Entrelazos

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Habían ciertas ocasiones donde el alivio se apoderaba de Yuuri; como cuando Yuko lo salvaba de las burlas de Nishigori o cada vez que podía entrar a casa por el callejón al lado de la tienda, así evitando hablar con la gente que venía a visitar, la mayoria amigos borrachos de sus padres que querían sake del cabinete Katsuki.

Pero la mayoria de las veces la ansiedad le ganaba a cualquier otro sentimiento, especialmente los positivos que rara vez se aproximaban a su mente y alma...o bueno, eso ya no solía ocurrir tanto.

¿Que se supone que uno tiene que hacer cuando el alivio y la ansiedad se unen para una epica guerra civil no solo para pelearse entre ellos, si no tambien para tratar de hacer que un chico de pueblo pierda su cordura?

Por ahora, no quería saber absolutamente nada; no quería saber porqué había un nudo que se ataba cada vez más fuerte a su garganta o porqué es que Victor no había venido ayer por la noche como había prometido.

Recuerda, tú eres insignificante. Recuerda, él tiene mejores cosas que hacer que hablarte. Recuerda, ¿Por qué querría él pasar tiempo contigo? M i r a t e.

Sus uñas se enterraron a si mismas en su primera capa de piel, dejando rojos rastros de su ansioso camino hacia ningun lugar en particular. Yuuri se tapó la cara, esto definitivamente no le estaba haciendo bien.

Podía ver el café por entremedio de sus nerviosos dedos, los cuales temblaron levemente al perder contacto con la piel de su rostro. Mari-nee-chan lo conocía demasiado bien.

Podía sentirle. Estaba examinandole mientras se dedicaba a trapear en el tarareo de una cancion de su banda favorita koreana. Su hermana sabía perfectamente cuando dejarle tranquilo, cuando construía un caparazón para esconderse a sí mismo del mundo.

"Así que, ¿Me vas a explicar que te pasó ayer por la mañana?", a pesar del peso de el tema, Mari le comenzó hablar con su tipica voz calmada, claro, restandole la apatía. Ella se sentó en la silla que solían ocupar para limpiar las vitrinas, pero que ahora se había transformado en el objeto que provocaba largas conversaciones.

Se dio tiempo para responder, yendo lentamente de paso a paso. Sus brazos se cruzaron y nisiquiera un segundo despues, él apoyó su barbilla encima de ellos, concentrando su mirada en cualquier otra cosa que no le hiciera ver debil.

"...Solo estaba actuando estúpido, Mari-nee-chan."

El muchacho rasmilló el borde de su labio inferior con un diente filudo por el costado de su mandibula, lo suficiente para sentir un leve ardor pero no tanto como para abrir una herida, esto solo era un leve recordatorio de lo mucho que trataba de esconder los momentos desagradables de su vida.

Había conducido de una forma temeraria hasta los extremos de lo estupido, pero de alguna forma, en ese momento, sobrevivió ante aquel acto tonto. Aunque había estacionado el auto disparejo, hecho del cual no se había dado cuenta hasta un día despues al abrir la florería.

Se había encerrado en su pieza, apagando su celular y tirandose en el suelo alfombrado de esta. La voz que solía traerle calma estaba gritando en un pequeño rincón de su mente, mientras que la otra se le aparecía monstruosamente solo para recordarle lo patetico que era.

"Oi, Yuuri, ¿Tú mente se fue a marte?"

Yuuri se percató de la voz de su hermana tan rapido posible. Le vio acercando la tasa de café hacia él. Suspiró lentamente, tomandose su tiempo antes de hablar. "...Lo siento, no se que me pasa, Mari-nee-chan."

Ella le miró con el ceño fruncido. Apoyó él codo en el contado, con su mano al otro extremo sirviendo como soporte para su pera. "...¿Es por qué no vino hoy día?"

Bouquet de Media Noche (Fic Victuuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora