Capítulo 4 Encuentros

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Diez años, ese es el tiempo que llevaba sin pisar NY, años en los que había logrado vivir sin recordar lo que un día pasó. Diez años en los que había crecido como persona, en los que había recordado casi a diario lo efímera que es la vida.

Por él no habría regresado, pero su médico le aconsejó un fisioterapeuta de NY, además uno de sus mejores hombres estaba metido en un problema. Hacía tan solo tres días le había llamado pidiéndole ayuda. Así que ahí estaba, nuevamente en la ciudad que nunca duerme. Y desde el mismo instante en el que su avión tomó tierra los recuerdos comenzaron a asaltarle.

Su primera parada sería aquel cementerio, quería presentar sus respetos ante aquella tumba. Tras aquello se dirigió a conocer a su nuevo fisio, suspiró esperaba logarlo esta vez, no tendría otra oportunidad si no lograba pasar el tribunal médico de dentro de tres meses su vida en el ejercito estaría terminada.

Una vez en la consulta del fisioterapeuta la enfermera de la entrada le había dicho que se sentase y esperase.

Tras esperar uno sdiez minutos por fin entraba en la consulta.

-Buenos días Teniente Coronel Castle, siéntese por favor.

-Gracias, pero por favor llámeme sólo Castle. Dejemos lo de Teniente Coronel.

-Está bien. Bueno mi colega me ha pedido ayuda. He estudiado las pruebas, lo primero que tengo que decir es que debería dar gracias por tener aún la pierna.

-Ya, eso me dice todo el mundo. Estoy agradecido al equipo de cirujanos que me atendieron tras el atentado. Soy consciente de que gracias a ellos a día de hoy aún mantengo mi pierna.

-Bien, me alegra ver que es usted consciente de eso. Desgraciadamente para salvar la pierna hubo que extirpar una gran cantidad de masa muscular, por lo que veo el titanio de su pierna no le ha dado ningún problema extra. ¿Cuánto tiempo tenemos antes de su reevaluación por el tribunal médico?

-Tres meses. Es la fecha tope que me han concedido, si esta vez no logro pasarlo me licenciaran.

-Bien. Sólo le puedo asegurar que haré todo lo posible para que logre pasar el tribunal, pero siendo sincero, no hay muchas posibilidades de logarlo.

-Lo sé, Robert me lo dijo y por eso me mandó a usted. Me dijo que si alguien podía logarlo ese es usted.

-Quiero que le quede totalmente claro que lo más seguro es que le declaren no apto. Ahora mismo tiene tan solo un 30% de funcionalidad en la pierna, si lográsemos llegar al 70% tendría alguna posibilidad de pasar la revisión.

-Entonces hay mucho trabajo por delante.

-Me gusta, su actitud. Pasado mañana le quiero aquí a las siete de la mañana listo para el trabajo.

-Seré puntual. Y gracias por atenderme tan rápido doctor Love.

-Espero que lleguemos a buen puerto, va a trabajar para eso.

-Gracias, nos vemos mañana doc – Castle tendía la mano para despedirse.

-Hasta mañana Castle.

Bueno, todo había ido como esperaba. Seguía sin garantías de pasar el tribunal. Pero no se iba a rendir aún. Lucharía hasta el último día.

En la comisaría número 12 el equipo formado por Esposito, Ryan y Beckett se encontraban ante un nuevo caso de asesinato. La víctima era un sargento mayor del ejército americano, recién llegado a los EEUU.

-Espo, dime que has averiguado por qué la víctima estaba en aquel callejón.

-Lo siento Beckett, pero continuamos sin saber qué hacía allí.

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