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Alexa

Ajuste una ultima vez con fuerza las vendas de Alice, ella se inclino hacia adelante en signo de molestia y algo de dolor, que te apretaran con fuerza los pechos no era muy agradable y eso yo lo sabia. Se colocó con pereza la camisa que le había prestado la noche anterior y procedió a ajustar los botones con lentitud, después se dio la vuelta y saco de su pantalón una pequeña caja.

—Esto es lo que logre alcanzar —dijo mostrándome un poco de polvos, pintalabios y tinta negra para los ojos— No creó necesitar el pinta labios pero con los polvos y la tinta podría hacer algo —se acerco a mi con una sonrisa traviesa— ¿Lista?

—¿Estas segura de esto? —dije, dejando que Alice comenzara a aplicarme polvos en la cara

—Si por supuesto que si —estuve callada dejando que Alice hiciera lo que pudiera, ella era la mas femenina de las dos, siempre le gusto el maquillaje, los vestidos grandes y lindos, nunca antes habíamos usado pantalón pero he de admitir que es mucho mas cómodo que las larga faldas y se tiene mucha mas movilidad.

Alice se hecho hacia atrás para admirar su trabajo, poco a poco vi como su rostro se descomponía y se tapaba la boca para no reír, levante una ceja confundida y metí una mano en mi bolsa sacando un pequeño espejo.

—Alice ¿no se supone que ibas a dejarme mas masculina? —interrogue viéndome en el espejo, en lugar de eso me veía realmente bonita con todo ese maquillaje, parecía que me había maquillado para un baile.

—Lo se, lo siento no pude, creó que tendremos que quedarnos sin maquillaje —comentó guardando sus productos de maquillaje en la bolsa de su pantalón, asentí, agarre un pedazo de venda y comencé a limpiarme la cara— Iré a dejar esto Alexa, imagina que se me caiga en el entrenamiento seria fatal —salio corriendo de mi casa de campar. Solté un suspiro resignada viendo mi rostro ya sin maquillaje por el espejo.

Mis cejas eran delgadas, mi nariz redonda, mis mejillas rosadas y mis labios delgados y curvados, no podía hacer nada por cambiarlo y tendría que mostrarme así hacia los demás, con suerte lo dejarían pasar.

Deje todas mis cosas ordenadas dentro de la casa de campar y me apresure a salir de ella, el entrenamiento estaba por empezar y teníamos que ser puntuales. Al salir deje que la luz del sol calentara mi cuerpo, estire mis brazos y mi espalda, el punto que Alice y yo habíamos elegido para acampar había sido un poco mas lejos que los demás para no estar tan cerca de los hombres y su apestoso olor.

Dirigí mi vista hacia el inicio del bosque, tan espeso como siempre, me pregunto si ese seria un buen lugar para cazar.

—¡Alice ya han comenzado!

—¡¿Qué?!

Alice veía el campo de entrenamiento desde su casa de campar.  Como donde nos encontramos se trataba de una pequeña montañita, casi como un desnivel, esta tenia una buena vista del campo. Ella corrió hacia mi y ambas apresuramos los pasos comenzando a correr, llegar tarde era una falta de respeto que no nos dejarían pasar.

Todos estaban formados en tres filas largas, el comandante Alan estaba de espaldas sin camisa diciendo algunas cosas. Yo trate de hacer el menor ruido posible hasta colocarme de ultimo en la primera fila, Alice me imito y se coloco detrás de mi en la segunda fila. Tranquilice mi respiración y decidí poner atención a lo que Alan decía, pero una mirada fulminante justo a mi costado izquierdo me hizo voltear.

¿Porque a mi? el tal Marcus estaba junto a mi con una sonrisa cínica, era muy alto y al igual que la mayoría de hombres estaba sin camisa. Trate de ignorarlo dirigiendo mi vista al frente, mi rostro sudaba frió, se había quedado analizándome. ¡Por favor! ojala sea tan cabeza hueca como me lo esperaba.

OposiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora