El hombre enserio se parecía a Estefan, pero joven como si fuera otra persona, el dijo:
-No puede ser, aquí en tenemos aquí , no te presentarás, o vamos, yo lo are, amada por todos, salvadora de los desamparados, mano derecha del grande, vencedora de los tiranos, Angelus Dellus, el ángel de la salvación
La joven quedo anonadada no sabía que gesto hacer si llorar. Sonreír, o simplemente desmayarse, ella le dijo:
-Perdona pero no se de lo que hablas-
-que no bajaste para saludar a un viejo amigo soldado-, dijo el sujeto
-Pues no recuerdo nada dígame, usted podría ayudarme a recordar -
-Hay An tu siempre fuiste tan graciosa, pero en vista de tu cara estas diciendo la verdad, por donde empezaría-
La historia que le dijo el, a Angelus era una muy antigua que Lian ya le había mencionado , era así:
Hace mucho tiempo cuando el que gobernaba los cielos y la tierra, estaba decepcionado con su propia creación, por haber destrozado todo, le pidió a un ángel llamado Ramaael que hiciera lo que se le viniera en gana, el grande te pidió que lo obedecieran ahora a el, y tu ciegamente lo hiciste, le disté todas tus tropas y tu equipo de confianza, que se conformaba por Amael, Mikae, Llesueal, yo (Estefan), nos hicieron peliarnos hacer micerable a la humanidad, pero tu aún creías que había remedio con ellos y enfrentaste a Ramaael y desafiaste las órdenes de el grande, luchaste y luchaste por lo que querías, el grande solo te dio la espalda porque el amaba su creación pero era letal para si misma, no te rendiste nunca y tu equipo te siguió como si tu fueras la grande, hiciste que muchos ángeles calleran, incluyendo el equipo de Rameel (Akibeel, Tamiel, Ramuel, Danel, Azkeel, Saraknyal, Asael, Armers, Batraal, Anane, Zavebe, Samsaveel, Ertael, Turel, Yomyael y Azazyel o Azazel) , los acabamos a todos y luego de destrozar a Rameel tu asumiste toda la culpa y recibiste el castigo tu sola, te pusieron en un calabozo por mil años, pero nadie te dijo que a tu equipo, lo mandaron a la tierra a morir y reencarnar por una eternidad. Para proteger lo que tanto, habíamos luchado