"Así que te has portado mal, a mí no me gustan las chicas malas" sonrío la Morena, mientras se acercaba más a mi, no podía alejarla, quería que me nalgueara, quería tenerla dentro de mi. Apenas era primeriza en esto.
Me aventó de un dos por tres al sofá, mientras hacía círculos en mi clítoris, me agradaba, quería que fuera más rápido, en cuanto antes lúbrico mi feminidad y metió dos dedos que entraron bastante bien, podía sentir el dolor y la evitación juntas, Camila no dejaba de parar, gemía de placer.
"Suplícame que quieres ese dildo dentro de ti, Lauren, y te daré lo que quieres" Era una maldita pervertida, ella sabía que lo deseaba, quería que le rogara, quería ser su chica, su chica mala. No podía asentir, estaba tan mojada, el placer se apoderaba de mí.
"T-ee lo supli-coo Camz" La ojiverde en un dos por tres se inclinó hacia ella con él dildo, lo lubricaba con su saliva mientras me mostraba como lo hacía, mi clítoris punzaba de placer, era tan excitante ver a Camila a gatas con un dildo.
Dolía, no podía mentir, era virgen. Mientras me penetraba con el dildo, Camila no sabía si en realidad gritaba de dolor o de placer. Camila tomaba con delicadeza su cadera.