La semana pasó lentamente para los alumnos que esperaban, impacientes, la excursión a Hogsmeade. Llevaban casi un mes soñando con degustar los dulces de Honeydukes y probar la refrescante cerveza de mantequilla de Las Tres Escobas.
Esa mañana Astoria, Tay, Jack y Theo desayunaron tarde, como todos los fines de semana, y volvieron a la Sala Común a coger todo lo que necesitaban para pasar el día en Hogsmeade. Habían quedado en el vestíbulo un rato más tarde con el resto de sus amigos, así que podían ir hasta el vestíbulo tranquilamente.
-Bueno, Tori, mucha suerte con tu cita. -Jack le dio un codazo y guiñó un ojo mirando a su amiga.
-No es una cita -puntualizó Astoria poniendo los ojos en blanco-. Va a ser igual que siempre, pero en Hogsmeade...
-Claro, y por eso te has puesto tan guapa. -bromeó Taylor.
-Tay, cepillarse el pelo y arreglarse un poco alguna vez, no es malo -respondió mirándola mal-. De hecho, deberías probarlo.
-Sí que es una cita. -intervino Theo.
-No, no lo es -respondió Astoria con exasperación-. Solo somos dos amigos que van juntos a Hogsmeade y...
-Tori, esa es la típica cita -bromeó Theo-. A parte, las pruebas indican lo contrario. -añadió sonriendo. Tanto Astoria como Jack y Taylor miraron confundidos a su amigo.
-¿Qué pruebas? -preguntó Taylor alzando una ceja.
-Bueno, existen cientos de rumores sobre Malfoy. Algunos malos y otros buenos -empezó a decir, dándose importancia-. Pero el que más nos interesa ahora es que tenéis una relación o algo así. Se basa, dejando a parte que últimamente se os ve mucho juntos, en que el otro día os vieron paseando de la mano y, en más de una ocasión, os mirasteis como unos completos enamorados. -explicó, dejando tanto a Astoria como a Jack y Taylor boquiabiertos.
-Astoria, ¿cómo no nos habías contado nada? -preguntó Jack, casi gruñendo del enfado- En teoría somos tus mejores amigos...
-¡Astoria Greengrass! -gritó Taylor enfadada- ¡Dijiste que había sido un simple paseo!
-Espera, ¿tú lo sabías? -dijo Jack atónito.
-¡No! ¡No sabía ni la mitad! -exclamó mirando mal a su amiga- Solo sabía que el otro día habían ido juntos al Gran Comedor, nada más.
-Bueno, ya os habéis enterado... Pensé que Theo hablaría en cuanto supiese cualquier cosa. -Astoria se encogió de hombros.
-Bueno, yo recibo la información, pero sabéis que no la suelo transmitir. -respondió al ver las acusadoras miradas de sus amigos.
-Astoria, no intentes que Theo cargue con la culpa -dijo Jack negando con la cabeza-. Se trata de ti y eres tú quien debería habernoslo contado.
Astoria suspiró con exasperación: odiaba que Jack tuviese razón, pero siempre la tenía, nadie sabía cómo.
-Tienes razón, lo siento, chicos. Pero tampoco fue como dice Theo -explicó mirando a sus amigos-. Estuvimos hablando en la Sala Común y fuimos juntos al Gran Comedor. Es cierto que en un momento nos cogimos la mano y, justo después, me propuso el plan de hoy, pero fue un simple paseo, nada más. -mintió, esperando que sus amigos se contentasen con eso.
-Está bien, Tori, te creeré... -dijo Taylor con los ojos entrecerrados- Pero como me vuelvas a ocultar cualquier cosa de ese tipo te juro que meteré cucarachas en tu cama mientras duermes.
-Vale, no lo haré. -prometió asustada por la amenaza de su amiga.
-Pues preparate para contarnos esta noche todo -Theo le miraba sonriendo-. Pero con pelos y señales, ¿eh?
-Oh, chicos, ni que fuese a estar todo el día con él -dijo riéndose-. Tal vez pueda contaroslo luego, en Las Tres Escobas...
-O tal vez no -Jack aún estaba molesto-. Así que, por si acaso, no te canses para esta noche.
-Está bien. -respondió ella poniendo los ojos en blanco con exasperación.
Llegaron al vestíbulo, donde se reunían todos los alumnos que se iban, y despidió a sus amigos. "Suerte con tu cita", habían dicho antes de irse, haciendo que Astoria se exasperase. No iba con ellos porque, unos días atrás, había quedado con Draco en que saldrían justo después del grupo de alumnos que iba a primera hora.
No tuvo que esperar mucho pues, unos minutos más tarde, Draco, apareció caminando con seriedad hacia ella. Cuando Astoria le miró, estando aún lejos, cruzaron una breve sonrisa.
-Astoria -se limitó a decir Draco a modo de saludo, inclinando un poco la cabeza, al llegar hasta ella-. ¿Cómo estás?
-Bien -respondió ella con una pequeña sonrisa-, ¿tú qué tal?
-Bien también -respondió Draco secamente-. ¿Vamos yendo? -preguntó mirando a los lados.
-Claro. -dijo Astoria jovialmente mientras se ponía sus guantes de cuero negro.
Comenzaron a caminar sobre la blanca nieve que había caído en la tormenta de aquella noche. Iban en silencio, como casi siempre. A penas necesitaban palabras cuando estaban juntos, les bastaba con la compañía del otro. Aún así, Astoria pudo notar que Draco estaba nervioso. No quiso preguntarle qué le pasaba porque sabía que era bastante reservado con ciertos temas y que, tarde o temprano, se lo terminaría contando.
Seguían las pisadas que sus compañeros habían dejado sobre la nieve cuando Draco, sin siquiera mirarla, cogió la mano de Astoria. Ella fijó sus brillantes ojos sobre su amigo con una leve sonrisa dibujada en su rostro y, disimuladamente, se acercó a Draco hasta que sus cuerpos se juntaron lo suficiente como para llegar a rozarse al andar. Draco, sin dejar de caminar, la miró sorprendido, ya que no se esperaba el gesto que acababa de hacer Astoria.
-Hace frío. -se explicó ella sonrojada.
-Tienes razón -respondio él dibujando una sonrisa de satisfacción en su rostro-. Parece que justo salimos el día más frío del invierno... -apretó sus dedos sobre la mano de Astoria, haciendo más fuerte su agarre. Ella le notó un poco más relajado de lo que estaba antes.
-Bueno, tampoco podemos hacer muchas cosas en Hogwarts, así que hay que aprovechar la mínima ocasión para salir, aunque haga frío. -respondió ella mientras jugaba con su pelo.
-Eso es cierto -contestó él tocando su bolsillo-. Pero debe disfrutarse con la mejor compañía. -añadió volviéndose su rostro hacia ella.
-Sí -Astoria le miró un instante con una pequeña sonrisa, haciendo que sus miradas se cruzasen por un breve momento-. Las ocasiones como estas tenemos que disfrutarlas con nuestros amigos y gente agradable.
-Tú no eres solo una amiga, Astoria. -murmuró Draco, casi para si mismo, mirándola con una sonrisa que había surgido, inconscientemente, en su rostro.
Astoria podía notar los ojos de Draco sobre ella, mientras caminaba mirando al suelo. Le había escuchado perfectamente, pero no sabía qué responder. No solía quedarse sin palabras, pero aquello le había pillado completamente desprevenida y no sabía muy bien qué debía responder. Por eso, con una tímida sonrisa, fijó sus ojos en los de Draco durante unos segundos, que se hicieron eternos para ambos. Aunque esa mirada fuese breve, les dio tiempo a perderse el uno en los ojos del otro.
Astoria, en su interior, rezaba para que Draco no apreciarse el sonrojo que había provocado él mismo con sus palabras. Mientras que él se debatía entre si prefería que no le hubiese escuchado o que lo hubiese hecho.
Él, en el fondo, esperaba una respuesta; ella, encontrar las palabras correctas con las que responder. Pero ninguno quiso romper el mágico silencio que les envolvía. Disfrutando de éste, siguieron caminando.
Llegaron a Hogsmeade y entraron en Las Tres Escobas, siempre abarrotado de alumnos, y, a pesar del bullicio que había en el local, aún quedaba un resquicio de aquel silencio que habían formado en el camino.
Encontraron una mesa en un rincón y pidieron sus bebidas. Charlaron animados durante un rato, permitiéndo que sus manos se rozasen varias veces, provocando miradas en las que parecía que guardaban el secreto mejor escondido.
Todo parecía perfecto hasta que entraron al local algunos miembros de Gryffindor, entre los que Astoria pudo reconocer a algunos del equipo de Quidditch, cuando Draco se tensó y comenzó a ponerse nervioso, tal y como le había visto al principio del día. Se disculpó torpemente para ir al baño y se fue bastante alterado.
Astoria permaneció sentada en la mesa, mirando alrededor para distraerse. De repente alguien se paró frente a su mesa y dijo:
-Bueno, ¿qué tenemos aquí? La Slytherin a la que llevo buscando desde el principio del curso...
Astoria miró hacia arriba y vio a un chico de Ravenclaw alto, atractivo, con pelo negro y ojos verdes, escondidos tras un flequillo demasiado largo, que la miraba sonriendo. Giró la cabeza, tratando de encontrar a alguien con quien pudiese estar hablando y, al no encontrar a nadie cerca, entornó los ojos, tratando de entender por qué ese chico de hablaba con ella como si fuesen amigos desde el primer año.
-Perdona, ¿te conozco? -preguntó mirándole con superioridad.
-¡No te acuerdas de mi! -gritó él tras soltar una fuerte carcajada, haciendo que Astoria se alarmase porque pudiese haber llamado demasiado la atención.
-Creo que es bastante obvio que no -respondió con exasperación-. Y, ahora, ¿por qué me estás hablando? ¿Te he dado permiso o algo? -el chico soltó otra carcajada, aún más fuerte que la anterior.
-Nos chocamos en los primeros días de curso por un pasillo. Te dije que me gustaría verte alguna vez y, ¡aquí estás! ¡Te he encontrado!
-¡Enhorabuena! -dijo Astoria con un marcado tono sarcastico, ya que no le recordaba- Pero, no es difícil encontrarme... Al menos no para un Slytherin. -añadió soltando una risa silenciosa.
-Bueno, sin saber tu nombre no es tan fácil. -respondió con media sonrisa.
-Creo que ya sé quién eres... -dijo pensativa cayendo en la cuenta.
-¡Genial! -gritó él eufórico.
-Deja de gritar. -ordenó Astoria en tono autoritario, pensando que ese chico iba a terminar con su paciencia.
-Sí, lo siento... -se disculpó sentándose en la silla que Draco, hacia ya un buen rato, habia dejado vacía- Bueno, ¿qué tal?
-Mira, no te voy a mentir... -dijo Astoria en un suspiro- No tengo nada en tu contra. Es decir, que todavía no me caes mal ni nada, pero ahora no es un buen momento para hablar contigo y esa silla está ocupada -apuntó señalando la cerveza de mantequilla que Draco se estaba tomando-. Lo siento. -añadió encogiéndose de hombros.
Percibió que el chico quedaba defraudado tras sus palabras, dejando su rostro serio y perdiendo brillo en los ojos. Pero, pronto, agitó la cabeza y se recompuso.
-Está bien, nos veremos otro día -dijo levantándose con resignación-. Pero no puedo irme otra vez sin saber tu nombre.
-Astoria -se presentó alzando una ceja, extrañada-, Astoria Greengrass. -añadió extendiendo su mano, para que el joven la estrechase con la suya.
-Astoria... Bonito nombre... -dijo pensativo- Yo soy Michael Corner -se presentó cogiendo la mano de Astoria y depositando un beso sobre ella-. Un placer.
-Encantada.
-Bueno, ya nos volveremos a ver, Astoria. -dijo sonriente mientras hacía una reverencia un poco estúpida, buscando hacer reír a Astoria.
-Adiós. -respondió ella resoplando. A falta de algo mejor que hacer, observó como Michael se dirigía a una mesa donde, supuso, estaban sus amigos. Todos los que estaban sentados en aquella mesa se giraron para mirarla y ella, desde su arrogancia natural, les sonrió con superioridad. Instantes después les perdió de vista entre la gente que pasaba. Se quedó pensando, con curiosidad, en aquel chico tan común y, a la vez, inusual.
Pocos segundos más tarde Draco, intranquilo, recuperó su asiento frente a ella y, sin mediar palabra, dio un largo trago a su bebida. Respiraba entrecortadamente y parecía nervioso y alterado, casi como había estado durante las últimas semanas. Su mirada iba de un sitio a otro, sin pararse en un lugar fijo, y jugaba con un anillo que llevaba. Semanas atrás, le había contado a Astoria que era de su padre. A pesar de la insistencia de la joven, no había querido decir mucho más. Pero Astoria lo entendía: No le resultaba agradable hablar de su padre.
-¿Todo bien? -se aventuró a preguntarle.
Draco se sobresaltó y Astoria frunció el ceño. Parecía haber olvidado que ella estaba sentada al otro lado de la mesa. Él la miró fijamente durante unos instantes, como si tratase de entender lo que acababa de preguntarle.
-Sí. -respondió con la usual con seriedad con la que trataba a los desconocidos.
-Has tardado... -apuntó Astoria, tratando de romper el hielo otra vez.
-Había mucha gente -se limitó a responder-. ¿Nos vamos? -preguntó al darse cuenta de que ambas jarras estaban vacías.
-Claro. -dijo ella.
Salieron de Las Tres Escobas y, a pesar del frío, pasearon un rato por el pueblo. Los otros alumnos les miraban y murmuraban e imcluso algunos, exponiendose a recibir una de sus miradas de desaprobación, les señalaban.
Según pasaba el tiempo Draco parecía ir calmándose y olvidando lo que pudiese haber ocurrido en Las Tres Escobas.
-¿Quién era el chico de antes? -preguntó Draco cuando volvían a Hogwarts.
-¿Quién? -dijo Astoria.
-Antes, en Las Tres Escobas -aclaró-, te he visto hablando con un chico, ¿quién era?
-Ah -dijo Astoria cayendo en la cuenta-. Un Ravenclaw que quiere conocerme. -Draco frunció el ceño.
-Entiendo... Y, ¿tú quieres conocerle? -preguntó.
-¿Celoso, Malfoy? -a Astoria se le escapó una suave carcajada- No sé, no creo -respondió y Draco sonrió para sus adentros-. Parece un poco pesado. -explicó.
-Bueno, los slytherins somos mucho mejores. -concluyó Draco.
Llegaron al castillo y se quedaron paseando por los jardines hasta que oscureció.
-Será mejor que volvamos a la Sala Común -apuntó Astoria algo apenada-. Queda poco para cenar y nuestros amigos deben estar preguntándose dónde estamos.
-Cierto -respondió Draco sombrío-. Ya hace bastante que debieron volver todos. -dijo antes de soltar una risa silenciosa.
Caminando muy cerca para dejar que sus manos se rozasen ocasionalmente, regresaron a la Sala Común. Justo antes de entrar a la estancia Draco miró a Astoria a los ojos y dijo:
-Me alegro de haber pasado el día contigo.
-Igualmente. -respondió Astoria con una sonrisa tímida.
Se miraron por unos instantes y Astoria susurró la contraseña para entrar.
La Sala Común estaba casi vacía. Los únicos que estaban allí, sentados en uno de los sofás, eran Daphne, Taylor, Jack y Theo. Parecían algo preocupados y, cuando escucharon que alguien entrba, se giraron bruscamente.
-¡Astoria! -gritó Taylor.
-¡Astoria Rosalie Greengrass! -Daphne, al borde del llanto, se levantó y fue hacia su hermana pequeña para abrazarla- ¡Me has dado un susto de muerte! -Astoria, mirando a sus amigos confusa, la abrazó también.
-¿Qué ha pasado? -preguntó Draco frunciendo el ceño.
-Una alumna ha sido atacada y la han llevado a San Mungo -explicó Theo, haciendo palidecer a Draco-. No sabíamos quién había sido ni de qué casa y, como hemos preguntado y nadie había visto a Tori, pensábamos que podía haber sido a ella a la que habían maldecido...
-Menos mal que no has sido tú... -dijo Daphne, sosteniendo la mano de su hermana.
-Tranquilos, a Astoria no le ha pasado nada -dijo Draco cortante-. Yo me tengo que ir ya, luego nos vemos. -añadió dirigiéndose a la puerta, aún pálido.
-¡Malfoy! -Daphne se giró para mirarle- Tú y yo ya hablaremos... -dijo amenazante.
Draco sacudió la cabeza antes de salir. Aquella noche Daphne no se separó de su hermana hasta que se acostó. Puede que a veces no la aguantase, pero no sabía qué haría sin ella; por eso de había preocupado tanto.
Tan pronto como Daphne se fue a su dormitorio, los amigos de Astoria reclamaron que les contase, con pelos y señales, cómo había sido el día.
-Le gustas -concluyó Theo levantándose para irse a su dormitorio-. Mucho -añadió mirando a Astoria-. Hasta mañana.
-Buenas noches. -se despidió Jack antes de que ambos se fueran.
Taylor y Astoria también se retiraron. Enfrascadas en una apasionante conversación, se acostaron.
-Como te haga daño le voy a matar. -susurró Taylor antes de quedarse dormida.
Astoria aún permaneció despierta durante un tiempo más. Se quedó pensando en todo lo que había pasado durante aquel día, analizando el día desde su perspectiva. Sin que nadie hiciese ningún comentario que pudiese interrumpir sus pensamientos, cayó presa de las garras de Morfeo.
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La princesa de Slytherin (Draco y Astoria)
FanficÉl era un chico frio, arrogante, orgulloso, y enamorado de si mismo. Ella era igual. Tal vez por ello se eligieron el uno al otro, tal vez por eso se enamoraron. Algunos de los personajes pertenecen a JK Rowling. Otros son míos.