Capítulo IV

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Narra Bryan

Sentí ira llenar mi cuerpo así que me acerqué e intenté alcanzar el condenado libro por mi cuenta.              <<Oh, no.>> Maldije en mis adentros cuando el libro cayó en mí con violencia y mi espalda chocó con el pecho de Freddy.                             
Me estaba preparando para recibir un golpe cuando sentí unos brazos extraños sostenerme y apartarse rápidamente al ver que mi equilibrio se estabilizó. Tenía unas tremendas ganas de desaparecer.

– Lo siento mucho. – Me lamenté con los ojos cerrados con fuerza, sin embargo recordé lo que Freddy me había gritado esa mañana y volteé a verlo.
Mirarlo era como si un ángel te deslumbrara, pero no cualquier ángel, uno del Inframundo que amenazaba con enterrarte en el abismo. No exagero cuando hablo de sus definidos mechones de cabello caer cual cascada sobre su cara, sus mandíbulas marcadas y me unas leves ojeras debajo de tan intimidante mirada.

–No le digas a nadie. – Se limitó a decirme.

– ¿De qué hablas?

– Lo que has visto hoy en el muelle, lo de ahora. Te evitarás graves problemas si no le cuentas de ello a nadie, ni si quiera al pecoso que nunca se te despega. – Propuso en voz baja. Por cierto, no sabía que tenía una voz tan profunda.
– Eh, sí... Descuida.
– Bien, Mouque. Adiós.– Se alejó del pasillo y una vez más me quedé solo y confundido.

--¿Qué te ha dicho?, ¡¿Te ha amenazado?!-Preguntó con cierta exaltación e impresión.

--Alonso, calma.-Dijo el castaño con cierta voz pasiva.

--¿N-no te ha hecho nada?-Dijo con titubeante voz.

--No, Alonso, todo bien--Hizo una media sonrisa.

En aquel momento que el rizado no me hizo nada, sentí gran alivio, me gustaría que todos los días fuera así, pero se que no pasará, que el me volverá a golpear.

Fin de la narración.

Freddy rescostado con Kath mirando series mientras comían palomitas. El rizado disfrutaba de pasar tiempo con su novia. Espontáneamente la morena deslizó su mano debajo de la camiseta de su novio y acarició su abdomen. Freddy lejos de querer más, se tensó sintiéndose incómodo. Kath por su lado al no obtener respuesta de él, se montó a horcajadas en Freddy mientras depositaba besos húmedos en el cuello de éste. Justo cuando llegó a la mandíbula del rizado, Kath tuvo como respuesta que su novio se girara y la quitara de encima.

– ¿Todo bien, cariño? – Se intrigó la morena por la actitud del chico.

– Sí, disculpa. Tengo que irme. Nos vemos. – Le dió un corto beso en la mejilla a Kath y salió de su recámara.

Mientras caminaba a su departamento pensando en cómo ese niñato ocupaba sus pensamientos.
1.- Era un hombre.
2.- Era un niño.
3.- Era su perfecta presa.

No podían llegar a ser amigos y estaba casi seguro de que Mouque le tenía miedo. Freddy creía que se trataba de productos de su imaginación debido al estrés que sufría por el trabajo. Los Leroy querían que Freddy trabajara exclusivamente para ellos, sería una lástima deshacerse de él si la policía los rastreaba cuando Freddy hacía sus entregas.

Narra Bryan

El castaño se encontraba en su cama pensando en todo aquello que ha pasado.

<Nuestras miradas cruzaron, una conexión sentí, tal vez no haya nunca nada entre nosotros, una sensación de nervios, locura explotaban en mi mente>

Éste decidió salir a tomar una caminata nocturna, le encantaba salir a caminar de noche, no le importaba los delitos, crímenes u asesinatos que podrían ocurrir.

Don't look at me, i'm a freak.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora