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- Bienvenida otra vez, querida. Pasa - Dijo con su empalagosa voz la Dra. Mariana Lagos

Era una vetusta mujer, siquiatra de profesión. Después de revisar los tests siquiátricos pertinentes a la carrera a mediados del año anterior me obligó a tener citas con ella constantemente. Creía que me suicidaría o que me automutilaba o algo por el estilo. Lo que ella no sabe es que solo su estúpida sonrisa me da ganas de tirarme por el quinto piso de la Facultad.

Por Dios, como alguien puede sonreir tanto. Es como si hasta cuando está constipada sonriera.

- ¿Cómo estuvieron tus vacaciones, Cristal?

- Pues como ya le he dicho antes: Una montaña rusa de desenfreno en mi vida de mierda.

Asintió con severidad: - ¿A cuántas fiestas has ido? ¿Has tomado muchos estupefacientes?

- Los necesarios. Los de los fines de semana. Los de siempre. - Cada vez que la Dra. Lagos hacía sus preguntas de rutina me ponía a pensar en qué rayos estaba pensando cuando decidí contestar sinceramente el maldito test. Eso y en algún capítulo antiguo de Los Simpsons.

- Sabes que eso no está bien querida. -Detesto que me diga así- Al igual que el tema de acostarte con muchos chicos. Ya sabes, las ITS y todo eso...

- Tranquila doctora, ya me hice todos los exámenes. Negativo para todo.

- Va más allá de eso Cristal. -Sacude su cabeza de pudul- Según ya me has narrado llevas mucho tiempo así. Aún no podemos encontrar el por qué. Debes abrirte, saber que puedes confiar plenamente en mí. Pero cuéntame ¿En qué tipo de lugares has tenido tus relaciones sexuales el último tiempo?

Siempre he tenido la teoría que hizo tanto el pre como el postgrado viendo tutoriales de youtube. Quiere que confíe en ella, que me desahogue y todo, pero ella hace solo las preguntas que quieres conocer. Aún recuerdo que la primera vez que le conté sobre mi pequeña dosis de libertinaje solo atinó a preguntarme ¿Dónde ocurrió tu primera vez? ¿Qué es lo que interesante del sexo ocasional? A veces pienso que recopila las historias sexuales de sus alumnos y luego escribe libros eróticos sobre eso. O tal vez libros de autoayuda.

E insisto ¿Qué tipo de persona pregunta tanto sobre esos temas?

Aunque admito que es mi responsabilidad que se interese tanto en ese aspecto de mi vida. Alguna vez le pregunté si me consideraba ninfómana. Me dijo que realmente no creía que padeciera hipersexualidad (el nombre médico actual), ya que no veo a menudo pornografía (solo la que aparece en tumblr) y tampoco suelo masturbarme. Además, no he recurrido a prostitutos o a tener sexo con animales o en orgías. Aunque respecto a lo último he tenido la oportunidad. Me dijo que creía que me gustaba eso en las fiestas para divertirme o que era mi forma de eludir mis penas intrínsecas.

Pero yo si me considero dentro del cuadro clínico, porque ha medida que mi cuerpo empieza a procesar los grados de alcohol que corren por mis venas me empiezo a desinhibir. Busco mi víctima de esa noche, busco un orgasmo. Lo exijo, lo requiero. Es el único tipo de felicidad que me permito tener. La única muestra de cercanía humana a la que aspiro.

Algo que he aprendido y que mis estudios lo ratifican es lo siguiente: Somos puras hormonas, y las hormonas quieren sexo. Revisen en internet, es fisiología pura. La adrenalina provocando palidez y tensión, la oxitocina que nos lleva al máximo, entre tantas...El amor romántico solo es la excusa para justificar la dominancia que exigimos con un otro para desahogar nuestra necesidad fisiológica sexual constantemente. Es nuestra parte animal disfrazada de filosofía o de la literatura de Nicholas Sparks. Lo ocultamos con un matrimonio, con hijos, con respeto o lealtad. Lo que yo aprendí de lo último es que tan solo es una pequeña retribución a la fidelidad orgásmica, y esta fidelidad solo dura hasta que pase la próxima presa delante de las fauces del otro, y en vez de querer dominar a un ser escoge tener un batallón.

Es lo que me enseñó mi pasado al menos.

El resto de la hora con la Dra. Lagos estuvimos conversando de una variedad de cosas mientras Homero Simpson caminaba vestido de novia en mi imaginación. Sino fuera porque es mi profesora de Psicología Clínica I y II este año me liberaría con facilidad de este martirio.

Al final agendamos (agendó) una nueva hora dentro del corto plazo.

Antes de irme ella me tocó el hombro: - Cristal, te deseó mucho éxito este semestre. Sé que eres una gran estudiante y que te irá muy bien. Me avisas cualquier cosa que necesites. Recuerda que tienes un pilar que siempre encontrarás en el mismo canal.- Se rió sosamente.- ¿Con qué clase empiezas?

- Laboratorio de Histología Humana a las 15:00.

La Dra Lagos me miró con los ojos abiertos y con la maldita sonrisa en el rostro: - Ya son las 14:53, deberías apurarte. Adiós querida.

El edificio de Investigación de la Universidad está a cinco cuadras y tengo una pésima condición física.

Puta vida.

Puta medicina.

Un momento ¿No había dicho que estudio medicina? Pues sí, eso estudio. Y lo odio. Es decir, no tanto, porque dentro de todo es lo que mejor se me da. Siempre odié las matemáticas y las humanidades (excepto la literatura a la que recurro para distraerme) y biología siempre se me dió bien. También el razonamiento deductivo e inductivo e increíblemente el trato con gente desconocida, siempre me han dicho que me consideran una persona afable. Y ya que me dió el puntaje para una de las carreras mejor pagadas en el país...Pero si por mí fuera no habría entrado a estudiar en seguida después de terminar la enseñanza media. Sinceramente no estudiaría en lo absoluto. Pero hay que comer, hay que pagar cuentas y el suicidio nunca ha sido una opción para mí. No tanto por miedo a morir y porque esta vida es muy hermosa y esas frases de imágenes de piolín de facebook, sino por miedo a quedar viva y en peor estado: ser un vegetal al que haya que mantener. No son los medios, sino los posibles fines para ellos. Es la única razón.

Obviando todo eso sigo atrasada y llegaré a mi primera clase del semestre tarde y con los pulmones estallando.

Insisto en el concepto de puta vida.


Más allá del sexoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora