Capítulo 6

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Franco parecía no darse cuenta de lo que había hecho. Apenas eran las 2 de la mañana, así que lo llevé a una pieza a que duerma. Durmió media hora, ya que luego me llamó desde la puerta para que vaya, que ya estaba sobrio. Pasé y cerró la puerta. Me senté en la cama y él se acostó a mi lado.
-¿Te di un beso en frente de todos, o lo soñé? -pregunta.
-Lo hiciste. Estabas muy en pedo.- reí. Se tapó la cara con las manos y empezó a repetir "perdón". Le di un beso en la mejilla en señal de que aceptaba sus disculpas y, cuando intenté salir, habían cerrado la puerta desde afuera. Supuse que se había trabado, pero al oír las risas pastosas de mis amigos supe que era a propósito. Y que estaban tan ebrios que no nos iban a abrir. Le comuniqué a Franco el hecho y se empezó a reír. Me acosté junto a él con las manos apoyadas en mi vientre y mirando al techo. Comenzó a acariciarme el labio inferior con su pulgar.
-Hay condones en el placard de Pablo.-dice. Y sí, esta es la casa de Pablo.
-Están todos afuera, boludo.
-¿Y? Trabamos la puerta con la silla por si quieren entrar, además ni se van a acordar si nos escuchan o algo.-me está convenciendo. Me giré hasta quedar de costado en el colchón frente a él. Se apoyó en su codo, y, inclinándose, comenzó a besarme. Yo tenía algo de alcohol en sangre, y era una propuesta tentadora, así que me saqué el short y le desabroché el pantalón. Me hizo levantarme de la cama para agarrar un condón y arrancar el acolchado. Me tumbó y, ubicándose entre mis piernas, me sacó el top y voló su remera.
¿Cómo hace este pibe para calentarme tanto? Dios mío. No soy creyente pero por éste chico me rezo diez oraciones. Nos dio vuelta para quedar abajo y con un simple roce de sus dedos en mi espalda me erizó la piel. Clavé mis uñas en sus hombros y sonrió cerrando los ojos. Yo estaba en ropa interior y Franco con pantalones. Al no poder sacárselo como estábamos, se volvió a parar para sacarse lo que quedaba. Me saqué mi tanga y mi corpiño y le pasé el condón. Volvimos a nuestra antigua posición y comencé a montarlo mientras movía mis caderas. Él gemía y clavaba sus dedos en mi cintura para apretarme más contra él. Me dio vuelta para quedar arriba y, cuando iba a gritar, me tapó la boca mientras se mordía el labio para no gritar. No sabíamos si afuera había alguien. Sacó la mano para besarme y llegué al clímax. Él siguió un poco más. Luego nos vestimos pero me dijo que no me vaya. Le dije que volvería con los chicos pero la puerta seguía cerrada. Así que me quedé. Me tapó con la sábana y se pegó a mí. No debíamos dormirnos ya que en 2 horas teníamos que volver a nuestras respectivas casas. Estábamos por quedarnos dormidos, así que decidí actuar. Me tiré sobre él que creyó que estaba borracha. Le expliqué que no.
-¿Otra vez? Bancame que me fijo si tiene más forros.-dijo. Lo paré. Le dije que no hacía falta.
-Sabri, no tomás ninguna pastilla. No seas boluda.- me contestó. Era cierto. Así que me di vuelta haciéndome la enojada. Se pegó a mi espalda y puso uno de sus brazos en mi cintura y el otro bajo mi cuello. Yo estaba de costado. En eso, me dice:
-No te enojes, beba. Tengo razón, creo.
Sentí su mano bajar y posarse sobre mi monte de Venus, y hacer presión. Pegué mi culo a la bragueta de su pantalón y sentí que desabrochaba el short y lo bajaba. Subí un costado de mi cadera para facilitárselo. Llevé mi mano atrás para desabrochar su botón pero me paró.
-No, no. No voy a hacer eso.- y devolvió mi mano a su lugar. Luego me dijo que suba ambas manos frente mi cara y pasó su brazo por encima para inmovilizármelas. Su otra mano hacía circulitos en mi monte mientras bajaba. Hasta que su mano se metió bajo mi tanga y comenzó a jugar en la zona de mi clítoris y mi vagina. Empecé a mover mi culo para apoyarme en su entrepierna, que comenzaba a endurecerse con mi estimulación. Cuando estuve más húmeda, dos de sus dedos comenzaron un baile en mi interior. Con la otra mano me tapó la boca para que no gima tan fuerte. Estuvo así un rato hasta que acabé. Nos limpió con unos pañuelos y decidí sacarme el short del todo. Él se sacó su remera debido al calor. Luego, una idea pasó por mi cabeza.
-¿Cuándo voy a ir a tu casa?-pregunté.
-No sé, espero que nunca.
-¿Por qué?
-Por que está mi mamá, y ella odia a todos.
-¿Y si el lunes, en vez de venir a mi casa, vamos Nati y yo a la tuya?- me di vuelta para verlo. Estaba pensándolo. Asintió y vimos la hora. Ya teníamos que irnos. Esa semana no fui a su casa. La próxima tampoco. Siempre venía él. Cuando comenzaron las vacaciones de invierno, accedió a que vayamos porque su mamá salía con amigas. Su papá no era un problema porque siempre trabajaba. Me puse un conjunto sexy bajo la ropa. Nuestras hermanas se irían rápido ya que querían ir al cine. Como hacía tanto no podíamos, tuvimos sexo. El problema fue que en pleno acto, haciendo "el perrito", se abrió la puerta del cuarto y apareció la madre de Franco. Trató de taparnos rápido pero la mujer ya había empezado con las cosas de "Dios mío, pecadores" y eso.
-¡Franco Ramírez!-gritó-¡Salí de acá y me explicás qué es esto!
Antes de salir, se puso un boxer y unos pantalones de pijama y me dijo que me vista pero que no me vaya y me quede ahí. Luego escuché toda la discusión.
-¿Quién es esa putita amiga tuya?-gritó la madre.
¿Putita? Ya le voy a dejar las cosas claras a esa vieja.
-¡No es puta! Y callate que está acá al lado.
-Que me escuche así deja de molestarte. Seguro te obligó.
"¿Quéeee?" pensé.
-Vieja, dejate de joder. Mirá cómo estás gritando.
-¡Cómo no querés que grite! ¡Mi hijito tuvo relaciones sexuales antes de casarse!
"Uf, ni le cuento, señora."
-Tengo dieciséis, ¿no puedo hacer lo que yo quiera?
-Hacer...eso, no. Además, ¿como vas a perder tu virginidad a los dieciséis? Creí que eras virgen, o que por lo menos la preservarías hasta el matrimonio.
Reí para mis adentros. ¿Franco virgen? Ni en una dimensión paralela.
Escuché la risa de él.
-¿De qué te reís?-pregunta la otra.
-Ma, me estás diciendo que creíste que era virgen.
-Se supone que lo eras.
Abrió la puerta y antes de cerrarla le dijo:
-Para que sepas, desde los catorce cojo.- la mujer se puso histérica.
-¡Te vas a ir al infierno! ¡Vos y esta zorrita!- y, dirigiéndose a mí, grita-¡Andate!¡Dejá a mi hijo en paz! ¡Pedazo de puta!
Furiosa, salté de la cama y me dirigí a la mujer.
-Mire, señora, la próxima vez que me insulte me va a conocer y le juro que ese florero lindo termina en...- no terminé mi amenaza que Franco me tiró para adentro y se vistió rápido para salir.corriendo por el pasillo y su madre gritándome insultos.
Fuimos a una cafetería cerca de mi casa y recién eran las 3 de la tarde. Nos metimos en el cálido local.
-Perdón, pensé que mi vieja iba a tardar mucho más.- dijo.
-No pasa nadaa, pero te juro que casi le estampo el florero en la cabeza. Perdoname vos a mí.
-Yo también lo hubiese hecho. Colgué en contarte que es lo más religiosa que hay.
Sonó su celular anunciando una llamada y la atiende.
-¿Hola? Ah, hola. ¿Sigue enojada? Uy. Nada grave, tranqui. Bueno, para ella sí es grave. Digamos que me encontró con una amiga. -ríe- Sí, pa. Jugábamos a las cartas. ¿Que te pensas? No le iba a decir a mi vieja que cogí. Pa, sigo con ella acá. La traje a tomar algo después de lo que pasó. ¿Si la puteó? ¿Qué te parece? ¿Con ella? Bueno.- me tendió el celular.-Es mi papá, quiere hablar con vos.
¿Conmigo? Uy. Agarré el celular con desconfianza y saludé al aparato.
-Holaa, ¿vos sos la amiga de Fran?-se escucha del otro lado.
-Supongo.
Oigo reír al hombre.
-Mirá, perdoname lo que pasó con mi mujer. La próxima que quieras venir, avisale a Fran que la saco a la otra. Perdón, en serio.
-No pasa nada, señor.
-Decime Julián. Señor me suena a viejo de mierda.
Rio y me despido. Le paso el celular a Franco. Luego de cruzar unas palabras, cuelga.
Yo estaba pensativa.
-¿Qué pasó?- pregunta Franco.
-Nada, nada, me había parecido raro cómo hablaba de tu mamá.
-Ah, no, es normal. No la quiere pero mi mamá no acepta el divorcio y eso.
-¡¿Qué?!
-Sí, hasta tiene una amante. Pero mi mamá prefiere estar casada siendo cornuda antes que separarse.
Ah, pero ésta si es más boluda no nace.
