Crecer puede doler. Más cuando lo haces solo.
Esther no sabe cómo expresarse. Hablando no puede, porque sus mejores amigos, padres (que están separados) y personas conocidas están demasiado ocupadas viviendo para escucharla. Así que un día decide es...
Mamá. Es difícil para mí escribir esto, más sabiendo que jamás lo vas a leer. Siento a veces cosas inexplicables, que me hacen recordarte. Tú me dijiste que a veces, cuando alguien vuela no lo sabe, porque no está consciente de eso. Sino que cree que sigue de pie en la Tierra, pero no. Yo estoy aquí mamá, algún día volaré contigo, cuando sepa dónde estás. Cuando vuelvas a hablarme, al igual que papá.
Pero, no quiero recordar esos feos momentos. Una vez, no recuerdo quién me lo dijo pero, esa persona me enseñó una cosa que nadie más sobre este planeta me lo podría haber enseñado. Que, brindemos por los buenos momentos y dejemos los malos recuerdos en el pasado. ¿De eso se trata, no?
Creo mamá, que quizás tú ya viste la luz y que sólo quedo yo. Quizás ya te fuiste y por eso no te encuentro. Ahora no tendremos tiempos malos, ahora no tendremos algo para ponernos tristes, llamaré a papá. Si por una vez por todas, me contesta.
En fin, con cariño, te amo, Esther.
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