El camino a casa había sido el más agotador de toda mi vida. No podía parar de pensar en el estúpido de Ben y su forma tan exagerada de ver las cosas, y es que, ¿enserio es tan malo que sepan que lo conozco? ¡Joder! Llevamos juntos desde que cumplí los dos años y mi familia tuvo que mudarse a otro pais por el trabajo de mama. Es mi mejor amigo desde que tengo uso de razón, y, aún así ¿no es suficiente?. Soy consciente de que tal vez no sea la tía más popular del instituto ni la más zorra o putón como para considerarse digna de ser de su grupo de ¨populares¨, pero es que, solo pido un poco de reconocimiento, nada más, un hola y adiós por lo menos, o tan si quiera un poco de consideración por su parte en lo que respecta a su comportamiento en clase. Porque ¡no me jodas! no pensará de verdad que voy a quedarme parada viendo como echa a perder su nota media de sobresaliente solo por hacerse el chulito delante de un grupo de subnormales que solo quieren divertirse a su costa. ¿Corta royos? ¡Y una mierda! Soy realista, justa, franca.., como queráis llamarlo, pero estoy hasta las narices de que sea tan tonto como para no darse cuenta de que esa actitud de mierda no le va a llevar a ninguna parte. ¿Qué pasa si me conoce? ¿Qué hay de malo en que me preocupe por él? Soy su mejor amiga ¡Por dios! Es de lógica que no espere tenerme sentada quieta mientras veo como le pega una paliza a alguien que no tiene la culpa de su humor de perros. Pero bueno que podía esperarme, es de Ben de quién estamos hablando. El único chico que conozco capaz de llorar cada vez que veíamos el Diario de Noah y hacerse el chulito cuando algún niño del parque lloriqueaba por haberse raspado la rodilla. Nunca le ha costado demasiado ser insensible.
Mientras seguía pensando en mi mejor amigo y en las palabras, de las que estaba segura, más tarde se arrepentiría, había conseguido llegar a la puerta de mi casa y me encontraba parada frente a esta, probablemente, con cara de tonta observando a mi alrededor sin haberme dado cuenta de dónde estaba.
Despejando mi mente de problemas absurdos que más tarde tendría que solucionar me adentré en lo que había sido mi casa durante poco más de quince años. Cerré la puerta con pestillo, como siempre tenía la costumbre de hacer, y me deslicé de espaldas a la puerta hacía el frío suelo de madera que recorría toda la estancia. Ni si quiera me había parado a escuchar algún ruido para asegurarme de que mi madre no había llegado antes de tiempo. Veréis, ella es algo así como la jefa de una importante revista de moda bastante famosa internacionalmente, por lo que, en lo que a horarios respecta, mi madre no tiene uno muy definido que digamos. Básicamente se larga de la oficina cuando a ella le parece bien, así que, nunca estoy muy segura sobre la hora en la que la encuentre en casa.
Mientras sigo disfrutando de mi armonioso e inusual silencio escuchando el relajante sonido del viento, se me viene un mensaje rápido a la cabeza que consigue iluminar mi despistado cerebro ¨Asegúrate de ir a por tu hermana los miércoles y viernes, María ha cogido la baja por maternidad así que no puede recogerla¨
¡Mierda! Ya decía yo que la casa estaba muy silenciosa para variar, faltaba campanilla revoloteando por la casa y lanzando sus polvos de hadas, mejor conocidos como picapicas. Odio cuando hace eso después de ver Peter Pan, siempre acabo con el cuerpo lleno de ronchas pareciendome al mismísimo Deadpool cuando acaba de convertirse en mutante . ¨Joder, que hora es¨ pienso mirando la hora de mi reloj y comprobando que, efectivamente, acababa de terminar la hora del comedor.
Subo corriendo las escaleras para llegar a mi cuarto y una vez allí lanzo mi mochila con todas mis fuerzas a la parte más oscura de la habitación al tiempo en que me deshago de la coleta y mis pies cogen la chaqueta que se encuentra apoyada sobre la silla de mi escritorio, si chicos, en plan patada voladora, pero no me juzguéis, me espera mi hermanita la rencorosa que tiene en su poder el libro de bromas escrito personalmente por mi primo Walter. Llamadme loca pero prefiero no arriesgar mi dignidad más de lo necesario.
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Dios... el playboy vive en mi casa!!!
Teen FictionEl estúpido alzo una ceja mientras me miraba inquisitiva mente esperando a que por fin hablara. -Hola Smith...-salude por simple cortesia. - Desde cuando estas tan buena Stuarts? -Idiota...- enserio? solo se le ocurría decirme eso después de tanto t...