Volvía a estar tendido en el suelo. El olor del bosque le impregnaba el olfato y notabala fría y dura tierra bajo la mejilla, así como una patilla de las gafas, que con la caídase le habían torcido y le habían hecho un corte en la sien. Además, le dolía todo elcuerpo, y en el sitio donde había recibido la maldición asesina percibía una contusiónque parecía producida por un puño de hierro. A pesar de todo no se movió, sino quesiguió en el lugar exacto donde había caído, manteniendo el brazo izquierdo dobladoen una posición extraña y la boca abierta.
—Mi señor... mi señor...
Era la voz de Bellatrix, que hablaba como si se dirigiera a un amante. Harry no seatrevió a abrir los ojos, pero dejó que sus otros sentidos analizaran el aprieto en quese encontraba. Sabía que todavía tenía la varita mágica debajo de la túnica porque lanotaba bajo el pecho, y una ligera blandura en la zona del estómago le indicaba quetambién conservaba escondida la capa invisible.
—Mi señor...
—Ya basta —dijo Voldemort.
Harry volvió a cerrar los ojos y reflexionó: en un primer momento, los mortífagosdebían de haber estado apiñados alrededor de Voldemort, que al parecer había caídoal suelo. Algo había sucedido cuando le lanzó la maldición asesina a Harry. ¿Sehabría desplomado también él? Daba esa impresión. Y ambos habían perdidobrevemente el conocimiento, y ambos lo habían recobrado...
—Mi señor, permitidme...
—No necesito ayuda —le espetó Voldemort con frialdad. Aunque no podía verla,Harry imaginó a Bellatrix retirando una solícita mano—. El chico... ¿ha muerto?
Se hizo un silencio absoluto en el claro. Nadie se acercó a Harry, pero él percibíasus miradas, que parecían aplastarlo aún más contra el suelo. Temió que se le movieraun dedo o un párpado.
—Tú —indicó Voldemort, y hubo un estallido y un ligero grito de dolor—,examínalo y dime si está muerto.
Harry ignoraba a quién había dado esa orden. No tenía más remedio que quedarseallí tendido, con el corazón palpitándole y amenazando con traicionarlo, y dejar quelo examinaran. No obstante, lo consoló (aunque fuera un pobre consuelo) saber queVoldemort no se atrevía a acercarse a él, porque sospechaba que no todo había salidosegún sus previsiones...
Unas manos más suaves de lo que suponía le tocaron la cara, le levantaron unpárpado, se deslizaron bajo su camisa hasta el pecho y le buscaron el pulso. Oyó larápida respiración de la mujer, y su largo cabello le hizo cosquillasen la cara. Harrysabía que ella le detectaba los fuertes latidos de la vida en el pecho.
—¿Está vivo Draco? ¿Está en el castillo? —le susurró muy quedamente la mujer,rozándole la oreja con los labios, al tiempo que su larga melena ocultaba la cara deHarry a los curiosos.
—Sí —musitó el muchacho.Notó cómo la mano que ella le había posado en el pecho se contraía, clavándolelas uñas. Entonces retiró la mano y se incorporó.
—¡Está muerto! —anunció Narcisa Malfoy a los demás.
Todavía fingiéndose muerto en el suelo, entendió. Narcissa sabía que la única forma de que se le permitiera entrar a Hogwarts, y encontrar a su hijo, era como parte del ejército conquistador. Ya no le importaba si Voldemort ganaba o no.
–¿Veis? –dijo Voldemort a la multitud, –Harry Potter ha muerto por mi mano, y ningún hombre vivo puede amenazarme ahora, ¡Observad! ¡CRUCIO!
Harry había estado esperándolo, sabía su cuerpo no sería abandonado sin daño en el suelo del bosque; debía ser objeto de humillación para probar la victoria de Voldemort. Fue elevado en el aire, y necesitó toda su determinación para permanecer inerte, aunque el dolor que había esperado no llegó. Fue lanzado una vez, dos, tres al aire.
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Harry Potter Y Las Reliquias De La Muerte (Final Alternativo)
FanfictionLa fecha de acerca. Cuando cumpla diecisiete años, Harry perderá el encantamiento protector que lo mantiene a salvo. El anunciado duelo a muerte con lord Voldemort es inminente, y la casi imposible misión de encontrar y destruir los restantes Horroc...