♢Uno♢

9.7K 535 12
                                    

Mordí mi labio nerviosamente mientras miraba la hora de mi reloj. Sara jamás era puntual y sabía cuánto me molestaba eso. La puerta del pequeño café se abrió de golpe y una acelerada muchacha entró por ella corriendo en mi dirección.

— Lo lamento, de verdad. Se me ha pasado el bus y he tenido que caminar hasta el metro.

— ¿Qué le ha pasado a tu auto?

— Está en el servicio técnico. El motor ha dejado de funcionar como debía. —Se encogé de hombros provocando mi risa. Entendía el porqué de su retraso.

Era una de las pocas veces que usaba el metro y tuvo que haberse perdido.
Le pido que se siente con un gesto, y luego me siento yo, abatida.

— Vale, dime ¿Que ha pasado ahora? —Pregunta entrelazando sus manos en la barbilla. Sólo frunzo mi labio y me recuesto en la silla tirando mi cabeza hacia atrás.

— Ayer he ido con un chico a mi departamento. —Murmuró y ella enseguida se ve emocionada.— no te emociones, no ha pasado nada.

— ¿Cómo que nada?, ¿Qué haz hecho?

— Le he dado un puñetazo y luego una patada en el rostro cuando intentaba sacar mi ropa interior. —Susurro apenada y lo más bajo qué pude. Ella se tapa la boca sorprendida y tratando de aguantar una fuerte carcajada.— a éste paso moriré virgen.

— Pero... ¿Porque haz actuado así? —Dice entrecortada en medio de una risa. Sus ojos se aguaron y su rostro se puso rojo, lo que me ha producido vergüenza.

— No lo sé, solamente fue un acto completamente involuntario.

— ¿Y luego, que pasó?

— Me miro enojado y me pregunto si era virgen. Y luego, al saberlo se ha ido corriendo, literalmente. —ella abre la boca sorprendida.

— Dios, Nat, realmente no sé que decirte.

— Necesito que alguien me de clases sobre cómo perder la virginidad. —Propongo y ella fruncé el entrecejo notablemente.

— ¿Qué? —Pregunta sorprendida.

— Necesito a alguien que tenga experiencia y que no salga corriendo apenas sepa de mi "problema".

— Eso no es un problema. —Dice graciosa.— Muchas personas son vírgenes.

— Si, pero no a los veinticinco años, Sara. —ella abre la boca para responderme, pero la cierra inmediatamente mirando por la ventana, incapaz de decir algo.

— Espera. —hace un gesto con su dedo y busca algo en su grande y pesado bolso.

Luego de un rato de buscar y buscar, saca de allí si teléfono y deslizando su fino y delgado dedo, encuentra un número y me mira sonriendo.

— Mira —me muestra el teléfono y lo tomo entre mis manos. Un número seguido de un nombre aparece en la pantalla.

— Jos Canela. —musito leyendo.— ¿Qué hay con él?

— ¿Haz escuchado alguna vez la palabra "sexólogo"? —asiento mirándola aún expectante.— Bueno, él es algo como eso. Un psicólogo del sexo, puedes ir donde él y contarle tu problema, quizá y pueda ayudar.

— ¿Como es que tienes su número? —ella se aparta avergonzada y mira a otro lado esperando a que sus mejillas ruborizadas vuelva a su color natural.

— Charlie a veces... bueno ya sabes, todas tenemos problemas y he ido un par de veces. Sólo eso. —Explica tartamudeando. Sonrió un poco mirando nuevamente el número y suspiró.— él puede ayudarte... deberías considerar la opción de ir.

— ¿Crees que iré y le contaré a un completo desconocido que tengo veinticinco años, aún soy virgen y con quien he tenido la oportunidad, se han ido casi noqueados de mi casa?

— Si, para eso es, a él más que a nadie puedes contarle tus problemas, y te puede ayudar. Yo no puedo hacer más que esto.

Me aparto unos mechones que han caído a un lado de mi cara y suspiró nuevamente sacando mi teléfono para anotar el número. Sara sonríe satisfecha.

— Vale, iré, pero tu me acompañaras —amenazo y ella asiente acercando más a mi el teléfono. Al terminar de guardarlo, pongo allí "Sexólogo Jos Canela".

Me apoyo en el respaldo y cierro los ojos, es sorprendente el nivel al cual he llegado. A pedirle consejos a un especialista del sexo.

Virgen A Los 25 |  TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora