El Sol brillaba fuerte, iniciando un nuevo día en el Nación Fuego. La gente se levantaba para empezar otro día de trabajo y rutinas dentro de sus vidas normales. Los que vivieron dentro del Palacio empezaron alistar las cosas para la familia real del Señor del Fuego, para su hijo El Príncipe Ozai y su familia.
En este mismo día, una familia también empezaron a trabajar en el palacio. Una madre quien también es esposa preparaba el desayuno para La Familia Real, su esposo trabajaba como sirviente para El Señor del Fuego Azulon, Y una niña, hija de estos dos, trabajaba ayudando en la cocina y llevando cositas para la Princesa Ursa. Cada día, ella fue vestida en un atuendo más fino que de sus padres por que servía a la Princesa Ursa como si fuera su primera dama, en realidad, prácticamente lo era.
Ella fue a la cocina para llevarle a la Princesa un canastón de Frutas como normalmente hacía todos los días, pero cuando abrío la puerta de la cocina para salir, se detuvo el paso. En el pasillo, vio a un niño.
~Quien es este?~ se preguntó
Se quedó allí, sin saber qué hacer. Realmente no le gustaba acercarse a nadie, especialmente a las personas que nunca habia conocido ni visto, (Como si los pasillos de otros sirvientes y guardias intimidantes no era suficiente), Pero ella respiró hondo y continuó tratando de no mirar a aquel extraño, además parecía ocupado jugando con un pequeño juguete.
Cuando se acercaba, el niño sí se dio cuenta de su presencia y levantó la mirada. Ella mantengo su mirada fija en adelante, sus ojos se engrandecieron en concentración y su cara enrojada. Cuando por fín se encontró fuera de vista del muchacho, ella respiró de nuevo y continuó hacia la habitación de la Princesa.
El muchacho se quedó confundido y un poco intrigado, pues nunca había visto otra niña en el palacio, solamente a su hermana malvada. El niño simplemente encogió los hombros y siguió jugando su juego.
-Su Alteza!- Una sirvienta exclamó, corriendo hacía él.
-Su alteza, su familia ya están esperando,-
La sirvienta jadeó, inclinándose ante él.-Ay no!- El niño se levantó y corrió.
Cuando él estaba llegando a la sala del comedor, su madre le esperaba fuera de las puertas. Ella le acarició su mejilla y enderezó su vestimenta antes de entrar.
-Llegan Tarde,- El Señor del Fuego Azulon, quien es su abuelo también, les gruño.
-Lo siento mucho, es que yo...- La princesa pensó en algo rápido.
-Todavía estaba alistándome, tu sabes cómo son las mujeres,- Ella dijo mientras sonreía levemente, el muchacho que ella tenía no hizo ningún contacto con su abuelo. Ni se atrevió a mirar a su padre, sabiendo que, incluso sin mirarle a los ojos, todavía desaprobaba de él. Solamente vio a su hermana quien hizo una expresión de burla hacia él.
Su abuelo, El Señor del Fuego habló de nuevo:
-¿Y mi nieto, por qué estaba atrasado él?- Preguntó a la princesa.
-Eh... yo quería que entrara conmigo,- mintió ella, El Señor del fuego gruñó.
-Pueden sentarse,- Dijo el Señor fuego y los dos se sentaron.
Después de un desayuno aburridísimo, Dijeron a los niños a que se regresen a sus habitaciones y se alistan para su entrenamiento de Fuego control.
Como siempre, aunque trataba de mejorarse, siempre se caía como torpe en su entrenamiento, eso o no usaba bien su respiración para sacar el fuego que corría en sus venas, en cambio su hermana, siempre era mejor en el entrenamiento y ganaba elogios de parte de su maestro. Era considerada un prodigio de fuego control, pero lo peor es que nunca se perdía un día en cuando no se alzaba en su cara.
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Solamente Una Llama: Se Cumplan las Reglas
FantasyEl momento que te impiden tus poderes, la tentación de utilizarlo crece cada vez más intenso. Omi es una niña que tiene el poder del fuego control. El único problema es... que no tiene derecho para usarlo, Ella es una esclava quien trabaja junto co...