1. Entrenamiento.

605 28 3
                                    

—Empieza... ¡Ahora!

Tomé mi pistola de arpón y le tiré al gigante muro.
Cuando se enganchó bien presioné el pequeño botón haciendo que este me empujara hacía arriba y apoyé mis piernas en el muro una vez ya arriba, bajé de un salto cayendo en el suelo y dando un giro en este para que no doliera él impacto.

—¡1 minuto!

Solté la pistola de arpón y pasé por el largo, pequeño y delgado pasillo de metal que colgaba en el aire mientras se balanceaban para un lado y para otro unos tubos gigantes de goma simulando los duros y reales tubos de madera o metal y pasé con agilidad sin problema.

—¡48, 47, 46!

Rayos láser salieron en un tono color rojo brillante.
Pasé con extremo cuidado intentando no tocar los lásers ya que si los toco probablemente sonaría una estruendosa alarma y me bajen puntos.

Una maniobra hacia atrás, un salto hacia adelante en flecha y extremo cuidado fueron suficientes para cruzar aquellos lásers.

—¡39, 38, 37, 36!

Dos muros de aproximadamente 3 metros se presentaron de nuevo, pero ahora a mis costados.
Salté lo mas alto que pude y puse mi pierna en un muro y me impulsé y rápidamente puse la otra en el muro del lado contrario.

Pié izquierdo en el muro izquierdo, pié derecho en el muro derecho.
Y así sucesivamente hasta llegar al final de los muros.
Cuando llegué al fin de inmediato salté y caí con una pierna doblada y la otra un poco estirada poniendo una mano frente a mí para sostenerme y la otra en el aire, como si estuviera imitando a spiderman. Sonreí divertida.

—¡30, 29, 28!

Corrí, me impulsé y salté para tomar él gran pasamanos que subía y bajaba formando una "m" que pasaba facilmente de 2 en 2.

—¡Vamos, vamos, vamos!

Unas grandes llamas en horizontal se presentaron frente a mí antes de que pudiera poner un pié enfrente.
Caminé hacia atrás y corrí con fuerza, salté lo mas alto que podía para luego saltar sobre las gigantescas llamas.

—¡Rapido, Cara!

Muñecos de goma aparecieron por todos lados y me puse en posición de ataque.
Una patada giratoria hizo caer a él muñeco número 1, otra patada lateral inversa derribó al numero 2. Salté y con ambas piernas golpeé a los muñecos 3 y 4 haciéndolos caer de inmediato.
Pateé al muñeco de atrás con una patada trasera estirando súbitamente mi pierna hacia atrás golpeándolo con él talón.

Muñeco 5, derribado.

Corrí a la siguiente prueba.

Muñecos, ahora de tiro, bajaron del techo en forma inclinada hacia atrás pero logrando ver con facilidad cada una de ellas.
Tomé mi arma de fuego.

Caminé hacia un lugar determinado, me quedé quieta y disparé unas cuantas veces, 35 veces aproximado, todas las balas en el mismo lugar logrando atravesar a todos los muñecos.

Soplé mi arma divertidamente.

—¡Tiempo! 15 segundos, nuevo récord. —sonrió Connor dándome palmaditas en él hombro. Asentí una vez en forma de agradecimiento acompañada con una sonrisa sellada.
Los obstáculos se fueron llendo automáticamente hasta la pared hasta que desaparecieron.

Tomé una toalla y me sequé con esta.

Agradecí a Connor ya que me entrego una botella de agua que la bebí al instante.

—¡AGENTE JHONSON! —gritó una voz a mis espaldas. De inmediato Connor se marchó y volteé a ver quien me llamaba y vi a un hombre uniformado con smoking negro y con las medallas ganadas bien merecidas colgando a lado de su pañuelo color blanco que también colgaba de su bolsillo de el smoking.
A su lado estaba una mujer con un vestido también negro elegante y bien planchado.

—¡Señor, si señor! —lo miré e hice el saludo militar.

—¡Descance! —gritó y baje mi brazo con firmeza y coloqué ambos brazos detrás de mi espalda, viendo a un punto fijo en otra parte.

—Se dice que hubo apariciones de Dominic, señor. —dije firme.

—Afirmativo, agente.

—¿Se puede saber que es lo que han encontrado?

—Hemos investigado algunas cosas sobre las noticias de lo que está pasando con Dominic —la comandante se sentó en su escritorio (el cual estaba en el centro de la agencia junto a otros muchos escritorios) a la vez que tecleaba—. Hace unos días descubrieron a uno de sus hombres robando sustancias químicas a las 2:35 am.
5 días después otros dos hombres robaron dos microscopios a las 4:58 am en el mismo lugar.

—¿Ya ha robado varios elemento de química? —pregunté viendo los comandos que hacia la comandante en su computadora aun con firmeza, detrás de ella.

—Afirmativo.

—¿Por que robaria cosas tan simples? Digo, es el agente mas peligroso que existe. ¿Por que lo haría? —pregunté con duda.

—No lo sabemos, Agente Jhonson. Pero viniendo de Dominic sabemos que trama algo... —dijo con profundidad.

—¿Saben en donde las robó? —pregunté de nuevo ahora hacia ambos.

—Sólo tenemos imágenes borrosas de esto. —la comandante hizo zoom a un tipo de escudo que se veía en un cacho de pared.

—¿Ya lo formatearon con el programa de la agencia?

—Claro que sí, agente. ¿Cree que somos tontos?

—No señor, perdone señor. —me disculpé con firmeza.

—¿Se puede intentar ver de otra manera los escudos, comandante? —preguntó.

—No lo se, señor. Si no pudimos hacerlo con el formato de la agencia... A menos... —me miró y ambas supimos que había una solución.

—Si, es posible, pero es un trabajo duro.

—No tengo mucho tiempo... ¿Cuánto tiempo tardará sin descanso? —preguntó y la comandante se quedó callada, pensando.

—Si habla del comando "z", cálculo aproximadamente 1 día y medio sin descanso, señor. —dije con firmeza.

—¿Está seguro de hacerlo? —preguntó la comandante.

—Si es para atrapar a Payne, haré lo que pueda —dijo con un odio descargado cuando dijo el apellido de Dominic—. Eso es todo, comandante —dijo. La comandante después de hacer el saludo militar se marcho—. Es hora de irse, agente.

—¡Si, señor!. —dije con un tono fuerte.

—No olvide que mañana tiene entrenamiento a las 5 AM y a las 7 AM en punto se dará el comienzo a sus clases.

—¡No, señor!

—Tampoco olvides lavarte los dientes antes de dormir y acostarte temprano. —dijo.

—¡No, señor!

—Se puede retirar. —dijo dándome permiso para irme de una vez por todas.

—No trabajes tan duro, papá. —dije firme casi susurrando para no llamar la atención.

—Permiso negado. —negó guiñandome un ojo y, al igual que yo, susurrando. Hice un saludo militar, el hizo lo mismo y me marché.

¡Cuidado! espía encubierta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora