No puedo describir lo que sentí en los minutos siguientes. Mi cuerpo no respondía a mi cerebro. Sólo podía observar por la ventanilla trasera mientras Claus me sujetaba fuertemente con sus brazos para que no tratara de saltar de la camioneta. Luego, mis ojos presenciaron lo que años después se denominó como El Diluvio.
Nuestra camioneta ya se había alejado unos kilómetros de la ciudad. Los aviones surcaban el cielo por encima de las nubes, tranquilos, pero consientes de que eran dragones a punto de escupir su fuego a millones de personas. Y lo hicieron.
Sus bombas comenzaron a descender, y a medida que tocaban el suelo, lograba ver sus destellos.
Dimitry tomando nota de la comida que nosotros le encargábamos a su hermano, Anatoly. Jack, escondiendo su mercancía cada vez que el profesor entraba al aula. Brendon compartiendo sus frutas en secreto conmigo, mientras le tirábamos las semillas a nuestros compañeros. Fernando, leyendo sus libros de cultura antigua mientras se paseaba por la casa en bata de baño. Mamá, sonriendo de manera involuntaria. Kate.
Kate y yo, sentados en el pasto, compartiendo nuestros labios y sentimientos, compartiendo nuestro momento...
Todo eso se resumía en destellos de bombas a la distancia.
No aguanté y comencé a llorar. De tristeza, de ira, de angustia, de desesperación, de impotencia, de lo que fuese. Sólo necesitaba llorar. Siento como Claus afloja sus brazos y me deja escurrirme hacia la parte derecha del asiento, donde me hago una bola con mis piernas y brazos y sigo desahogándome.
Todas las personas que he conocido ahora son ceniza y huesos, y estarían destinadas a serlo por los siglos de los siglos. Éste no era el día que tenía planeado...
***
Abro mis ojos. Al parecer, me quedé dormido luego de tanto llorar. Estoy sentado en el mismo asiento de la camioneta. Las puertas están abiertas y no hay nadie dentro. Miro para afuera y es de noche. Estamos en un lugar casi desierto de no ser por una estación de servicio a nuestra derecha, en la que no hay nadie excepto por Claus, Johnson y el otro militar del cual desconozco su nombre.
Empiezo a mirar con atención. Todos llevan un uniforme camuflado azul oscuro, tienen una pistola en sus cinturas y portan armas semi-automáticas, salvo Johnson que lleva su escopeta. Claus parece de unos treinta y tantos, como dije antes. Johnson parece el más joven de los tres, con unos 20 y tantos, como Fernand... Nudo en la garganta. El tercero parece tener la misma edad que Claus, pero se diferencian en que éste tiene su pelo cortado al estilo militar.
Los tres están metiendo de todo en los carritos de compra: chocolates, papitas, gaseosas, pilas, de todo. El tercer militar sale por la puerta y se dirige hacia la camioneta. Mierda. ¿Que demonios debo hacer ahora? No lo pienso dos veces: Me acuesto y me hago el dormido, aprovechando que no me ha visto.
Se para a un lado del vehículo y siento como introduce la manguera de gasolina dentro del depósito de combustible. Oigo como la la gasolina comienza a entrar dentro del depósito.
Silencio. De repente, habla:
-Oye, lo que viste hace rato fué muy duro y difícil de asimilar. Si no quieres hablar por el momento, lo entiendo. Llegaremos a nuestro destino mañana por la mañana. Hasta entonces puedes permanecer en silencio, no hace falta fingir que estás dormido.- Carajo. ¿En serio soy tan obvio? Tal parece que sí.
Abro los ojos nuevamente y lo miro detalladamente. Tiene una ligera barba acentuada a los costados. No alcanzo a ver bien, pero sus ojos son de un color claro. Termina de llenar el tanque y cierra el depósito, luego vuelve adentro y ayuda a cargar la mercancía "robada" en la parte trasera de la camioneta. Bueno, si el dueño no está presente no cuenta como robo, ¿o si?
Me re-acomodo en el asiento dejándole lugar a Claus. A diferencia del otro tipo, Claus parece recién afeitado. Y Johnson, bueno, el parece la persona más lampiña que he visto. Todos retoman sus posiciones y arrancan la camioneta.
Entonces, después de todo este tiempo, me detengo a pensar. ¿Porqué estoy aquí? ¿No se supone que debería estar muerto? ¿Porqué me sacaron de la ciudad, ya sabiendo de que la iban a destruir? Al parecer Kate y Fernando lo sabían muy bien por cómo se lo tomaron. Y por último ¿Cuál era ese "destino" que me había mencionado el militar?
Decido que no es el momento de preguntar. Como dijo el militar: "Hasta entonces, puedes permanecer en silencio". Grandioso. Digo, ¿cuántas veces se me otorgaba el privilegio de permanecer callado para pensar? Casi nunca ¿Iba a desperdiciarlo? ¡Claro que no!.
Acto seguido, cierro mi boca y paulatinamente mis ojos. Caigo en un profundo sueño. Gran error Matt.
En el sueño estoy en un vacío cósmico: no hay nada a mi alrededor, solo el "suelo" que estoy pisando ( ¿estoy parado realmente? ). A lo lejos, logro divisar una figura, femenina, con camisa a cuadros roja y completamente en llamas. Se acerca cada vez más hacia mí, a lo que trato de correr, o siquiera moverme, pero es inútil. Cuando está a unos 20 centímetros de mi cara, logro ver el rostro de Kate. Inmediatamente, me relajo a la vez que mis ojos se hacen agua. Logro sacar algo en concreto de mis labios:
-Perdóname, Kate.- digo mientras estiro mis brazos para abrazarla. Al hacerlo, se desmorona en cenizas y me quedo abrazando al aire, llorando.
Me despierto sobresaltado, y noto como Claus me mira, al igual que Johnson y el otro que lo hacen por el espejo retrovisor. Noto mis ojos húmedos, e inmediatamente me los seco, y posiciono mi mirada hacia la ventana, sin mediar palabra alguna. No pienso dormir en todo el trayecto.
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Proyecto KOVCHEG
Science FictionBueno, por dónde comenzar. Ah, sí. Un dia pasé de estar por declararme ante el amor de mi vida a ser una de las ultimas esperanzas de la humanidad. No sé la razon específica por la que estoy escribiendo en este cuaderno ¿Aliviar mi conciencia? Tal...