Nunca tuvimos que coincidir

10. Marcia y Christian

La odiaba, en realidad la odiaba, pero no sabía que hacer.  A fin de cuentas fui yo quien dio pie a esa situación.  Tal vez él esperaba que dijera algo, pero por qué tenia que ser yo, acaso todas sus galanterías y atrevimientos se le habían quedado en la casa?.  Por qué no me saludó como esos actores que corren donde sus damiselas enamoradas y depositó un beso en mi mano y me miró a los ojos y me volvió a besar en los labios  al llegar?  Eso me pasa por leer tanta basura sentimental.  Ahora solamente estaba yo, en mi habitación, mientras Christian y Marcia se besaban en el mismo lugar donde hacía unas noches atrás me había robado un tierno beso, asegurando que el próximo sería menos dulce. 

No quería seguir pensando en ellos, pero cerraba los ojos y los veía otra vez.  Mis ojos no pararon de llenarse de lágrimas en todo el rato que estuve despierta.  Hasta que finalmente me quedé dormida.   Soñando que estaba en una enorme torre de piedra custodiada por un dragón que extrañamente se parecía a Marcia y que no soló me quería mantener encerrada en la torre, si no que su fin era hacer que el Principe Christian no llegara nunca a mi lado y se enamorara de ella.   

Maldita dragona, maldita Marcia con el pelo corto y su voz sexy y sus poleras diminutas que muestran la panza y las pechugas.  

Me desperté y miré mi celular -  Ya eran las 05:00 y tenía un mensaje en mi correo electrónico. 

Te amo princesa 

Destinatario: Principe.x.d.ac

No conocía esa dirección de correo electrónico. 

Sería que el Principe de mi sueño era real y además virtual, no quise pensar en Christian, si no fue Angel quien vino a mi mente.  El y su fanatismo por las computadoras y todo eso de comunicaciones virtuales.  Pero como tendría mi correo? No era muy dificil que digamos simplemente era mi nombre. 

Volví a dormir, ya no volví a soñar con la dragona quita principes.