Habra cadabra (yuri)

Capitulo 4

Una hermosa mujer de cabellera celeste le tendió gentilmente su mano, un firme y cálido agarre la sujeto, no podía dejar de mirarla y aceptar lo hermosa que era. Una tierna sonrisa cruzo sus labios, el viento movió sus cabellos y por primera vez se percato que estaba en un prado.

—Necesito tu ayuda —Murmuro la mujer sin dejar de sonreír— Tu corazón es joven y puro, necesito a alguien como tú para que cuides a los mios

—Pero yo no... —La chica estaba confundida, pero una caricia en su mejilla de aquella mujer la calmo un poco, era cálida y le generaba una paz que jamás había sentido— No se...

—Pronto lo sabrás, solo has lo que siempre haces y da lo mejor de ti —Lentamente la mujer soltó su mano y frente a ella se desvaneció dejándola sola

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—¡Twiligh! —Grito Pinkie haciendo saltar a la chica en su asiento— ¡Ey! ¿Qué sucede??

—No es nada —La chica tallo sus ojos sorprendida de haberse quedado dormida en la escuela— Solo estoy cansada por los exámenes —Twiligh le sonrió quitándole importancia 

Alzando despreocupadamente los hombros, Rainbow siguió hablando sobre la practica del día anterior y como el equipo estaba trabajando duro para ganarle a los chicos de la Escuela Cristal, pero la concentración de Twiligh no duraba mucho, aún la imagen de aquella mujer era muy real en su cabeza.

Al poco tiempo sonó el timbre y todos se habían acomodado, esperando la llegada de su profesora Zecora, quién al ser una mujer extravagante pero muy puntual no apareció en su hora de clase lo que sorprendió a todo el mundo.

—¡¿Y si hizo un hechizo que la mando a otra dimensión?! —Especulo Pinkie Pie de forma tenebrosa cuando ya llevaba cinco minutos de atraso— O peor ¡¿A nosotros nos mando a otra dimensión y no podremos salir jamás de la escuela?!

—Esa teoría sería horrible considerando que acabo de llegar —Murmuro Applejack colocando su bolso en la mesa con total traquilidad

—¿Por qué llegaste a esta hora? —Pregunto molesta Rainbow cruzando sus brazos sobre su pecho— Siempre molestas diciendo que debemos ser responsables y tu llegas tarde

—¡Ah! Eso —La chica rasco su nuca con incomodidad mientras se sentaba sobre la mesa y miraba a sus amigas— Anoche la abuela fue con Zecora, pero no estaba en casa, solo había un papel que decía "En duelo" así que me levanto más tarde suponiendo que no vendría

—¿En duelo? —Pregunto Pinkie mirando a todos lados— Ahora que lo dices, no están las tres chicas nuevas tampoco

—Bueno, al parecer hay cosas que su "magia" no puede detener —Murmuro Rainbow de forma mordaz, recibiendo un golpe por parte de Applejack— ¡Ey!

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Escondidos, bajo una antigua iglesia, había una gran cantidad de criaturas temerosas, murmurando lo peor y por primera vez Luna no tenía a su hermana para que detuviera todo eso.

Ya no estaba con ella.

Ahogando un suspiro camino con pasos firmes hasta donde yacía el cuerpo sin alas de Celestia, su semblante era tranquilo a pesar de la gran cantidad de sangre que cubría su cuerpo y sus labios formaban una leve sonrisa.

Ahogando una lágrima, siguió su camino hasta el pueblo, lo que quedaba de ellos.

—Mi pueblo —Grito con voz temblorosa, era su primera vez hablando directamente con ellos y solo los recuerdos de como lo hacía su hermana golpeaba su cabeza— Esta lucha a sido dura y quisiera poder decir que valió la pena, pero hasta ahora, solo hemos sufrido los ataques interminables de los cazadores —Tomo una profunda respiración— Nosotras...  —Trago duro el nudo de su garganta pero este no se movia— Yo, no puedo seguir permitiendo esto, no puedo seguir viendo a nuestra gente caer ante esos horribles seres, por lo que es hora de acabar con esto —Tomo otra respiración y reojo miro el cuerpo de su hermana— No les negare a quienes deseen seguir luchando, pero la campaña de defendernos se acaba ahora, no quiero seguir viendo a los mios caer sin vida por una causa que desde siglos no da frutos por falta de equipo, nosotros evitamos matarlos y ellos sin piedad toman la vida de nuestra gente, pero no caeremos en su barbaridades, somos más inteligente que ellos, no somos animales ni seres hecho para matar, estamos aquí para vivir y es hora que lo hagamos —Abrió sus alas y se alzo a lo alto del lugar— Sus cualidades que los distinguen serán bloqueadas para los hombres, así podrán vivir en paz entre ellos y hacer una vida mejor, las necesidades personales de cada uno podrá cubrirlos con Zecora, esto se hará hasta que finalice la caza

—¿Esto esta bien? —Pregunto Rarity mientras observaba como las características de cada uno se hacía menos perceptible

—No es justo —Sunset se cruzo de brazos molesta— Llevamos años intentando ser libres y la única manera es siendo igual a esos moustros

—Puede que no, pero si es la única forma de lograr que se termine toda la muerte hay que obedecer —Zecora ahogo un suspiro mientras miraba a cada una de las chicas— Ella es la nueva reina y hace lo mejor para nosotros

—¿Por qué no podemos matarlos, como ellos hacen con nosotros? —Sunset frunció aún más el ceño— Somos mas fuertes e inteligente, podemos contra sus armas y...

—Y eso nos volvería iguales a ellos Sunset —Interrumpió Luna llegando a su lado— Al ser más fuertes e inteligentes debemos demostrarlo pero no peleando —La mayor ahogo un suspiro agotada tomando el hombro de la menor— Esto acabara y podremos ser nosotros mismos, pero por ahora no podemos

—No es justo —Se quejo la menor entre dientes mientras salia de aquel lugar.

Necesitaba salir, sino explotaría.

—Esta dolida —Murmuro Fluttershy bajando la mirada, estaba dolida por toda la situacion, aún sentía la pérdida de su propia familia— No es una mala persona y no hará nada malo

—Lo sé —Respondió Luna acariciando su cabeza con dulzura— Esto tampoco me gusta pero es lo mejor, creo que nadie podría con perder a alguien más en manos de los cazadores

Al salir de clases Twiligh se dirigió a la biblioteca pero se detuvo al ver a Sunset con un libro entre sus manos. Intento sonreír pero la fría mirada de la chica lo detuvo y tan solo anoto los datos del libro antes de entregarselo y verla marchar en un total silenció.

Algo dentro de ella se apretó, no supo que era, pero podía jurar que sintió el dolor de la otra, en su propio ser.

Algo se había quebrado y por alguna razón su deseo de saber la llevaba en dirección de aquella chica.