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Correr tantas cuadras me recuerda que el único motivo por el que soy delgada es mi genética: Mi madre era un palillo de ojos saltones y mi papá no se aleja mucho de esa definición. La única razón por la que tengo una delantera agradable a la vista es porque heredé los pechos de mi abuela, o eso aprecié en la única foto que poseía de ella. Mi madre la guardaba en su diario

Al llegar a la entrada del edificio decidí apoyarme unos segundos en la puerta de cristal. Creí que mis pulmones saldrían volando desde mi boca o desde mi nariz o desde cualquier parte. Cuando levanté la vista me fijé en la hora del reloj del lobby: eran las tres con cuatro minutos. Simplemente tarde. Resoplé bruscamente y acto seguido saqué de mi mochila mi delantal. No pude evitar fijarme por enésima vez en su característico bordado: Cristal Fuentes Moncada - Medicina UVID (Universidad de la Vid). Entre mi nombre y el de la universidad estaba la insignia de esta última: un león bajo una rama de vid con varias uvas. Alrededor del símbolo la frase: Salir de lo conocido para ser reconocido. Meneé la cabeza al darme cuenta que había perdido estúpidamente valiosos segundos, así que me coloqué el delantal sin abrochar y con las pocas energías que me quedaban corrí al segundo piso, donde estaba el maldito laboratorio.

Al llegar a mi destino me topé con mi sorpresa tan esperada: La puerta del laboratorio cerrada. Lo más triste era que estaba sola en el pasillo, aparte de mí nadie más había llegado tarde. Juntando algo de valor le toqué la puerta a la profesora, la cual al salir solo dijo "Lo siento señorita, tendrá que esperar a que termine de dar las instrucciones. Sería injusto para sus compañeros puntuales permitirle el ingreso ahora". Dió una sonrisa cínica y me cerró la puerta en las narices. 

Típico de la profesora Candela Godoy, docente cuya fama es reconocida por hacerle honor a su nombre. Es más que conocida su preferencia hacia los estudiantes masculinos: Siempre les toca el hombro, está abierta a responder de buena forma sus preguntas y a mejorar sus puntajes de las pruebas al ir a corregirlas. Absolutamente todo lo contrario con las mujeres. De hecho, estoy segura que si mis gónadas fueran externas sí habría podido entrar a la clase.

Visto que no podía hacer nada más excepto esperar decidí sentarme, sacar un pequeño espejo de la mochila e intentar arreglar un poco lo que mi maratón había provocado. Aparte de que se me corriera un poco el delineador y que el rubor me llegara hasta las orejas mi imagen era presentable, exceptuando la maraña en la que se había convertido mi rojizo cabello, era como si hubiera estado rodando encima de miles de erizos. Coloqué el espejo entre las piernas y con los dedos empecé a peinarme para hacerme un moño, pero estaba tan cansada que mis piernas no aguantaban sostener el espejo y este se resbalaba hasta el suelo. Cuando logré después de incontables intentos equilibrarlo me di cuenta que no tenía nada a la mano para asujetar mi cabello, por lo que todo mi esfuerzo había sido en vano. Suspiré y recliné mi cabeza contra mis rodillas, cayéndose de nuevo el maldito espejo. Con la frustración acumulada lo pateé lejos.

Refunfuñé: - Alguien máteme ahora, por favor.

- Creo que la solución es un poco más fácil.-Me asusté al escuchar repentinamente una voz grave. Al levantar la vista me fijé que la persona que me había hablado era un chico alto, moreno, de rostro anguloso, cabello ondulado y corto, de mirada algo achinada, caoba y directa. Se notaba que era un poco musculoso, solo un poco. Me llamó la atención que estuviera usando delantal, ya que nunca lo había visto en mi vida y gozo de una excelente memoria. Mientras pensaba en ello el chico se agachó, recogió mi espejo y lo sostuvo frente a mi cara con una sonrisa en la voz:- La muerte no lo es por ahora.

Me agradó que dijera las últimas dos palabras. Le sonreí de vuelta y busque el dichoso moño para amarrarme el pelo y al fin poder peinarme como corresponde. 

El chico se sentó a mi lado y me pasó el espejo. Su delantal estaba aún sin bordar, por lo que le pregunté su nombre.

- Soy Alejandro Inostroza. Según veo te llamas Cristal ¿O me equivoco?

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⏰ Última actualización: Dec 23, 2016 ⏰

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