8. Luz

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          Después de todo lo que había pasado con Deborah aquel día, hemos intentado hablar con su hermana, pero ella simplemente nos ignoraba, no quería saber nada con respecto a lo que la ataba a su padre.

          Le contamos a Benjamín, y el muy sensible sólo la abrazó y le dijo que contara con él para lo que fuera.

          En fin, luego de tanto drama, ha llegado mi fiesta de dieciocho años, a lo qué Deborah se animó mucho en preparar y de alguna manera, hizo que se despejara un poco de lo que le pasaba.

          Mis sueños con Mateo han regresado, y he sentido como algunas cosas extrañas en mi vida. Empecé a ver a Matteo más minusiosa y detenidamente, ya que algunas situaciones se me hacían bastante similares a él y a mi ángel. Inclusive, tuve la valentía de preguntar (o mi conciencia) si en verdad eran dos personas diferentes o era una ilusión.

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—Mateo... debo hacerte una pregunta... —dije nerviosa-.

—No Cielo, no somos sólo una persona. Pero hay algo que sí te puedo aconsejar... —dijo apoyando una mano en mi hombro-.

—Decime...

—Nunca te separes de él, somos tu luz, Cielo. De a poco lo vas a descubrir... no tengas miedo, yo siempre voy a estar para cuidarte. Te lo prometo. —depositó un beso en mi mejilla-.

{...}

          Me quedé perdida en mis pensamientos, hasta que siento que mi mamá me llama diciendo que baje.

{...}

— ¿Qué pasa mamá?

— ¡Feliz cumpleaños hijita! Sé lo ausente que he sido para ti, pero espero que podamos reconstruir la relación tan linda que teníamos de madre e hija. Sabes... cuidar a tu hermanita no es tan fácil, y que por sobretodo, le cuesta mucho la separación de tu padre y la mía. Te entrego esto... el resto te lo dan tus mejores amigos.

          Abrí el sobre que me había entregado y era nada más ni nada menos que un cheque de una suma de diez mil pesos junto a unas llaves...

— ¿Qué es esto mamá?

—Tu nueva vida. Te amo hija... —me abraza y en eso el timbre de la casa suena-.

—Voy yo...

—Ve, de seguro son Benja y Debi. Y tal vez Matteo... —me guiña el ojo-.

{...}

— ¡Holaaaa! ¿Cómo estás amiga? —dijo Debi y me abrazó-.

—Muy bien...

— ¡Corránse! Siempre metidas en el medio del camino... Buen día a mi bella amiga. Ha llegado el mejor amigo del mundo. —dijo Benja y me alzó dándome vueltas-. Tenemos que irnos... a darte tu regalo. Estamos seguros que te va a gustar; aparte... tienes a alguien que te está esperando allá.

— ¡Vamos entonces!

{...}

          Íbamos en el auto de Benja rumbo al lugar y pude notar que estábamos en el centro de la ciudad de Buenos Aires. Al llegar a un edificio determinado, él paró el auto y decidieron taparme los ojos.

{...}

—Bueno... esperamos que te guste la idea de convivir con  nosotros tres juntos...

— ¿Tres? —dije mientras él me destapaba los ojos-.

—Sí, tres. ¡Feliz cumpleaños Cielo! Esto es para vos... —me entregó un ramo de flores-.

—Gracias Matteo. Y sí, obvio que me va a gustar vivir con ustedes. Pero... están locos. ¿Cómo gastaron tanto?

—Toda la vida tuvimos esa loca idea de vivir los tres juntos, y bueno... ahora también esta mezcla de argentino e italiano que ha aparecido. Nuestros padres han ayudado, no te preocupes. Es para que disfrutemos y podamos estudiar y dedicarnos de los que más nos gusta.

          Abracé fuertemente a los tres, tenía a los mejores amigos del mundo... Recorrí todo el departamento y estaba dividido en dos pisos más una pileta incrustada en la terraza. Un piso sería para nosotras y él otro para ellos. Era hermoso.

          Cuando entré al lugar que sería mi habitación, sobre la cama había una carta gigante que decía.

"Siempre fuiste esa LUZ que nos guiaba cuando algo malo nos pasaba... Ahora es nuestro turno de iluminarte y ayudar a que recuperes esa sonrisa. Te amamos... Debi, Banja y Matteo."

          Sonreí. 

lutheme

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