Capítulo 7: El recuerdo de Tristeza

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Junsu frente al hombre a sus ojos no dudo en notar su parecido con su príncipe Las mismas voz, la misma expresión en su rostro. Park Yoochun era idéntico a su príncipe.

-Espera. ¿Quién eres?
-No es bueno que lo sepa.
-Debes ser una hija de Venus o una ninfa perdida. No. Tu belleza es la de Afrodita.
-Ninguna mi señor. Soy un hombre.
-En mi corta vida no he visto criatura más bella que se pueda comparar contigo. Incluso no temo estar muerto y tener frente a mis ojos un ángel.
-Joven príncipe si quiere seguir con vida. Déjeme ir en silencio.
-¡Oh! Que calamidad será dejarte ir. Entonces prefiero la muerte.
-Quince años es una edad muy corta para morir mi señor.
-Corta, pero suficiente para amar.
-¿Amar? Usted es aun un niño, no use esas palabras a la ligera.
-Las usare porque me he enamorado y la persona que amo esta frente a mis ojos.
-No me gusta el amor.
-¡No te vayas! ¿Qué hago con este interminable sentimiento?
-Soy un demonio y usted el príncipe de los cazadores. Nunca debimos conocernos. Olvídame.

Junsu parpadeo un par de veces antes de salir de sus recuerdos. «No debimos habernos conocido. Aunque en ese entonces no sabíamos que nos dolería»

-Veo que tiene mala memoria, soy su superior - le dijo a Yoochun con voz fuerte - Hable con más respeto. Si no tiene nada más que decir...
-Me disculpo, no quise sonar grosero - hizo una reverencia y Junsu se fue antes de seguir hablando pues los recuerdos venían a él cada vez que veía a Park Yoochun.

Una enfermera entró para que Yoochun firmara unos papeles y como si buscara a alguien miró por los alrededores de la habitación.

-¿Buscas a alguien? - le preguntó y la joven enfermera hizo un puchero.
- Al doctor Kim.
- Se fue hace un buen rato - dijo Yoochun firmando los papeles que indicaban que se podía ir.

-Sabes -ella dijo con una sonrisa - Él fue quien te encontró y se quedo cuidándote. No hay duda que es una buena persona. Siendo el director del hospital no debería...
-¡Pero es muy joven para ese puesto!
-Lo sé, pero no solo es joven es muy, muy guapo...

Al escuchar hablar a la enfermera de la belleza de Junsu, un pinchazo llegó a su corazón. Él no tenía dudas, algo le atraía de ese médico.

...

Jaejoong sonrió al estar frente al lugar que de niño llamo hogar. Observó a un grupo de niños jugando entre ellos, corriendo de un lado a otro. Le era tan familiar esa escena y no pudo evitar sonreír. Uno de los niños más pequeños cayó y Jaejoong lo ayudó a levantarse.

-No llores - Jaejoong limpio las lágrimas del pequeño con delicadeza y luego le sonrió para calmarlo - No te hiciste daño.

El niño asintió alegre volviendo a jugar con sus amigos.

-Jaejoong, mi niño - habló una mujer mayor que Jaejoong reconoció.
-La extrañe - corrió a abrazarla.
-¿Qué pasa mi niño? - le dijo ella acariciándole el rostro pues Jaejoong estaba llorando.
-No lo sé, últimamente lloro por todo.

La mujer cogió la mano de Jaejoong para caminar por el lugar. Ella también había extrañado mucho a Jaejoong.

-Me alegra que vengas a visitarnos. Este mes adoptaron a más niños y la casa se siente un poco vacía.

Jaejoong no pudo evitar sentir nostalgia al ver el jardín y la casa donde creció. Desde que nació había perdido a sus padres. La señora SungRyung era la directora del Orfanato Santa María. Una mujer hermosa como un ángel a pesar de que estar envejeciendo. Ella, junto a las monjitas, cuidaba niños en situación de calle esperando que los adoptaran buenas familias.

Amante demoníacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora