Prisionero

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¿Uno? ¿Dos? ¿Quizás tres? Ya déjame saber, cuantos labios más besaré, antes de poder borrar de los míos, el recuerdo de tu piel, pues son tus besos mi talón de Aquiles,

aunque recorro otras montañas, otras cuevas, otras llanuras, finjo satisfacción, mientras alusino con tu escultura,

pues soy prisionero de tu pantano, del cual nunca escapo, dime entonces como le hago, para lidiar con este cosquilleo amargo, que se propaga por mis venas, cada vez que de alguien que no seas tu, voy tomado de la mano.

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