Capítulo 2 (Álvaro Mel & Lucía)

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Lucía

Suspiré y volví a mirar a Dani. Incluso él, que siempre sonríe, estaba hoy serio. Todos sabíamos que iba a pasar en apenas veinte minutos. Yo incluso me ponía en el peor de los casos, en el que Álvaro no superase la operación.

Sara salió de la habitación y me indicó que entrase yo. Me limpié los restos de lágrimas, mi cuñada apretó mi mano y abrí la puerta fingiendo una sonrisa.

- Nos dijimos un día que seríamos sinceros, pequeña piña. –Me dijo en cuanto entré en la habitación.

- A pesar del momento que es, ¿tienes humor para llamarme "pequeña piña"?

- Ahora y muchos años más, Lucía. Sólo me van a quitar medio pulmón, voy a seguir teniendo pulmón y medio más.

- Sabes también como yo el riesgo que supone esta operación. –Susurré acariciando su flequillo.

- Y tú que tenemos dos preciosos sobrinos que necesitan a su tito favorito.

Me tumbé a su lado en la camilla y estuvimos abrazados hasta que llegó un enfermero para llevarle al quirófano.

- Te quiero, Álvaro. –Susurré antes de que se marchara.

- Yo también te quiero, pequeña piña.

Cuando Álvaro se marchó, volví con Sara y Dani a la sala de espera. La morena me dedicó una sonrisa antes de darle un sorbo a su café. Me dejé caer sobre la incómoda silla y di vueltas a mi anillo con una piña. Álvaro sabía que me encanta todo lo que tiene esta tropical fruta y me lo había regalado un día simplemente porque le había recordado a mí al verlo.

Los minutos se me hicieron eternos mientras esperábamos noticias y el paso del tiempo sin tenerlas sólo hacía que aumentase el peso que sentía sobre mi pecho. ¿Y si no salía bien la operación?

Un par de horas después, David entró en la sala de espera. Se sentó conmigo e intento darme conversación para que se me pasase un poco más ameno el tiempo pero en apenas un cuarto de hora, volvimos a estar en completo silencio.

Cuando por fin salió un médico, me dolía la espalada de haber estado tanto tiempo en la misma postura. La doctora tiene un semblante muy serio. Ni siquiera oí sus palabras, ya sabía que venía a decirnos. Cuando se marchó Dani despertó con cuidado a Sara, que estaba dormida sobre dos sillas, y le dijo lo que había dicho la médica, que Álvaro no había superado la operación.

Todo es mi mente ha ido a cámara lenta desde ese momento, apenas he sido consciente del paso de los días hasta hoy. El día que esparciremos sus cenizas. Aun me estoy haciendo a la idead de que ya no está.

Me pongo mi vestido de piñas, el favorito de Álvaro y la chaqueta que él llevó en la boda de su hermana. Llaman a la puerta y voy a abrir intentando no volver a llorar. Suficiente he llorado durante estos días y ahora. Al otro lado está David, quien me da un abrazo que ni siquiera sabía que necesitaba y me acaricia el pelo.

- Estás hoy preciosa. –Susurra antes de besar mi frente.

- No lo estoy, lo que pasa es que al lado de como he estado estos días que ni me quitaba el pijama, estoy genial. Sinceramente no tenía ganas de nada.

- Con Martín no parece que estés tan mal.

- Él es diferente, no me mira con cara de compasión y piensa "pobre chica". –Miro a David.– Como tú ahora.

- Perdón, no sabía que te molestaba. –Pone un mechón de pelo tras mi oreja y muestra una pequeña sonrisa.

- Deberíamos irnos ya. –Susurro al darme cuenta de lo cerca que estamos.

Me monto en el asiento trasero del Audi rojo de Dani con David a mi lado. El rubio me tiende un sobre con mi nombre escrito con la desordenada letra de Álvaro.

- Me la dio el día de la operación por si... pasaba esto. –Me explica.

Asiento y cojo el sobre con manos temblorosas. Lo abro y leo despacio la carta que hay en su interior.

Hola, pequeña piña,
Si estás leyendo esto, significa que tenías razón y ya no estoy a tu lado para poder abrazarte. Puede que incluso ahora mismo estés llorando o llevando ropa mía y que pienses que soy un cobarde por despedirme así pero no quería que tu último recuerdo conmigo fuera triste.

Te cuidaré desde allí donde estés, tú sólo prométeme que serás feliz y, cuando estés lista, le darás un oportunidad a David.
Te querré siempre,

Álvaro Mel

David

Dejo a Lucía en su casa y voy andando al piso de Isabel. Antes me llamó muy enfadada diciéndome que o me quedaba esta noche con Martín o me olvidaba de él y de seguir siendo su padre.

Llamo al timbre temiéndome el enfado que debe de tener la madre de mi hijo. Llamo una segunda vez al ver que no hay respuesta desde el interior. ¿Dónde está? Cuando por fin Isabel me abre, lleva un vestido negro, muy ajustado y corto.

- Por fin llegas, yo creía que no ibas a venir. –Me dice entrando de nuevo en su piso.

- Estaba con Lucía. –Le respondo siguiéndola.

- Siempre estás con Lucía. –Dice con un deje de desprecio.

- ¿Y a ti que te importa lo que yo hago o deje de hacer?

- Me importa porque afecta a mi hijo.

- ¿Tu hijo? En todo caso es mi hijo. –Le grito marcándole el "mí".– Pasa mucho más tiempo con Lucia y conmigo que contigo.

- Otra vez hablando de Lucia. ¿No hay nadie más en el mundo que ella?

Llaman al timbre de nuevo.

- Me voy ya. –Dice antes de irse.

Martín, que estaba dormido en su cuna, se ha despertado con nuestros gritos. Preparo una bolsa con sus cositas y le cojo en brazos para irnos. Le siento en su sillita del coche y le digo como si pudiera responderme.

- No te preocupes, campeón, cuando salga con Lucía, formaremos una familia los tres juntos.

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Chan, chan, chan. ¿Qué os ha parecido el capítulo?

Pd: Capítulo dedicado a IsabelDLY que me dio la idea de hacer un capítulo sobre Mel y Lucía.

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