Nuestra última taza

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Ambos se encontraban en el mismo lugar donde se conocieron, donde compartieron sus primeras citas, los mejores encuentros, un lugar tan apacible y tranquilo que extrañamente les dejaba un agradable sentimiento, ambos se encontraban sentados en una de las tantas mesas de aquel familiar local, su lugar preferido era la esquina izquierda de la cafetería que había visto crecer su amor, un amor sincero y verdadero hasta aquel entonces.

Yoongi sostenía entre sus manos su celular, tecleaba como si su vida dependiese de ello, mientras que Hoseok esperaba tranquilo que llegasen sus pedidos a la mesa. Ninguno decía nada, el lugar se encontraba tranquilo como de costumbre, el único sonido amortiguado que se oía era el de la estruendosa lluvia que había afuera.

Yoongi elevó su vista encontrándose con Hoseok dedicándole una de esas sonrisas que arreglaban sus malos días, tan hermosa pero que en esos instantes solo lo hizo vacilar, preguntarse si lo que estaba apunto de hacer sería lo correcto.

—Hoseok, hay algo que debo decirte — el mayor se enderezó en su asiento y respiró disimuladamente.

—¿Qué ocurre Hyung? — el menor repitió la acción del mayor pero con una expresión de preocupación en el rostro.

— Bueno, yo quiero que me entiendas —el rubio soltó el celular y lo colocó en la mesa de madera, a lo que posteriormente prosiguió— esto te va a afectar —

—No te comprendo hyung —el menor se mostró incrédulo y ajeno a las palabras del rubio.

Quiero que terminemos —soltó con su característico rostro indiferente. El menor no comprendía las palabras que acababa de soltar el mayor de cabellos rubios, solo sentía como una sensación realmente asquerosa e incomoda subía desde su estomago hasta posarse en su garganta, un nudo que no le permitía articular palabra alguna.

—¿C-Cómo? — tartamudeo, esforzándose por articular esa simple palabra.

—Lo siento, Hoseok —susurró el mayor, soltando un pequeño suspiro— yo me enamoré de alguien más —

—¿Qué? — soltó incrédulo el castaño

—No era mi intención, sólo pasó — se excusó el pelo rubio.

—hyung, ¿estás bromeando, cierto? — los ojos del castaño se comenzaron a cristalizar y las lágrimas se hacían presentes en los extremos de sus ojos — ¿cierto? es una tonta broma que me estás jugando, ¿verdad? hahaha, caí totalmente, por un instante casi te creo — el rostro de Hoseok intentaba componerse, buscar explicaciones, sin embargo Yoongi parecía igual de firme en sus palabras de hace un instante.

—Jimin — murmuró el mayor con la mirada fija en el menor destrozado que tenia enfrente—  Park Jimin, ese es el nombre de la persona de la cual me enamoré, enseña danza en la escuela, nos hicimos cercanos y me enamoré —

—¿Hace.. cuanto? — preguntó aterrado ante la respuesta que podía recibir, se detuvo unos instantes antes de reanudar su pregunta— ¿Hace cuánto que se acuestan juntos? — Hoseok estaba viviendo el momento que más le aterraba en su vida, uno que jamás creyó ocurriese.

— Sabía que eras inteligente Hoseok, pero me sorprende que lograras comprender de inmediato la situación— se detuvo al desviar su mirada hacia la ventana, mientras observaba como caían las gotas hasta estrellarse en el frio pavimento— ya van alrededor de cuatro meses que duermo con Jimin.

Cuatro meses, Hoseok sacó rápidamente la cuenta, y hace cuatro meses algo particular había sucedido, y resultaba que para esas fechas Yoongi le había propuesto matrimonio.

Solo eso le basto al rubio para darse cuanta cuan jodido había dejado a Hoseok con sus aclaraciones, tanto tiempo ocultando esos secretos a la persona que se supondría sería su pareja de toda la vida, pero Yoongi había optado por lastimarle, dañarlo hasta no dejar nada del alegre y risueño Jung Hoseok.

Hoseok bajó la mirada sin lograr procesar toda la información, la opresión en su pecho le hacía imposible el respirar más las incontrolables ganas de llorar se apoderaban de él en un fallido intento de salvar aquella situación, buscaba consuelo, alguna pista de que aquello que había dicho el hombre que más amaba en su vida fuese mentira, solo una falsa o tonta broma para luego disfrutar de aquel a su parecer hermoso día lluvioso junto a su novio, acurrucarse en la cama con sus suaves mantas y las cálidas y grandes manos de Yoongi rodeándolo, ofreciéndoles su protección al momento de apreciar una película, dormir en el pecho del mayor, algo, pero no lo hallaba, simplemente el mayor había pisoteado y mandado a la mierda nueve años de amor incondicional por parte del menor ya que ahora dudaba que el rubio hubiese adoptado la misma posición, Hoseok comenzó a respirar desesperadamente en busca de oxígeno, pero sentía que todo el aire del mundo lo había abandonado.

—Joder, no llores, tu sabias que esto no iba a funcionar, lo nuestro comenzó como una amistad que de verdad aprecio, pero sólo eso — el rubio tenía el ceño levemente fruncido al darse cuenta de que las pocas personas a su alrededor lo miraban con desprecio al presenciar tal declaración y ver el estado del castaño que tenia enfrente. 

—¿Cómo puedes atreverte a mirarme a los ojos luego de haberte acostado con alguien más? — decía un Hoseok decepcionado y demacrado. En su interior si eso llegaba a ocurrir prefería mil veces, que terminaran antes de acostarse con su nuevo amor, no que el orden de las cosas fuese al revés. 

—Sabes siempre me jodió que fueses tan sentimental pero ahora mismo me estas rompiendo las bolas de verdad con la escenita, realmente eres muy ingenuo, te di muchas pistas, cuando llegaba con la camisa desabrochada y, ¿los chupones por todo el cuerpo no te decían nada? ¿De verdad?, cuando Namjoon te dejo estuve ahí porque me diste lastima pero no pensaba que te pegarías como una puta goma de mascar a mí, y que luego me saldrías con que yo te gustaba, te seguí el juego solo porque en esos momentos no se me antojaba coger con nadie pero tu estabas ahí siempre, insinuándoteme, tampoco eres tan feo pero mírate — Yoongi cruzó sus manos en su regazo mientras ladeaba el rostro en busca de alguna reacción por parte del menor.

—Si se supone que soy tan repugnante, ¿por que me propusiste matrimonio? —

—Eso.., bueno eso suele ocurrir sabes, debí de haberme confundido, algunas veces cometemos errores

Lagrimas comenzaron a escurrir por los ojos del castaño; Hoseok soltó una pequeña carcajada— No puede creer lo estúpido que fui, ¿Cómo no me di cuenta antes?, ¿tan cegado estaba? — el castaño se limpio los mocos, mientras las lágrimas seguían adornando tranquilamente sus mejillas, las cuales bajaban silenciosamente hasta detenerse en el mentón del muchacho en donde se acumulaban y se hacían una simple mancha húmeda en las mangas del chaleco que traía ese día el menor.

Hoseok no dirigía sus palabras a Yoongi, sino que estaba en shock y sólo atinaba a preguntarse en voz alta a sí mismo como había caído tan bajo como para enamorarse perdidamente de semejante hijo de puta.

—Me largo — Hoseok se levantó de su asiento, se acerco a una de las mesas contiguas donde dos chicas observaban tristemente la escena, el chico les murmuró algo a lo que ellas asintieron, éste se volteó y con los ojos húmedos, la nariz roja y los labios hinchados y algo ensangrentados por los fuertes mordiscos que se daba de vez en cuando tratando de reprimir sus lágrimas, con el recipiente de café espresso que llevaba en la mano derecha (que debió ser lo que le pidió a las muchachas de la mesa contigua)— Un recuerdo para el viaje, hyung—  se dirigió al mayor y paso seguido vertió el contenido aún caliente sobre el regazo de éste, generando que se levantase de golpe de su asiento con el ceño fruncido y estirando la tela para evitar el contacto con su piel. Ojalá se te derrita la puta polla, imbécil, pensó Hoseok—Que te follen, bastardo — dijo Hoseok, luego se volteó y agradeció a las muchachas las cuales le dedicaron una sonrisa, finalmente salió del local. 

Café Amargo |Yoonseok|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora