27. Pánico

61 9 3
                                    

Mi mente no estaba del todo puesta en el trabajo, el ochenta por ciento de mis pensamientos se dedicaron a la conversación que tuve aquella mañana con Hak Yeon. Por un lado estaba feliz, ya que encontraron a la persona que había enviado las fotos de Leo y Ravi a los medios de comunicación. Me comentó que unos de los que fueron a grabar la VIXX TV durante su cumpleaños, era un chico nuevo. De alguna manera escondió una cámara en la habitación y de esta manera consiguió las fotos.

Por otro lado había algo que me inquietaba, ya que ese día yo también estaba y lo más probable era que hubiera más fotos de aquella noche. Hak Yeon me dijo que no debía preocuparme. El muchacho entregó la cámara con la que lo hizo y aseguraron que todo estaba borrado.

Pasaron los días y con ellos las habladurías de los chicos. El regreso de la sub unidad tuvo más éxito de lo esperado, la nueva canción era un cúmulo de sentimientos y sensaciones que ambos plasmaron en música y relataban de manera indirecta lo que vivieron juntos. Solo ellos sabían el significado de sus letras.

A pesar de todo era agradable verlos sonreír ante las cámaras, y en las entrevistas se mostraban de lo más naturales. Pero lo que nadie sabía era que, después de sus apariciones en público, cada uno tomaba su camino, Won Sik volvía a su estudio y Taek Woon practicaba su baile en las salas habilitadas que tenían disponibles en el mismo edificio de su apartamento. Yo sabía todo esto gracias a Hak Yeon, que estaba mucho más preocupado que yo, al igual que el resto de sus compañeros.

Faltaban dos días para la fiesta organizada por la MTV y aquella tarde Ángela y yo nos fuimos de compras. Recorrimos todo un centro comercial en busca del vestido perfecto, sin éxito. Lo que ambas esperábamos, la tarde típica de chicas, se transformó en una auténtica locura. Ninguna de las dos tenía la figura delgada de las actrices de los doramas, ni de, al parecer, del resto de la población y encontrar cualquier prenda de ropa de nuestra talla era tarea prácticamente imposible.

Sinceramente, nunca he sido una persona preocupada por mi físico. Comer era uno de mis mayores placeres, y no iba a evitarlo por verme delgada. Aunque últimamente pensaba más en vestir bien y arreglarme más de lo habitual, Hak Yeon me repetía constantemente que estaba preciosa con todo lo que me ponía, pero cada vez que teníamos la oportunidad de encontrarnos, no podía evitar cambiarme varias veces de ropa antes de salir de casa.

Perdimos toda esperanza de encontrar algo decente para la fiesta, hasta que una llamada nos iluminó el camino. Yang Mi nos recomendó una tienda en la que hacían vestidos a medida y además estaban muy bien de precio. No tardamos nada en llegar, el lugar estaba bastante cerca de nuestro apartamento.

Aquellos trajes eran espectaculares, nos recordaron a los vestuarios de las actrices de Hollywood durante la alfombra roja. Ángela encontró un vestido azul marino que hacía un contraste muy bonito con su piel morena. Yo en cambio me decanté por uno color negro mucho más sencillo que el de ella. Salimos de la tienda plenamente satisfechas, no esperábamos que ese mismo día nos los adaptaran para que nos los pudiéramos llevar a casa al momento. En cuanto llegué me lo probé de nuevo para convencerme de que había sido una buena elección.

Me miré en el espejo, aquella prenda se ajustaba perfectamente a mí. Me recogí el pelo de varias maneras para ver cuál quedaría mejor, en ese momento el sonido de la video llamada me sobresaltó. Corrí hacía el portátil, hacía días que no hablaba con Gina y tenía muchas cosas que contarle.

- ¡Vaya, estás increíble! – Dijo nada más verme.

- ¿Tú crees?

- Cariño, en cuanto te vea tu amorcito no tardará en querer quitártelo a mordiscos. – Enrojecí de inmediato. - ¿A qué se debe ese vestuario?

Mi pequeña cómpliceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora