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Día uno

Santorini, Grecia.

Es mi primer día aquí, la llegada fue algo inusual; una carreta jalada por una yegua me trajo a la casa de la señora que me rentaría la habitación durante un mes. Son las 7:00 de la mañana y es un hermoso día para pasarla afuera.

¿Quién diría que me harías tanto daño? Como para irme lo más lejos de ti. Nunca pensé en hacer esto cuando te conocí.

Santorini, aquí nos encontramos por primera vez; ojalá y mi partida te hubiera hecho reflexionar de lo que hiciste mal, de lo que causaste, no solo a mí, sino a las personas a tu alrededor. Aun así me siento culpable por no haberme dado cuenta de que estabas mal y no haber podido hacer algo para que no te mortificaras después.

Tal vez a estas alturas ya tengas una idea de en donde estoy, quiero pensar que vendrás por mí, porque sé que aun en el fondo está el verdadero tú; no me haré ilusiones. Desde que ella apareció, ya no eras tú, el hombre del cual me había enamorado perdidamente.

Me conozco y sé que con tan solo mirarme con aquellos ojos cafés y me pidas perdón, yo te perdonaré; porque con tan solo tomar mi mano ya me tendrás a tus pies y me vuelvo tu esclava; con tan solo susurrarme al oído yo aceptaré cualquier cosa que me pidas. Te amo tanto que me haces daño.

El día era agradable, el sol estaba radiante, las aves no paraban de cantar, las flores pintaban de colores alegres; todo me recordaba a ti. Tú eres mi todo.

A las 6:30 de la tarde salí a dar un paseo, había recorrido casi todo el lugar. No había nada más hermoso que la puesta de sol de Santorini vista desde el muelle donde llegaban los barcos, algo se me hizo extraño, en cuanto vi que venía un yate hacia donde estaba, hasta que vi tus iniciales grabadas en la parte de enfrente de este.

Mi corazón se aceleró, habías venido desde América del norte a Europa solo por mí. Sentí una dolorosa patada en el estómago en cuanto te vi bajar; tu mirada atrapó la mía inmediatamente y te acercaste a paso rápido.

Me pediste disculpas y me comentaste que les pediste perdón a los demás, me dijiste lo mucho que me amas y cuanto me extrañabas, que no me querías perder.

Después de dos largas horas me convenciste de que tratarías de enamorarme otra vez y demostrarme que sigues siendo el mismo. Me abrasaste y susurraste en mi oído el recordatorio de que en ese mismo muelle nos habíamos visto por primera vez.


Flashback

Cinco largas horas tratando de continuar aquel libro de que debía terminar de escribir en un par de meses, decidí dar un paseo en el muelle.

Mi editorial me había pagado un viaje por Europa a las ciudades, playas, o cualquier lugar que yo quisiera para poder inspirarme y seguir escribiendo la secuela de mi primer libro.

Mi primer libro había sido un éxito al ser una historia verídica de lo cruel que podía ser el amor. Era una experiencia propia que ahora estaba impresa en papel y en los corazones de muchas personas. Jared, el hombre que alguna vez amé me había roto el corazón, tanto como para escribir un libro y que muchas personas se hayan identificado con el dolor que logré sentir.

En un pequeño bloqueo salí a dar un paseo a los muelles de esa pequeña ciudad, en ese momento yo ya no me sentía triste, ni mucho menos deprimida, podía sentir una paz incluso una tranquilidad que no me podía ayudar a seguir escribiendo el libro. Temía que la secuela fuera la peor de todas.

Ver aquel paisaje me tranquilizaba más, las aguas claras y cristalinas hacía que mis ojos brillaran al verlas. El aire fresco eres una maravilla para mi piel.

Pero lo que más me embriagaba era esa loción que pronto fue apareciendo, tu voz llamó mi atención haciendo que mi piel sensible por el viento se erizara.

Fue tanta sorpresa mía al poder encontrarme a un hombre tan importante como tú en una ciudad así, quién lo diría.

Fueron por los azares de la vida que tú te acercaste hablar conmigo sobre el clima y lo precioso que era el lugar.

Eras un hombre soltero y coqueto, no perdiste oportunidad para tan solo verme con esos ojos marrones que tanto me matan para invitarme a dar un paseo en tu yate. Acepté. Volví a mi habitación hasta las 12 de la noche, hablamos por horas y el tiempo había desaparecido.

No pude seguir escribiendo porque lo que sentía ya no era odio ni tristeza, habías despertado una alegría dentro de mí que no había sentido en mucho tiempo. Cómo escribir algo trágico cuando mi corazón brincaba al acordarme de ti.

Fin flashback


Dudé en aceptar convivir con tu presencia, ya no sería lo mismo. Antes te miraba y el tiempo se esfumaba, ahora te miro y se siente como una tortura.

Me dejaste en la casa que rente y avisaste que mañana mismo partíamos a nuestro siguiente destino, te despediste de mí con un beso en la frente y me deseaste buenas noches.

Mi corazón decía que , pero mi conciencia decía que no. Mi confusión era demasiada, ¿qué era lo correcto? Solo tú haces que me meta en estos problemas, ¿por qué demonios me enamoraste? ¿A caso no ves que me haces daño pero a la vez tu lo reparas? Eres único, por eso no sé si darte las gracias o despreciarte.

Travesía Europea [one shot]  𝑚.𝑗 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora