Jane lo había decidido no iría con su hermana a la graduación, prefería ahorrarse el tiempo buscando un vestido de una noche para poder viajar a Canadá.
Deseaba poder vivir en algún pueblo de ese país y dejarse llevar por buenas influencias, en vez de ser dependiente de las fortunas de mamá y papá como Liz, ella poseía la elegancia, la facilidad de envolver a las personas con una sonrisa y adherirlos a su palma son simpatía. Jane con su simpleza y gracia ganaba pocos amigos pero prefería ser parte de un pequeño grupo de amigos verdaderos a arrastrar "amistades" que no son como ella.
-¿Segura que no quieres ir?- Liz le repitió la misma pregunta que no faltaba en un día común y corriente, un día de la vida de Jane. Volvía a mirarse al espejo de cuerpo completo por milésima vez y giraba a ver a su hermana quién le sonreía negandole la invitación.- ¿Por qué tu repentina decisión de dejar de lado las fiestas?- Tomó la mano de su hermana y jugó con ella.- ¿Cual es tu misterio?
-No hay misterio que descifrar Liz, solo quiero disfrutar de la calidad de la casa cuando está sola, sabes que nunca nos quedamos solas y papá y mamá están fuera de la ciudad y mañana vendrá la tía Julianne a cuidarnos, solo quiero respirar la tranquilidad.-Jane acarició la mano de su hermana, se veía radiante con su vestido negro con detalles de diamantes en la parte superior y el encaje que recorría su cuerpo. Liz estaba hecha para esas cosas, para el lujo y las grandes cosas, pero Jane sentía que solo necesitaba de ella para absorberle su cordialidad.
-Me han venido a buscar.-Dijo al escuchar su celular en la mesa de noche. Caminó hasta su celular y lo guardó en su bolso de fiesta, se volteó hacia su hermana y le sonrió.-No hagas desastres mientras no estoy aquí, sé como eres de traviesa.
Ambas rieron por la gracia que Liz había dicho, y se despidieron. Cuando finalmente la gemela se montó en el auto de su novio Nev, el hijo del entrenador de fútbol de Washington y claramente Nev era el capitán del equipo del equipo de fútbol de la preparatoria Mitchell.
Jane cerró la puerta de su casa y corrió hacia su habitación compartida con su hermana, saltó a su cama y no pudo contener un grito de felicidad, por fin estaba sola. Subió el volumen de la radio y buscó lo que estaba ansiosa por tomar.
"Solo para emergencias"
Tomó la caja fuerte que se hallaba abajo de su cama y contó los billetes que había reunido, acto siguiente buscó su laptop y buscó algún lugar donde se pudiera quedar unos días, no quería estar en casa comiendo cereal y mirando películas de los 80's mientras su hermana salía con sus amigos y aprovechaba el tiempo de su juventud.
Marcó el número del taxi y después de haberle dado la dirección sacó una maleta que había armado hace días cuando su hermana estaba en el gimnasio. Solo escaparía de su casa por unos días y viviría por su cuenta, ella únicamente quería saber como era la vida adulta después de haber probada el dulce néctar de la nubilidad, deseaba poder convertirse en alguien independiente y probarse que podía sobrevivir en una selva de concreto con tan solo 18 años.
Apagó la radio,guardó su laptop y el dinero, bajó con su maleta y salió de casa, se montó en el auto amarillo y pidió su destino, el chofer se asombró por la distancia que recorrerían pero no refutó y siguió el camino que Jane quería.
La chica no era muy conversadora, es más el silencio se le hacía muy placentero, tenía el don de no hablar y sentirse cómoda con ello, Liz era todo lo contrario, no duraría dos minutos sin entablar cualquier conversación. Jane miraba por la ventana los edificios alejarse estaba clara que su viaje iba a ser una gran aventura y que al volver a casa tendría muchos problemas.
-¿Desea un poco de música?-Una voz muy suave hizo que los pasillos de su mente temblaran y se derrumbaran, Jane miró los ojos castaños del conductor por el retrovisor, era un chico muy joven calcularía de su edad, ¿Acaso si era taxista? Jane había durado mucho tiempo si montarse en un taxi y lo que recordaba era a un señor con barba y problemas de sudoración.
-Cl-claro- Jane habló y volvió a mirar la ventana.
-¿Le gusta la música clásica?
-Por supuesto, tengo una obsesión con cosas clásicas, es uno de mis fetiches.-Jane sonrió mirando el cielo oscurecido.
-Pues nos llevaremos bien, en el recorrido.-El chico sonrió al retrovisor.-Soy Shawn.
-Me llamo Jane.