Capítulo 14.

4 0 0
                                    

-Oh-Dice mi estilista tapándose las manos con la boca.-Estás perfecto. ¡Te van a adorar!

Le dirijo una sonrisa nerviosa.

-¿Estás nervioso?-Pregunta Bruno Mars, mi mentor.

-Nunca he hablado frente a tantas personas.

-Recuerda.-Me dice.- Relájate y guarda esa dulzura que tienes para cuando estés solo. Cuando Caesar te entreviste tendrás que estar seguro de ti mismo. ¡Eres un profesional! ¡Muéstrate como tal!

Me echó el aliento en la cara.

Olía a alcohol.

Alison y yo llevábamos casi una semana, justo después de las sesiones del entrenamiento en el gimnasio, practicando con nuestro mentor cómo nos debemos comportar en la entrevista.

Yo debo parecer seguro de sí mismo y una máquina de matar. Cosa que no soy.

Y Alison tiene que ser todo lo contrario, parecer débil y asustada. Para enternecer el corazón de los patrocinadores.

Mi estilista me empujó hacia un espejo enorme que hay en mi habitación, para que pudiese verme.

Llevaba puesto un sencillo esmoquin azul, con detalles plateados, nada en especial. Pensaba que intentarían cortarme mi pelo, ya que casi me llega a los ojos. Pero me sorprendió las palabras de mi estilista:

-¿Cómo voy a cortar tu toque de identidad? ¡Es cómo si fuera tu símbolo!

¿Símbolo? ¿Mi pelo?

Yo creo que no.

-¿Qué llevará Alison?-Pregunto.

-Un vestido azul de princesita.-Dice mi estilista orgulloso.-No hay nada más tierno.

Asiento mientras me siento en el borde de mi cama.

Voy a hablar frente a todo Panem.

No estoy preparado.

Y lo peor de todo, es que mañana nos lanzarán a los juegos, hoy es mi último día en el centro de entrenamiento.

Me estoy estresando demasiado.

Hundo las manos en mi pelo y suspiro.

-¡Liam!-Me grita la estilista.-¡No te toques el pelo!

Me apartó las manos con brusquedad de mi mata de pelo y, sacando un peine del bolsillo, empezó a peinarlo.

-Perfecto.-Dice, orgulloso. Mira su reloj.-¡Oh! ¡Es la hora!

Empieza a aplaudir mientras me coge del brazo y saca fuera de la habitación.

Va a ser una noche muy larga.

Todos nos reunimos en el ascensor, dónde hay un silencio incómodo.

Desde el día que acepté ser un profesional, no puedo mirar a Alison sin sentirme culpable, es como si la culpa me atormentaran desde esos ojos castaños.

Mi equipo me hace cumplidos y yo respondo con una sonrisa nerviosa. Elliot nos da unas últimas explicaciones de cómo debemos actuar. Pero no le hago caso. En mi mente sólo existe el echo que en la próxima hora hablaré frente toda Panem. Y eso será la decisión definitiva para los patrocinadores que quieren patrocinarme.

Tengo que estar perfecto.

Al salir del ascensor, vemos a los tributos en fila para salir al escenario.

Alison y yo nos colocamos detrás del distrito uno, que me dedicaron una sonrisa.

-¿Estás nervioso?-Me pregunta Perrie. Esta vez ha tapado su cicatriz con su mata de pelo liso.

Lleva un vestido que enseña... Más de lo que debería enseñar un vestido.

Está claro que quiere parecer sexy.

Su compañero, quiere hacerse el duro, como yo.

Lo sé porque en una de nuestras reuniones en el comedor del gimnasio para decidir estrategias para los Juegos, nos lo dijo a los dos. Pero quedamos de acuerdo en no responder lo mismo, para que no pareciera repetitivo.

-¡Perrie!-Grita la que debe de ser su estilista.-¡Vente, cielo! ¡Está a punto de empezar!

-Me toca.-Nos informa la chica.-Desearme suerte.

-No la necesitas.-Le digo con una sonrisa.

Me sonríe y me da un beso en la mejilla.

Noto que mi corazón late a mil por hora.

Alison me mira con indignación.

-¿Qué?-Le pregunto a mi compañera aún con la marca del pintalabios de Perrie en la mejilla.

-Nada.-Mira hacia otro lado.

La euforia del beso es nublada por la culpa que siento de nuevo por abandonarla.

Aunque claro, igualmente en los Juegos íbamos a ser enemigos.

Decido ignorarla y empiezo a hablar con Luke, mientras vemos a su compañera por las grandes pantallas hacer la entrevista.

Poco después, le toca a él. Y me quedo en silencio frente a Alison.

Lleva un vestido azul y una diadema que imita una tiara. Esta vez no lleva sus características coletas en el pelo, si no que lo lleva suelto.

Está muy tierna.

Cuando le toca a ella, quiero desearle suerte. Pero sé que sería muy egoísta por mi parte hacerlo.

Observo su entrevista por las pantallas.

La verdad, es que lo ha clavado.

Esas sonrisas infantiles y ese miedo que le nublaba los ojos al hablar de los juegos, hizo que cada uno de los presentes sintiera lástima por aquella niña.

-¡Liam! ¡Te toca! ¡Vamos!-Me llama mi estilista.

Necesitaré más suerte que ella.


HUNGER GAMES ( 1D FANFIC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora