-No, gracias, Luciano.-rechacé la comida que me habían dado, ya ni ganas de comer tiene uno, pensando en los problemas de todos los días.
Me llamo Cecilia Arabel, mi madre murió cuando yo era pequeña y aún a mis 16 años no lo puedo superar. Mi padre es una persona muy buena y comprensiva pero sus años y su enfermedad no ayudan mucho con mi crianza.
En este momento, estoy sentada en la mesa de mi casa, rechazando cada plato que me sirve un amigo de mi padre; no puedo comer, sabiendo que a la única persona que tengo en este mundo, está en sus últimos alientos.
-¡Vamos! Tienes que comer algo, pequeña.-dijo el castaño, sentándose a mi lado.
-No quiero.
-Vas a enfermar si sigues así.-me advirtió.
-¿Qué sentido tiene? Mi padre ya no estará y si me enfermo, moriré y seré feliz allá arriba y no aquí sola.
-No seas pesimista.-dijo mientras acomodaba un mechón de pelo que caía por mi frente-Eres hermosa y me da mucha tristeza verte mal.
-No puedo estar bien si mi padre está al borde de morir y no sé con quién me quedaré.
-Con alguien que pueda cuidarte muy bien. Eso lo decide la Asistencia Social.
No pudimos seguir hablando, ya que la tos incontrolable de mi padre interrumpió la charla.
-Quédate afuera.-me ordenó, cerrando la puerta de la habitación de mi padre.
Me senté en el suelo a pensar qué iba a ser de mí cuando ya no tuviera a mi papá.
-Lo siento mucho.-dijo saliendo de la habitación y abrazándome.
-¡Dime que no murió!-me levanté y corrí hacia donde estaba mi padre tumbado en su cama.-¡No, papá!-exclamé, agarrando su mano-¡Habla, vamos, no te irás! Dime que te quedarás y que todo estará bien cuando despiertes, si es un sueño.
-No lo es.-dijo Luciano, sosteniendo mi otra mano.
-¡NO!-grité,desbordando en lágrimas.
Todo mi mundo se vino abajo al escuchar esas dos palabras: "Lo siento".
>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>
Desperté entre cajas y polvo por todas partes.
-¿Qué sucede?-pregunté a un hombre que llevaba una caja.
-Empaqueta tus cosas, pequeña.-me dijo, sonriendo tiernamente.
Me desesperé. ¿Empaqueta? ¿A dónde me va a llevar?
Me puse un short y una sudadera, unas zapatillas y cogí mi pelo en una coleta.
Salí del pasillo y se llevaban absolutamente todo. ¿Qué ocurría aquí?
-Ven-medijo una mujer de pelo oscuro.-Soy Araceli y seré quién te llevará con alguien que cuide de ti.
-¡No!-dije apartándome de su lado-Yo me quedaré aquí en mi casa.
-Cariño, debes estar a cargo de un mayor.-me advirtió-Sólo coge tus cosas.
¡Bien! No le haría un escándalo a la vieja, pero ya tenía decidido que a mis 18 años me iría de la casa donde estuviera viviendo.
Con dos maletas en mis manos, salí a donde la mujer cogió mis cosas. Anduvimos cerca de 30 minutos y nos detuvimos en un gran salón, pintado con gris por el lado de afuera.
-¿Qué es este lugar?-pregunté mientras ella bajaba mis maletas.
-Sólo ven conmigo y trae tus cosas.
¡Perfecto! No sólo soy huérfana, sino que también estoy con una extraña y me iré a vivir con otros extraños.
Entramos y me hizo subir a una habitación.
-Es ella-le anunció a dos hombres y a una mujer que se encontraban allí.
-Hola-saludé con gracia y uno de los hombres tomó mi mano y depositó un beso en ella.
-Hola, pequeña.-me dijo la mujer desde un sillón.
-Hola-saludó sin siquiera mirarme el otro hombre al lado de la mujer.
-Deja tus cosas aquí.-señaló un rincón-Y ponte algo de ropa presentable, luego baja.
Salieron todos de la habitación, dejándome completamente sola.
Abrí mi maleta y saqué unos vaqueros y una blusa negra, unas sandalias y solté mi pelo. No sé qué pasa aquí que debo estar "presentable".
Cerré mi maleta nuevamente y bajé.
Me encontré con mucha gente sentada en sillas blancas de plástico y un hombre al frente hablando.
-¡Oh, aquí estás!-dijo Araceli, tomándome del brazo.
Me llevó atrás de una cortina y me dijo que cuando llamaran mi nombre, debería salir a donde el hombre hablaba.
-Cecilia.-Nombraron finalmente y me levanté para ir hacia allí.
Me sentaron en una silla, enfrente y me miraron todos; me sentía intimidada.
-¡100 dólares!-dijo una mujer del fondo.
¿Me están subastando? ¡Oh, por Dios! Pensé que me adoptarían, no que me subastarían.
-¿Qué?-dijefuertemente y dos hombres de seguridad se colocaron a mis costados.
Ya no tendría escape alguno.
-¡$300!-dijo uno más al costado.
-¡$350!
¿Qué? ¿Tan poco valgo? Pensé.
-¡$500!
¡$800!-nombró una mujer más atrás.
Ya iban por $1000 y no sé cuándo acabaría.
-¡$3000!-se levantó un chico de unos 20 años y alzó la mano.
Se quedó todo en silencio.
-¿Nadie más?-preguntó el hombre del frente.- ¡VENDIDA!
Ok, ahora sí se venía lo peor.
La gente comenzó a retirarse y rogaba por que el chico no apareciera.
-¡Hey, espera!-me dijo de mal modo cuando empecé a caminar para irme de ahí.-Tú te vienes conmigo.
Sólo me hicieron buscar mis maletas y subirme al coche con el hombre.
-Bien-dijo,encendiendo el motor.-Nos vamos.
Me quedé callada todo el camino, no tenía intenciones de hablar con éste tipo.
-¿Cómo te llamas?
¡Por fin dijo algo!
-Cecilia.¿Y tú?
-Daniel...-dijo sin despegar los ojos del camino.-Daniel Farrel.
ESTÁS LEYENDO
La bella y la bestia [Adaptada]
RomanceLa persona más fría del mundo, ¿puede ser la que más ama? Sí, pero lo paga contigo. Tú eres la presa de su mal genio, de sus costumbres, y de sus reglas. Tú le perteneces y no puedes hacer nada para cambiarlo.