Capitulo 2

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Lancé mis mis pies primero, obviamente hacia el corazón, cargué el fuego mientras las chispas caían como fuegos artificiales. Clavé las uñas impotentemente en la montaña de plumas con pánico. Solo quedaban dos de las plumas de Patch como arcángel. Una pluma la sostuve para cuidarla. La otra había sido meticulosamente tomada y guardada por los arcángeles cuando desterraron a Patch del cielo. Esa pluma estaba en algún lugar del montón delante de mí.

La pluma de Patch podría estar en cualquier parte. Tal vez ya la habían quemado. Había tantas. E incluso había manchas de cenizas que flotaban como pedazos de papel quemado alrededor del fuego.

—¡Scott! ¡Ayúdame a encontrar la pluma de Patch! ―Pensar. Tenía que pensar. La pluma de Patch. La había visto antes―. Es negra, toda negra ―exclamé―. Empieza a buscar, iré a buscar mantas para apagar el fuego. ―Corrí de vuelta al estudio de Patch, con el humo formando una pantalla a través de mis ojos. De repente, observé la silueta de un cuerpo delante de mí. Parpadeé contra el humo que picaba mis ojos.

—Es demasiado tarde —dijo Marcie. Tenía el rostro hinchado de llorar, y la punta de su nariz estaba roja—. No puedes apagar el fuego.

—¿Qué has hecho? —le grité.

—Soy heredera legítima de mi padre. Yo debería de liderar a los nephilim.

—¿Heredera legítima? ¿Te estás escuchando? ¿Quieres hacer este trabajo? Yo no, ¡tu padre me obligó!

Su labio tembló.

—Él me amaba más. Me hubiese elegido. Me robaste esto.

Le dije: —No quiero este trabajo, Marcie. ¿Quién te metió esas ideas en la cabeza?

Las lágrimas cayeron por sus mejillas y su respiración se hizo entrecortada.

—Fue idea de mi mamá que me mudara con ustedes, ella y sus amigas nephilim querían que te vigilara. Estuve de acuerdo en hacerlo porque pensaba que sabías algo sobre la muerte de mi padre que no me estaban diciendo. Si me acercaba a ti, pensé que tal vez... ―Por primera vez, me di cuenta de la daga perlada que sostenía en sus manos. El blanco brillante, brillaba como si los rayos del sol estuviesen atrapados bajo la superficie. Solo podía ser la daga encantada de Pepper.

El idiota no había sido lo suficientemente cuidados, y permitió que Marcie lo siguiera ahí. Entonces, él tiró las plumas y la daga, y corrió dejándola en posesión de Marcie.

Me acerqué a ella.

—Marcie...

—¡No me toques! ―gritó ella―. Dante me contó que tú mataste a mi padre. ¿Cómo pudiste hacerlo? ¿Cómo pudiste? Estaba segura que había sido Patch, ¡pero fuiste tú! ―gritó histéricamente.

—Dame la daga.

—¡Aléjate de mí! ―Se empujó fuera de alcance―. Dante y yo vamos a contarles a todos. ¿Qué te harán los nephilim cuando sepan que tú mataste

a la Mano Negra? ―La estudié cuidadosamente. Dante debía haberse enterado hacía poco que yo había matado a Hank, de lo contrario, le hubiera dicho a los nephilim hace mucho tiempo. Patch no había dicho mi secreto ni a Pepper. De alguna manera, Dante lo había descubierto.

—Dante tenía razón. ―espetó Marcie con rabia fría burbujeando en su voz―. Me robaste mi título, se suponía que era mío. Y ahora he hecho lo que tú no podías, liberé a los nephilim. Cuando ese fuego acabe, cada ángel caído en la tierra será encadenado al infierno.

Hush Hush Finale_ Final alternativo (#EscribeloYa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora