Escape

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Hermana: ¿Por qué estas escuchando esa música?

Yo: Quiero sentirme triste.

Hermana: -Me mira feo-

Yo: ¿Qué?

Hermana: Mejor, solo piensa lo rara que eres.

TwT

Bueno pues, espero que disfruten esta nuevo capitulo.

Nota: Los personajes y la imagen no me pertenecen, créditos a su respectivos y genialosos autores.

♤♤♤

Sus ojos amatistas tenían la luz de una noche estrellada, el color de su iris le iba perfecto con el titulo que se le había otorgado. Era misterioso para muchos, una sombra que solo con la luz de quien servía era posible verle, pero, su sonrisa, aquella que mostraba cuando cruzaba palabra con los personajes de la corte que parecía obligado a hablar, no cuadraba, su amigable gesto, no podía pertenecerle a una sombra, a un soldado con tal reputación. Es curioso, porque, creí que cuando estuviera frente a frente con él lo entendería, descubriría por que su mirada de asesino no combinaba con su otro rostro amable. Claro, solo logre confundirme aún más. Bien, si, era joven, solo un aprendiz que le admiraba y había escuchado un montón de historias y hazañas que había realizado de los soldados experimentados, pero, aún con los años siguientes que hable con él, que me tomó como discípulo, que tomó mi mano guiándola en el entrenamiento y felicitó por mis avances, no pude entenderlo.

Pasar tiempo a su lado, que me permitiera compartir momentos con esa extraña persona, avivó algo en mi interior, brazas de admiración se encendieron y comenzaron a convertirse en...felicidad. Era feliz admirándole, deseaba llegar a ser como él, para mi, era la persona mas increíble del mundo.

Sus manos no habían dejado de temblar desde la pelea,

Todo había sucedido de una forma, que le hacia ver como una clase de sueño, una pesadilla. El As tomó de regreso su caballo despues de lo que había tenido que hacer con su otra mitad, el otro As. El aroma de la tierra, el sol frio sobre el cielo azul claro de Picas, su agotado cuerpo, el vacío que le carcomía despues de la batalla, todo le indicaba que esta era la realidad.

Se supone que servimos a Picas. Nuestra vida le pertenece al reino, somos fieles hasta la muerte...pero en realidad...

Sus manos, su apariencia, todo debia ser disimulado, no debía llamar la atención. Ocultando la joya de la reina, el joven As regresó al castillo.

Sus largos cabellos flotaron con el viento y esto le molesto, ocultando su rostro tras su ancha capucha, pasó el umbral de las puertas del castillo de Picas, sin perder tiempo, se dirigió a ver a cierto prisionero ¿Qué es lo que debía decir cuando estuviera frente a él? ¿Cuál sería su reacción al reconocer lo que había perdido y ahora poseía?

-¡A un lado! -Gruñó ordenando que los guardias de la celda se retiraran.

Confundidos el par de soldados miraron al As.

-No podemos dejar que vea al prisionero As Luz, el Jack a-

Las palabras impertinentes del soldado fueron acalladas cuando el As les mostró lo que portaba. Hasta el mas simple soldado reconocía ese bello anillo.

-Es...

-Necesito respuestas del prisionero sobre esto.

Los guardias reaccionaron de inmediato, abrieron las celdas para el As que miraba con ojos fijos la puerta, atenta.

-No quiero interrupciones.

-¡Como ordene As! -Captaron los guardias.

Cuando la puerta se cerró tras el As, sus cuerpo se congeló. Sus orbes aguileños observaron todo, la madeja de pensamientos y sentimientos rodó dentro de su cuerpo haciéndole vacilar. Despues de encontrarse de nuevo con sus sangre y pelear contra quien alguna vez luchó y entrenó hombro con hombro, le había dejado débil, física y mentalmente. Esto no era fácil, pero había tomado una decisión.

La locura del rey de PicasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora