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El amanecer no era tan bello aquella mañana, el sol no sonreía para Berk aquel día, todo se miraba tan fúnebre, el reino estaba agonizando, eso podía sentirse en el aire, ya no era el mismo reino que Hiccup recordaba con tanto júbilo, con ése primoroso olor a especias y carcajadas al aire. Berk había estado escaseando de recursos hacía unos meses, era notorio, el pueblo se desdibujaba y a eso se debía dar solución.

Hiccup mira su alcoba torpemente, tan finamente arreglada que dolía contemplarla después que a su reino, todo marchaba fatal desde que su padre, el rey Estoico, había perdido un monto de dinero importantísimo para el pueblo hacía unos meses y necesitaba ayuda, el pueblo iba cuesta abajo y su tarea era evitar el impacto. El príncipe se coloca con pesar la dorada y fina corona que iba muy a juego con su castaña cabellera antes de salir de la habitación, su padre no le permitía andar por ahí sin ella, le gustaba que supieran que después de tanto, el reino de Berk tenía poder. Vaya que estaba equivocado.

—Buen día, príncipe Hiccup —saluda un hombre—. Su padre aguarda en el carruaje.

Al bajar del carruaje un barco les esperaba para zarpar rumbo al reino de Mallorca, que sólo estaba a un mar de distancia, los súbditos corrían de un lado a otro con ropajes y uno que otro obsequio para los reyes de junto. El viaje fue tranquilo, en medio de varios libros se fue con prontitud. Al llegar, todo se miraba tan distinto, un glorioso olor a pino y menta fresca inundaba el lugar haciéndolo embriagante, un carruaje les esperaba ya, Hiccup sin duda detestaba todo eso de la realeza, siempre añoró ser una persona sin importancia, poco relevante y normal. No estar lleno de ajetreadas tareas y un futuro frustrante como monarca de un lugar marchito. Sólo quería poder relajarse mirando el cielo, o disfrutar sin pena alguna de algún libro al aire libre, sin ataduras, ordenes, ni nadie a quien confortar.

—Es un reino espléndido, ¿no lo crees, padre? —acotó el castaño con la mirada mansa, era extraño, tenía ojos verdes cual zafiros tan tranquilos y penetrantes, inexpresivos, tan... mordaces.

—Ya lo creo —responde el rey un tanto taciturno—, se parece a Berk cuando estaba en pleno auge. A eso volverá, te lo prometo, Hiccup —prometió antes de volver su mirada al paisaje, el chico se remueve un tanto incómodo en el asiento.

[...]

El castillo de los Reyes de Mallorca no era muy distinto al suyo, quizá solo tenía un jardín mejor cuidado y más gente fuera de éste. El recibimiento fue muy cálido, como si fuesen una gran familia, el rey North sin duda era una de las personas más alegres que podría verse en la vida, quizá ese era el secreto de tan hermoso reino, una sonrisa que reparase cualquier problema.

—Adelante, adelante, hablemos de su reino durante la merienda. Mi hijo llegará de cacería muy pronto, así que podemos ir adelantándonos.

Era casi cómica la forma en la que ese hombre caminaba por los largos pasillos de su hermoso palacio, mientras platicaba con su padre, el joven príncipe solo se limitaba a contemplar a detalle las pinturas que decoraban el palacio, en todas sólo aparecía un muchacho y el rey. El chico era realmente apuesto, sus facciones tan finas y primorosas y sus ojos tan claros y mordaces. Y había un gran enigma en ese retrato, su cabello, tan blanco que podía decirse que era un ser irreal. Una verdadera obra maestra, Hiccup no pudo evitar sentirse estúpido por mirar ese retrato con tanto gozo, siguió su andar lentamente para alcanzar a los reyes antes de escuchar algo que le helaría la sangre por completo.

—Necesito una garantía de que aún después de brindarle apoyo, pagará el precio y haremos alianza, Rey Estoico, no podría hacer trato sin algo que me garantice que...

—Ofrezco la mano de mi único hijo, como muestra de unión de reímos, acéptela, que al hacerlo seremos uno.

Las palabras fueron recibidas como una puñalada al estómago.

Hubo un breve silencio. El corazón de Hiccup latía desembocado, después de ello, aparece con la mirada en alto, como si nada hubiese pasado.

—Acepto, sólo será cuestión de preparar la boda, y que mi hijo, el príncipe Jackson se entere de esto, claro que se llevará a cabo esta unión, sus tierras son buenas, y sus animales de los mejores de la región. Está hecho.

Ambos hombre estrechan manos antes de beber una copa de vino, Hiccup no sabe qué pensar. Pero haría cualquier cosa por el bienestar de su reino.

[...]

La alcoba que le habían brindado al castaño era realmente cómoda, almohadas de seda y decoraciones de oro puro, todo era muy bello, el chico aún miraba por la ventana con un dejo de melancolía, ¿casarse con un príncipe? ¿No sería algo extraño? Claro, ya había pasado alguna vez antes, pero... ¿con alguien que ni siquiera conocía? Parecía tremendamente ilógico.

—Un príncipe vela por el bienestar de su pueblo —dijeron detrás suyo. Hiccup volteó de golpe encontrándose con unos gélidos ojos azules, tan cautivadores y a la vez tan frívolos que impactaban.

—¿Y usted es? —musita Hiccup esperando una presentación civilizada.

El albino ríe con un dejo de sarcasmo.

—Soy el príncipe Jackson —informó con voz ronca mientras se acercaba—, tu futuro esposo. Un placer, cariño.

—Me gustaría decir lo mismo. Pero, ya lo dijo, un príncipe vela por el bienestar de su reino, solo hago esto por el mío, yo no ofrecí mi mano, pero, es mi deber cumplir con el mandato de mi padre. No crea que estoy emocionado de esto, príncipe Jackson, ¿saldría ya de mi alcoba? Estoy exhausto.

—Creo que ya me retiro, pasa una linda noche, nos veremos mañana —el chico guiña un ojo, causándole un gran mareo y yendo por ahí, asqueado.

El príncipe sale de la alcoba, Hiccup bufa, un patán era lo único que le faltaba.

El castaño se desnuda y cambia su ropaje antes de acostarse en la mullida cama, y mira al techo. Un sinfín de pensamientos llegan a su mente, todos respecto al príncipe Jackson y su próxima vida, no deseaba esto para nada, pero, con todos los líos en los que su padre estaba metido, ¿cómo habría de negarse?

Un par de horas más tarde, en medio de la dulce melodía de los grillos, el príncipe sucumbe al sueño. Después de tanto tiempo.

"prince travail." [hijack/frostcup au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora