Capítulo 3: Un hilo de cordura.

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No di respuesta y le lance un puñetazo rápido en la mejilla, fue tan rápido que nadie notó en que momento y me miraban con sorpresa.

Rachele se encontraba en el piso quejándose de dolor; desde la posición en la que me encontraba podía verla, tan débil, tan...vulnerable. Una ola de satisfacción recorrió por mi cuerpo aunque no estaba consciente de mis sentimientos o siquiera mis acciones en ese momento, solo sé que por alguna razón no fue lo único que hice.

Me agache y tome en mis manos el balde de metal observando por un momento mi reflejo, estaba toda empapada por agua sucia, pero también me miraba diferente. Lo alcé al aire y lo estampe contra la cara de Rachele, ella grito de dolor y sus amigas gritaron por temor. Repetí mi acción y ahora eran todos los que estaban cerca quienes gritaron en sintonía con Rachele.

Volví a darle otro golpe con el balde y repetí la acción una y otra y otra vez. Con cada golpe me llenaba de una extraña satisfacción al oír su grito de dolor, por alguna razón lo sentía bien, se sentía tan bien. No paraba de darle repetidas veces en el rostro hasta que su sangre empezó a brotar y salpico el mio. Una gran sonrisa se dibujo en mi rostro y...me detuve.

Todo tipo expresión se fue de mi rostro, el balde quedo elevado en el aire entre mis manos y entonces baje la mirada. Mire a Rachele tendida en el suelo en posición fetal con sus manos tratando de cubrir su rostro y cubierta de sangre, su llanto hacia eco en el silencioso pasillo.

Dejé caer el balde contra la cerámica, retrocedí de manera precipitada al repasarme la imagen que estaba justo frente a mí y con una expresión llena de terror me alejé hasta chocar contra una pared, me pase las manos por el cabello mientras que por dentro me preguntaba ¿Eso lo había hecho yo? ¿cómo...

Mi mente se puso en blanco y las lágrimas se deslizaron por mis mejillas, tenia miedo, miedo de mi misma ¿Que es lo que había hecho? Simplemente... simplemente me quise defender, yo no quería esto, aunque por un lado, muy al fondo de mi, ya no tan oculto, estaba aquello que me felicitaba con mi reciente acción.

Una de las amigas de Rachele fue a buscar un maestro, cuando volvió, este se quedo asustado con la escena, a Rachele se la llevaron a la enfermería y a mi a la dirección. Allí adentro había oído que a Rachele se la habían llevado a un hospital en una ambulancia y habían llamado a Sarah para que viera por ambas, por supuesto, estaba hecha una furia.

Ella hablo con los maestros y el director mientras yo esperé afuera, pude haber escapado, pero no, solo espere a que Sarah saliera y después nos fuimos a casa. Sarah había ido todo el camino al frente mio y en silencio, yo solo la seguí por detrás con la mente en blanco y ninguna expresión. Al llegar Sarah me tomo del brazo fuertemente y me arrastro escaleras arriba hasta la azotea.

Allí me lanzo contra el suelo y me lanzo un puñetazo en la cara, tan fuerte que me hizo pegar esta al piso. Me empezó a pegar mientras soltaba palabras de odio hacia mi, esas palabras que ya no calaban pues ya eran más de diez años los que era consciente de su desmesurado odio.

Esa tarde Sarah desquito toda su ira en mí, no solo con puñetazos, también con las cosas que hallaba cerca y una de esas fue unas tijeras, con la cual realizaba profundos cortes por todo mi cuerpo. Me mantube en silencio tratando de cubrir partes vitales; y así continuo hasta que se canso. Se levanto retomando aire, me vio por debajo un momento y me escupió.

-No volverás a ir a esa maldita escuela, lo suficiente para que no sospechen ¡lo último que quiero es metidos! - dijo con la rabia - Te quedaras encerrada aquí y no saldrás a nada mas que a limpiar todas las tardes y ¡solo tendrás derecho a comer una vez!- ordeno.

Y avanzando hasta la puerta la cerró en mi cara, la quise detener levantandome a como pude pero solo llegué a oír cuando ponía el seguro, ante la decepción apoye mi espalda en la puerta y me deslice hasta quedar sentada en el suelo, aspire el asqueroso olor que emanaba de mi ropa mojada y ahora cubierta de sangre, mire mis heridas, estas corrían peligro de agarrar una infección por el agua sucia.

Entonces me levante y busque en unas de mis gabetas el botiquín improvisado que había hecho de algunos objetos que tome a escondidas del de Sarah ante la necesidad en situaciones como estas.

Saque alcohol, algodones y vendas colocándolas en la cama, después me fui a buscar un cambio de ropa y del mismo ropero que había logrado recuperar saque un galón lleno de agua de la paja.

Me quite toda la ropa y tomando un trapo que había mojado un poco con en agua del galón me lo pase por el cuerpo. Luego tome un algodón y mojándolo en alcohol me lo pase por las heridas. Al desinfectar todos los cortes me los cubrí y me puse el cambio de ropa, volviendo a poner todo en su lugar.

Camine hasta la ventana, la abrí y mire hacia el bosque apoyando mis codos en ella, solté un gran suspiro, sintiendo el viento golpear mi rostro.

-Esto realmente apesta.

En mi mente, por un momento vacile de mis decisiones, de nuevo ¿Porque lo sigo soportando? ¿Tanto valía esta casa? Solo era una simple estructura levantada por otras personas y, vamos ¿de que valía ese dinero? Pero ¿simplemente lo abandonaría y dejaría todo al alcance de Sarah?

-¡No! ¡Eso definitivamente no!

Me aleje bruscamente de la ventana y me lance a la cama, esa vieja cama que había aguantado años de llanto, pero esa vez me oyó reír.

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Unos días después me encontraba en la sala limpiando el basurero que tenia el marido de Sarah, mientras él estaba bien acostado en el sillón con la televisión prendida, yo intentaba distraerme con ella oyendo las noticias de la tarde, accidentes de carros, muerte en carreteras, peleas, fuertes enfrentamientos, múltiples asesinatos, esos eran los mas transcurridos.

Los que mas me llamaban la atención eran los reportes de fuertes asesinatos cuya identidad de los causantes eran desconocidas. Me gustaba ver las escenas y los cuerpos de las víctimas, aunque estas eran censuradas. Algo mas que me llamaba la atención en los noticieros, eran las desapariciones.

Deje de limpiar y fui a preparar la comida, tenía la suerte de que Sarah no se hallará en la casa así que estaba sola con el bago, ella andaba en el hospital trayendo de regreso a Rachele, ese incidente había traído algo bueno consigo y era una mala suerte que sus heridas hubieran sido tan superficiales.

Sacudi la cabeza al darme cuenta de lo que estaba pensando ¿dejar en un peor estado a Rachele? No estaba tan loca para eso ¿o si?

Me burle de mi propio comentario y las cosas en las que pensaba. Agarre el plato de la mesa y se lo lleve a Richard, este todavía estaba dormido así que lo revolvía con un pie, se movió y por fin abrió los ojos.

-Toma ya - le entregue el plato y este lo tomo con los ojos aun cerrados.

Volví a la cocina tropezando con algunas botellas de alcohol vacías y esparcidas por la sala, me senté en el comedor a disfrutar lentamente de mi comida, ya que seria la única que probaría en todo lo que resta del día. Entonces me puse a pensar en que necesitaba lavar antes de que Sarah volviera, lo último que quedaba de mi ropa era un short corto y una blusa sin mangas, que era lo que llevaba puesto en ese momento.

Pero había algo mas que pasaba por mi mente y que ni me había salido desde ayer, la figura de Rachele tirada en el piso y su ropa manchada de sangre, la sola imagen se repetía en mi cabeza al igual que las palabras que al parecer, eran las que rondaban en mi cabeza en aquel momento "¿Que importa?"

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⏰ Última actualización: Dec 30, 2018 ⏰

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Arte del Amor Retorcido {Bloody Painter}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora