Capítulo 2.

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A la mañana siguiente despierto a la misma hora de siempre,  solo que esta vez no escuché el sonido de la alarma. Busco con la mirada mi celular, hasta que lo encuentro, lo tomo en manos y está apagado, sin carga. Bufo mientras me levanto y lo conecto a cargar.

Es extraño que yo despierte a la hora exacta sin haber escuchado la alarma.

Me preparo para irme y al terminar, escucho gritos provenientes del cuarto de mis padres. No me sorprende que estén discutiendo, pero si me sorprende escucharla llorar, y que son las seis de la mañana y ya están en discusiones.  

No entiendo porque lo hago, pero toco su puerta. Siempre que voy a buscar plata para ir a clases, los llamo o le digo a mi madre para ni siquiera dirigirle la palabra o darle una mirada a mi padre. No lo odio, pero si le guardo rencor, porque es un estúpido alcohólico que solo piensa en si mismo, que  trabaja y el dinero que gana, se lo bebe y se pasa los días viviendo de la costilla de mi madre. Todavía es la hora en la que el no culmina sus estudios universitarios, estoy segura que terminaré los mios y el continuará en los suyos.

Mi familia paternal tiene un taller de ebanistería, donde mi padre es uno de los trabajadores. Admito que el tiene mucho talento en lo que hace, pero, que lástima que no sepa aprovecharlo y se pase su miserable vida ebrio y descargando sus enojos con su esposa e hijos.

-Mejor me voy- digo en voz baja. En realidad me quedó dinero del día de ayer y eso me basta para ir y volver. La embajada estudiantil está a 5 cuadras de mi casa y no tengo ganas de molestar a ese hombre que se hace llamar "papá". Decido irme caminando, aún me quedaba tiempo, son las 6:25 a.m y el autobús sale a las 7:00 a.m.
Salgo de casa y me pongo en marcha.

***

El día pasó rápido y ya me encontraba devuelta a casa, hoy no tenía clases con Marlin ni Frank, pero si con Jessica, me pasé el día con ella y quedamos en juntarnos los 4 en su casa, ella le avisaría a los demás.

Faltando tres cuadras para llegar a mi destino, veo al Dios griego que me tiene loca: Rafael, se ve tan sexy. Dios nash, controla tus hormonas. *Me dice mi subconsciente*.

Lleva un pantalón negro de tela, una camisa blanca, una corbata roja y unos zapatos negros. Se me hace imposible apartar la mirada de tan hermoso rostro, sus carnosos labios rosados, su nariz fina, esos ojos marrones y sus largas pestañas; las envidio, quisiera yo tener pestañas  así. Y ni hablar de su piel blanca y ese  divino cuerpo, oh Dios!

Voy tan perdida en mis pensamientos, que ni cuenta me doy cuando tropiezo y caigo.-que estúpida- pensé.
Casi me da un infarto cuando veo que se acerca a mi.

- ¿Estás bien?- me pregunta con cara de preocupación.

Cuando reacciono, entonces hablo.
-eh, s-si, estoy bien- tartamudeo.

-Ten mas cuidado- me dice esbozando una sonrisa mostrándome sus hoyuelos.

Joder, es tan perfecto.

-C-claro- respondo- gracias- continúo diciendo.

-Descuida-contesta- bueno, me tengo que ir, cuidate...-hace una pausa- Nashla, ¿cierto?- cuestiona y yo asiento.

-Tu igual- contesto, y lo veo como se va y como poco a poco voy soltando todo el aire, que estaba conteniendo. Soy tan ridícula, en verdad deberían darme un premio por ser la mas ridícula del planeta, me golpeo mentalmente.

Sigo mi trayecto a casa y al llegar, me tenso. Todo está en silencio.
-Mamá, ya llegué- digo y no recibo respuestas.

Me dirijo al cuarto de mi hermano. Si, tengo un hermano-demonio de 12 años, es insoportable pero lo amo. Cuando entro, lo veo recostado en su cama jugando con su celular.

- ¿Dónde está mamá?-  Cuestiono.
Él me mira por un instante y luego vuelve su vista al celular, no contesta. -Estoy hablando contigo, idiota.- le digo.

-No lo sé, cuando llegue del colegio, la encontré llorando encerrada en el baño, y papá estaba tocándole la puerta diciéndole que salga, y ella no abría- me miró- papá se desesperó y rompió la puerta de una patada y yo corrí a mi cuarto y no sé que más pasó, cuando salí, ya no estaban- concluyó.

Sentí como la sangre me hervía y mis músculos se tensaban, tenía unas ganas de llorar y romper todo. Solo de imaginarme tremendo espectáculo.
Salí de su cuarto de un portazo y me trasladé al mío, dejé mis cosas allá. Cuando salí, fui directo al baño y al entrar vi el desastre. La puerta estaba rota y el espejo hecho añicos esparcido por todo el lugar, mi mente se nubló y le di un golpe a la pared, mientras las lágrimas se deslizaban por mis mejillas, tan solo de pensar que había ocurrido,  me hacia sacar la peor parte de mi, esa que todo aquel que me conoce, termina odiando.

Un par de toques en la puerta principal me sacaron de mis pensamientos, fui a ver de quien se trataba y al abrir me encontré con Karla, mi prima.

-Nashla, por fin llegaste!- exclamó y me abrazó. La aparté lentamente.

-¿ Y mi madre?- pregunté. Supuse que ella podría darme alguna información de lo ocurrido, puesto a que nuestras madres eran muy unidas y siempre acuden la una a la otra en cuanto a problemas se refiere para desahogarse y esas mierdas que hacen los adultos.

-Ella está bien- me dice- está en mi casa con mi madre-continuó diciendo. Y yo me calmé un poco.

- ¿Sabes qué demonios pasó aquí?- cuestiono.

-S-si, bueno, no sé si debería decirte-responde.

¿Qué diablos? -Claro que tienes que decirme, maldición.- Grito.

-vale, si, pero tienes que calmarte- emite.

-Habla- respondo exasperada.

-Bueno Nash, lo que pasó fue que tu madre intentó quitarse la vida.- dijo bajando la cabeza.

Y eso fue todo lo que necesité para explotar, la rabia y el temor me invadió completamente y las lágrimas empezaron a salir, otra vez...




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Hola amores.

ESPERO QUE LEAN ESTO.

Soy nueva aquí,  de verdad quisiera que me den una opinión de que les ha parecido hasta ahora. Decidí hacerlo porque varias personas me han motivado y les agradecería que me den su opinión. 

Gracias, besos.

Desaster.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora