Capítulo 2

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Mi cabeza trató de asimilar la mayor cantidad de información posible en ese momento. No funcionó. Todos estábamos sin palabras. En el aire se sentía una notable tensión, acompañada de un (no tan) ligero miedo. Hasta que Selena se sentó estupefacta, sacándonos a todos del trance colectivo.

"Peligro Nuclear". Eso fue lo que Dimitry dijo.

Todos sabíamos que Rusia tenía un grave historial con armas nucleares; ellos y los E.E.U.U , o lo que quedaba de esa nación. Y cuando Rusia comenzó su expansión territorial hace 25 años, seguramente habrán traído algún que otro juguete desde su tierra natal. Bien conocido era el desastre de Chernobyl ocurrido en 1986, y las secuelas que había dejado. Pero aquí había algo mas grave, ya que no se trataba de un accidente, sino de una amenaza externa. ¿E.E.U.U tenía sed de ser la nueva superpotencia? ¿Los chinos se habían aburrido de las armas biológicas y apostaron por lo nuclear? ¿O había una nueva agrupación terrorista tratando de llamar la atención?

Todo lo que me imaginaba me daba terror, angustia y otros sentimientos inherentes a la situación. Se me hacía duro imaginar el haz de luz desprendido de un solo punto, probablemente escondido bajo tierra, terminando con la existencia cada ser viviente en un radio de 50 kilómetros.

Sólo se escuchaba silencio. De repente, Sebastián lo rompe:

-¡Tenemos que irnos de la ciudad! .- gritó

Fué como si todos hubiéramos hablado a través de él. Hubo una aprobación en forma de murmullos nerviosos.

-¡Esperen! No podemos irnos de esta manera repentina sin estar al cien por ciento seguros. Dimitry, quién te dió esa información?.

-Un oficial a cargo supongo. Estaban sacando a todos de sus casas, nombre por nombre, y luego entraban a registrarlas. Yo me quise interponer ya que tengo cosas de valor y no confío en esos malditos. Esto fué lo que gané.- dice, señalando la cicatriz en el cachete, seguramente provocada por la culata de un rifle.

Esperen. ¿Sacando a las personas de sus casas, por nombre? ¿Una bomba está oculta en la ciudad y se les ocurre registrar esa información? Sí, puede haber un motivo secundario, pero...

-¿Tenían contadores Geiger?.- me atrevo a preguntar.

-¿Contadores... Qué?.- pregunta perdido Jack.

-Son aparatos que miden la radioactividad, pequeños, amarillos, deben de llevarlos en la mano. ¿Tenían algo de eso?.

-No que hayamos visto.-

Esto no tiene sentido. ¿Que clase de persona con sentido común buscaría una bomba nuclear a ojo e instinto? ¿El buen salario y el vodka los ha vuelto idiotas o que?

De repente, Selena se queda petrificada. Algo está pasando por su cabeza.

-¿Que pasa Selena?.- Pregunta Brendon. Wow. Definitivamente algo nos está afectando hoy.

-Mi hermano, Gary, vive en el mismo barrio que Dimitry. Oh Dios y si... .- no termina la oración, pero todos nos hacemos una idea de lo que piensa. Hacía tiempo que Gary estaba ahorrando dinero para mudarse con Selena a otra parte y empezar de cero. Dinero ilegal. Eso y el hecho de que tuviera una Remington cal. 22 en su armario no daba la apariencia de un buen final.

-Tranquila, si están buscando una bomba, no creo que les interese investigar el origen de los ahorros de Gary.- La tranquiliza Brendon. Es la primera vez que veo que utiliza sus argumentos para tranquilizar a alguien, y no para beneficio propio.

Jack se sienta, mientras que Dimitry deambula por el aula, nervioso. Jack hace una seña con los dedos en su boca: quiere un cigarrillo. Saco mi paquete y se lo entrego, de todos modos no era el momento exacto para hacerse ver, aunque para Jack, era el momento apropiado.

De repente, algo se cruza por mi mente, activando todos mis sentidos. Kate.

Kate llegaba hoy a la ciudad, hoy era el día que debíamos vernos por primera vez, el día en que declararía mi amor por ella. Pero sin embargo, tenía a la milicia dando vueltas por las calles haciendo redadas a toda casa habitada que vieran a su paso. Además, estaba el hecho de que Kate tenía su idioma natal (español) mezclado con 5 años de vivir en territorio chino. Agréguenle a un ejercito puramente nacionalista esparcido por toda la ciudad. Mala combinación. Necesitaba encontrarla antes que ellos.

Guardo rápidamente mi carpeta dentro de la mochila y salgo del aula. Alcanzo a ver al profesor de Historia, aproximándose a mi con su taza de café. Le pasé corriendo al lado, haciendo caso omiso a lo que me hubiera dicho. Mi objetivo en ese momento era mucho mas importante que una amonestación o recitar una disculpa de conducta frente a todo el colegio.

Le envié un mensaje por mi teléfono diciendo que no diera un paseo por la ciudad, que fuera a mi casa inmediatamente llegara, y que era importante. No iba a explicarle toda la situación en un mensaje de texto. Se supone que con eso debía bastar.

El instituto quedaba a casi 30 minutos de mi casa, corriendo: 15. No lo dudé y comencé a correr. Corrí y corrí como un maldito condenado, y me cansé de la misma manera. Supongo que es culpa del tabaco que consumí en las últimas 3 fiestas a las que asistí.

Eran las 13:25 y ya estaba llegando a la calle de mi casa. Sentí un alivio enorme al ver a Kate sentada en el porche, esperándome algo impaciente. <<Mucho mejor que en una cárcel con olor a vodka>> pensé. Creí que dejar de correr estabilizaría mi pulso cardíaco, pero al verla a ella en persona a metros de mí hizo que casi me estallara el corazón de la velocidad a la que iba. Inmediatamente, me pongo las manos en los bolsillos, cambio mi postura y olvido temporalmente el hecho de que pueda estallar una bomba en cualquier momento. Sólo ella es lo que importa ahora.

Me acerco lentamente por el costado del porche hasta posicionarme a un metro de ella sin que lo note. Entonces, luego de una lucha interna sobre qué decir, hablo:

-emm, hola.- le digo, con una ligera pero notable risa en mi boca.

-¡Matt! .- mi leve sonrisa se esfumó y se transformó en un abrazo genuino y muy fuerte. Incluso ella también me abrazó con la misma potencia. Sentí como mis costillas crujían en mi cerebro.

Fué el abrazo de 10 segundos mas feliz de toda mi vida. Podía oler su fragancia menta impregnada en su pelo negro, negro como la oscuridad misma y suave como la piel de león. Llevaba una camisa a cuadros roja y malgastada, al igual que sus jeans negros. Tenía los ojos delineados de color rojo difuminado en negro. Unos aretes plateados en su oreja izquierda, mientras que la derecha permanecía vacía. Sus lentes no los llevaba puestos, supongo que optó por unos de contactos; de todos modos se veía preciosa con lentes. No, ella ERA PRECIOSA, y unos simples lentes no cambiarían esa realidad. Realidad que le daba sentido a la vida de un adolescente en una sociedad de mierda.

-Emm ¡Hola! .- reparó en decir- Que... emm... gusto vernos en persona al fin.- agregó.

-Si hola, eres mas bonita en person...- ESPERA, QUE ESTAS DICIENDO IDIOTA.- Oh, emm, perdón, no sé que quise decir, sólo salió de mi boca así como el combustible que sale de un transbordador para superar la fuerza de grav...- NO, NO, NO, NO DIJISTE ESO, NO ARRUINASTE UN MOMENTO ASÍ CON TUS FRASES ESTÚPIDAS, DIOSSS.

-Oye, tu tampoco eres tan feo como en la pantalla.- me dice con una media sonrisa en la cara. Siento como me echan agua hirviendo en los cachetes.

-Y tu voz tierna no se nota tan bien como en los audios.- El agua hirviendo sigue en mis cachetes, pero logro retenerla.

Escucho algo a lo lejos. Voces. Camiones. Pasos. Me asomo por arriba de su hombro solo para ver todo un conjunto de uniformes con la franja celeste y roja en sus brazos izquierdos. El ejército.

-Oye que tal si nos metemos en mi casa, ¿te parece?.- no espero su respuesta y abro la puerta para entrar.

Proyecto KOVCHEGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora