No vayas a la celda 9019-B

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3. No vayas a la celda 9019-B

El mayor lo miraba de pies a cabeza, sonreía de forma nauseabunda para Jungkook que de un momento a otro se vio solo con aquel, fuera de aquel lugar estaba un guardia protegiendo lo que fuera a pasar ahí.

Comenzó a ver como aquel hombre se despeinaba los rulos, de un momento a otro se acercó a Jungkook y pasó su lengua por los labios de este que se fue hacia atrás – Sabes bien estúpido – comentó – no te alejes, sólo haré que me la tragues y bebas de mi –   comenzó a reír– después puedo romper ese lindo culito en cuatro y hacerte mi perra – con autoridad hablaba–

– Por favor, no me haga daño – el menor pidió– le puedo dar dinero 

El mayor comenzó a reír –  ¿de qué me sirve tener plata si estoy a muerte aquí? Idiota –

– A su familia – el mayor se acercó arrinconando al otro, una de sus manos fue a la cadera de este y otro tomo el rostro–

Negó – No tengo tal cosa, sólo tengo ganas de follarte duro enano – comenzó a reír pero Jungkook no se dejaría–

Las palabras que salieron de su boca no eran procesadas pero eran necesarias – Aléjate ahora o te hago una sonrisa en tu puto rostro con mis dientes, así como a la zorra que mate – el mayor se alejó un poco ante la mirada del otro–

– Sabes... me quitaste las ganas – comentó– pero esta noche 9019-B, debes ir, a menos que quieras que amanezcas muerto con tu compañero de celda – alzo sus cejas–

Aún con la actitud de antes respondió – Está bien – el menor asumió y exigió al guardia que abriera, este hizo caso cuando oyó al otro decirlo–

Al llegar a su celda vio al chico de cabello blanco inquieto, al cruzar miradas se acercó, viendo como la celda se cerraba finalmente, una sonrisa se dibujó en su rostro cuando notó que el menor no tenía rasguños y caminaba bien.

– Vaya mierda chico – el menor se subió a su cama– te cruzaste con el peor del pasillo, mal comienzo acá...

Asintió – Lo sé... – su voz parecía enmudecerse pero bajo la vista viendo al mayor apoyado en la pared –¿cómo te llamas?

– Nam Joon ¿y tú? – antes de contestar negó–  ¿Qué digo? Si me dijeron ya, ¿cómo te libraste?

– Lo amenace – los ojos del otro se entreabrieron– me dijo que debía ir a su celda en la noche – comentó–

Namjoon negó –  No, no puedes... ese será tu fin, los guardias son sus amigos, les deben favores, mafias de cárcel, te matará y hará cómo que tú quisiste dañarlo pero te violará primero... ellos –refiriéndose a los guardias–  dirán que tuviste sexo con otro hombre... ya ha pasado...

–  Mierda, debo cuidarme ¿entonces? – 

el mayor negó –  creo que me deberás muchos favores pero te sacaré de esta...

Se estaba haciendo tarde, era el receso para ir a cenar y el menor no tenía ganas de aquello, camino inquieto por el pasillo buscando a Nam que le había dejado solo, se cruzó con ese tal Seok Jin que al verlo le guiño el ojo, era obvio que aquel tenía algo que ver con el chico de rulos pero no sabía qué tipo de relación tendrían.

Había reos que se acercaban a darle el pésame, otros le tocan el trasero con autoridad, Nam le explicó que cuando el de rulos detectaba presa, aquella se volvía tal para los demás.

Pasaban las horas y nada, volvió a su celda para verla vacía ¿dónde estaba Nam? Su corazón comenzó a latir con temor al ver la hora del reloj. Una felicidad se empezó a dibujar en su rostro cuando vio las celdas ir cerrándose en los pasillos pero todo se hizo trizas cuando la propia no se cerró, miro a los alrededores sólo para darse cuenta que en efecto, su celda era la única abierta, estaba por ir a meterse bajo sus sábanas y llorar cuando Nam llego, no alcanzaron ni a mirarse que llego un guardia y lo saco de ahí, trato de buscar la mirada de Nam y nada; estaba perdido. Se escucha como alguien golpeaba los garrotes de la celda y reía de forma desesperante, mientras hacía un asqueroso silbido que jamás olvidaría.

Miraba el suelo como gran entretención, estaba dicho, sería su fin.

Estaban por llegar cuando siente que el guardia se detiene, carraspea la voz y señala –le explicaré al otro– un silencio, sus ojos se alzan para cruzarse con un chico de cabello color menta, con una mirada seria y ojos perdidos en la nada.

–ya no debes ir ni jamás deberás, no será tu deber, nunca– señaló y lo tomó del brazo, Jungkook debería haber sentido ignoto pero sin saber por qué, se sentía más seguro que nunca, se vio llegando a su celda. El de color menta hizo un silbido y le abrieron, Nam se levantó rápidamente.

El de cabellos menta miró a Nam – Listo Nam, ya lo liberé, nos vemos mañana – el menor ingresó y volteó– tú igual ven – señaló y caminó a su celda tranquilamente–



amor de ovejas; yoonkook.-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora