Travesía Europea [one shot] 𝑚.𝑗

q u a t t r o

Día cuatro

Florencia, Italia.

Llegamos a Florencia, Italia. Enseguida recordé la vez que nos volvimos a encontrar aquí.

Te encontré en el aeropuerto, había extraviado mi equipaje y tu te ofreciste a llevarme al hotel. Pasamos una tarde increíble ese día.

Descubrí que en realidad si me seguías.

Flashback

Estaba desesperada discutiendo con la señorita del otro lado del escritorio.

— Necesito de favor recuperar mi maleta — decía por milésima vez. Mis papeles estaban regados en el mostrador y la señorita solo miraba el monitor frente a ella sin mucho interés.

— He hecho todo a mi alcance— miró nuevamente al monitor — qué le parece si va de nuevo a dónde recogen el equipaje y revisa si no venía en un vuelo distinto.

Desesperada, tomé mis cosas y comencé a caminar hacía donde me había dicho.

Un vuelo había arruinado mi tarde en esta hermosa ciudad, tres horas más en el aeropuerto eran mi tortura.

Di vueltas y vueltas en cada banda de equipaje, una última acababa de llegar y me aproximé rápidamente a ella.

Y ahí estaba mi maleta. Un alivio llegó a mi y corrí hacia ella.

Bajé la maleta e iba a comenzar a andar cuando una voz conocida me detuvo.

— Que sorpresa volver a encontrarte — aquella voz hizo que mi corazón se acelerara como una locomotora.

Me di la vuelta encontrándome con aquellos ojos marrones y esa sonrisa tan perfecta.

— ¿Acaso me estás siguiendo? — pregunté solo por curiosidad pero sin la intención de que se fuera.

Su compañía era agradable, jamás alguien me había hecho sentir tan querida e importante.

Quería encontrármelo mil veces en cualquier lugar del mundo una y mil veces.

Fin flashback.

Ahora solo quiero irme de su lado. Cada que lo veía a los ojos recordaba su traición. Ya no quería encontrármelo en cualquier lugar del mundo.

Quería desaparecer del mapa y que nadie jamás me encontrara. Ser un tesoro perdido en el triángulo de las bermudas.

Me invitaste a dar un paseo por las calles de Florencia como la última vez.

Todo era hermoso pero no lo podía notar contigo a mi lado.

— Perdóname, mi amor — soltaste de repente parando en medio del puente. Podía verlo a los ojos. No dije nada.

Bajé la mirada y sentí su mano tocar mi mejilla delicadamente y esa corriente eléctrica atravesó mi cuerpo completamente.

No podía perdonarlo así de fácil. Si lo hacía, miles de dudas me recorrían por la mente.

Lo volverá a hacer.

Solo te quiere a su lado por su imagen.

Te sigue mintiendo.

No fuiste lo suficientemente buena para él, qué te hace creer que lo eres ahora.

Me atreví a mirarlo a los ojos y se veían tristes y arrepentidos.

No caigas.

Negué con la cabeza.

— Solo déjame ir, me fui para que pudieras estar con ella — logré decir quitando sus manos de mis mejillas.

Frunció el ceño con la mirada asustada. Comencé a caminar en dirección al hotel aguantándome las lágrimas. No quería que me viera llorar

— Quiero estar contigo — me detuve y escuché sus pasos correr hacia mi — No te quiero dejar ir.

— Eso lo debiste de pensar antes — no pude evitarlo más y mis lágrimas salieron. Negó con la cabeza haciendo que sus rizos chocaran con su frente.

— Por favor, déjame tratar de convencerte que te amo, que te necesito y jamás volvería a hacer eso. Nunca más, no volveré a beber alcohol— me rogaba a punto del llanto. Jamás lo había visto llorar.

Tomaba mi mano acercándola a su pecho y pude sentir los latidos rápidos de su corazón.

— ¿No me crees capaz de hacer cualquier cosa por ti? — desvíe la mirada al suelo, tomó mi barbilla con sus dedos y me hizo mirarlo a los ojos, sus lágrimas estaban a nada de salir — viajé hasta aquí para recuperar al amor de mi vida y no me pienso ir hasta que me perdones y vuelvas conmigo.

Ahora ambos llorábamos.

— Nena, por favor créeme, no puedo vivir sin ti — me abrazó apretándome a su pecho.

No pude resistir y me aferré a él. A su aroma, su esencia. A su corazón latiendo en mi pecho.

Es difícil separarme de mi otra mitad. Es como si ardiera en fuego vivo. Pude sentir que él sentía lo mismo que yo en ese momento.