Ese día, luego de una tarde hermosa, excepto lo de su mamá, decidimos ir a bailar a un boliche con amigos. Ya en el lugar, estaban Mari y Matías. ¡Qué raro!
Luego de un rato, fui con Vale al baño.
-¿Yyy?¿Qué pasó con Fran?-pregunta.
Abrí los ojos como platos.
-¿Por qué?
-Porque le dijo a Pablo que le re gustás. Y a Pablo ni a palos le miente. Pero que no sabe qué mierda decirte para que le creas y estés con él.
Justo entró Mari, y Vale me alejó para la pista. Franco estaba más borracho que sobrio. Bailando y cantando, empiezo a mirar alrededor y lo veo. Marisa y Franco. Besándose. Vale miró siguiendo la dirección de mis ojos y fue a su encuentro. Desde mi lugar, vi que los separaba tirándola de los pelos a Marisa. Luego un cachetazo. Me acerqué y Vale le gritaba:
-¡Hija de puta!¡Te querías agarrar a su ex y te viniste a comer al mejor amigo!¡Conchuda!
Marisa no se defendía, sólo reía. Vale le pegó una piña en el pómulo y me metí a separarlas, y terminé pegándole con el puño yo también. Vale me corrió para comenzar una pelea brutal en la que ganaba Vale, y por mucho. Franco miraba espantando. Luego me miró a mí. Medio tambaleándose, trató de venir a mi lugar, pero me moví rápido entre la multitud con los ojos llenos de lágrimas. Echaron a Marisa y Vale del boliche, y las seguimos a la calle. Franco intentó darme su campera, ya que yo estaba cagada de frío, pero se a rechacé de mala forma. Vale me dijo que escuche su versión y que ya estaba sobrio y se acordaba de todo. Pero, entre sollozos, le dije que no quería escuchar nada de Franco.
Ella comprendió y me llevó rápido a mi casa para que nadie más me vea llorar.
Durante tres días, Franco no paró de llamarme y mensajearme para que lo escuche y que podamos hablar. Pero yo, simplemente, no podía. Las imágenes de él con Marisa, que era mi amiga, volvían a mi como cachetadas de loco. Hasta una vez se presentó en mi casa pero lo eché. Desde ahí, desde ese tercer día, no me llamó ni mensajeó más. La ese viernes decidí irme a la casa de mi madre aquí. Hice mi bolso, le dejé una nota a mi papá y me fui. Me recibió y le conté todo.
Dijo que tenía que hablar con él. Que iba a descuartizar a la mamá si me volvía a insultar y me preguntó cómo estaba mi papá.
-Bien, pero la novia es una pelotuda.-contesté.
Los ojos de mi mamá se pusieron vidriosos.
-¿Se...se llama...Marina?- preguntó.
Asentí con cara de confusión y mi madre se paró de un salto y comenzó a llorar y a putear mientras sacaba una caja de cigarrillos.
-Esa hija de puta, le tiraba los perros a tu papá desde que nos casamos. Por eso se vino acá. Hija de puta. Hija de puta.- susurraba mientras fumaba.
-Y Franco, y Marisa, y...- no pude seguir. Se me llenaron los ojos de lágrimas y mi mamá me dio un cigarrillo. Lo encendí y comencé a fumarlo. Mi celular anunció una llamada de mi papá. Mi madre, que estaba medio borracha luego de tomar para combatir el llanto, me dijo que atienda y lo ponga en altavoz.
-Hija, ¿dónde estás?- preguntó mi padre desde el teléfono. Mi madre sacó el altavoz y agarrando el celular, comenzó la discusión.
-Está conmigo, Héctor. ¿Yo hija de puta? Los hijos de puta son vos y tu mujercita, que es la misma que te tiraba onda cuando nos casamos. Y tu hija estuvo mal casi todo el año y no dijiste nada. Así que me bajás el tono o me la llevo a la mierda a ella y a Nati. Porque para que no les des bola a mis hijas me las llevo yo. ¿Que por qué no me las llevo? Será que ya tienen amigos acá y no quiero hacer la boludez que hiciste vos de llevártelas de Santa Fe donde tenían amigos. Sí, vos también andá a la concha de tu madre. Y dejale un saludito de mi parte. Sí, ya quisieras hablar conmigo. No, no quiero hablar. Chau.- y cortó. Epa, como andamos con mi mamá. Intentó convencerme de que llame a Franco, pero me negué. Le pedí a mi mamá si podía dormir con ella esa noche y su sonrisa fue hermosa, iluminada, con ojos brillosos de la emoción. Al acostarme, me pasó el brazo por debajo de los hombros y me besó la frente mientras me hacía caricias en el pelo. Luego sacó el brazo y agarré  su mano. La apretó y dormí como un bebé. Al despertarme, mi mamá me dijo que no me levante. Al rato, apareció con una bandeja con tostadas y un vaso de leche chocolatada.

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