligada a llevar.

Unos pantalones, nunca iba de falda, converse estilo botines negros todos desgastados con el tiempo que todavía me quedaban por un pelo, gracias a que mi pie había decidido no crecer mucho en esos años; y un suéter o camisas de mangas largas y todo esto por ocultar los golpes. Agradecía que en mi escuela no era exigido el uniforme sino seria todo un lío en los días de calor, algo extraño de las escuelas privadas, bueno, semi privada.

Por ahora estudiaba allí porque Sarah debía mostrar al gobierno que me mantenía en buen estado para que ella pudiera hacerse de mi dinero. Y para eso, también, me obligaba a guardar silencio de mi situación, yo lo hacia, pero no porque ella me lo decía, sino porque si decía algo, a mi, que todavía soy menor de edad, me llevarían a un orfanato y harían de esta casa lo que quisieran y no podía permitir eso, o si no, todos estos años aguantando esto hubieran sido en vano.

-¡Date prisa! - grito Rachele desde el primer piso.

Si, también estaba obligada a irme a la escuela con ella, algo molesto y que odiaba, al menos en eso nuestros sentimientos eran los mismos. Ambas nos odiavamos, una por todo lo había tenido que pasar por la otra, y la otra porque así la habían criado, con un sentimiento de odio hacia mi.

-¡Aguanta un poco!

Tome mi bolso que reposaba sobre mi cama para tomarlo en carrera, y baje corriendo las escaleras.

En la puerta estaban Sarah y Rachele esperándome con la misma expresión, el ceño fruncido y de brazos cruzados.

-¡No puedo creer que me obligues a irme con esta mantenida! - se quejo a su madre.

Si supiera que aquí los únicos mantenidos eran ellos.

-Solo deja de quejarte y largense de una buena vez, no quiero recibir quejas del profesor por culpa de esta... - me señalo de pies a cabeza sin encontrar un insulto adecuado para el momento - ¡Solo vayan se ya! - grito.

Sarah le dio un beso en la frente a Rachele y a mi una mirada de odio. Nos fuimos alejando de la casa, Rachele iba al frente con paso decidido y veloz, su vestido corto se movía al ritmo de su caminar, yo en cambio iba a paso tranquilo, caminaba detrás de ella, alejada unos centímetros, si fuera por mi me hubiera alejado como cinco calles, pues cuando se reuniera con sus amigas no dudaría en hacerme algo.

Por fin llegamos al portón principal de la escuela y yo me apresure en entrar, quería evitar problemas, a pesar de que el colegio tuviera buena fama, el lugar era inseguro para aquellos que eran maltratados, carecía de seguridad en los jardines tanto principal como trasero, y también los pasillos del lugar, era como estar en una escuela donde los maestros eran fantasmas que desaparecían al momento menos oportuno.

Mi reacción fue demasiado lenta, pues de un momento a otro el grupito con el que se juntaba Rachele se encontraba frente a mi obstruyendo la pasada.

-¡Rachele llegas tarde! ¡No sabes de lo te has perdido! - se quejo una.

-No ha sido mi culpa, yo estaba lista media hora antes del tiempo acordado - dijo - pero esta alimaña me retraso toda - me señalo y todas las miradas pasaron a mi.

-No es una sorpresa - soltó otra - después de todo, recuerda que te tiene envidia, le duele que ella no iba a estar presente en esto - no pude evitar soltar una risa.

-¿De que te ríes? - pregunto Rachele.

-¿Envidia yo? - volví a reír - por favor ¿Porque tendría envidia de una zorra que es capaz de todo por dinero? Yo no tengo envidia de tus genes - espete.