cap 4 una lagrima suelta

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Kise ayudó a Tetsuya con un par de cajas que tenían material didáctico. Las puso en el escritorio de la oficina y después caminó hacia el pequeño ojiazul para ayudarle a que tomara asiento.

-Kise-kun... ya te dije que estoy bien... no es necesario que me ayudes tanto... en serio ya no me canso...-

El rubio hizo un puchero de inconformidad ¿Quién en su sano juicio podría no ayudar a ese pequeño peli celeste? Pese a que las pruebas de laboratorio que se realizaba periódicamente seguían arrojando solo buenos resultados Kise había creado un instinto sobreprotector hacia su amiguito que era igual de comparable a una mamá con cría, incluso su esposo Aominecchi le hacía segunda, no tan obvio como el pero la pareja era los padres putativos del menor.

-moo... Kurokocchi... déjate querer... no pasa nada si te consentimos un poco.

¿Un poco? Tetsuya estuvo a punto de recriminar su "un poco" al rubio pero prefirió guardar silencio... así había sido siempre, desde niños. Tal vez porque Tetsuya tenía ese tipo de cuerpo pequeño y delicado que le hacían verse vulnerable... además... un poco de amor no le haría daño a nadie... ¿o sí?

Kise fingió llorar con tono lastimero -además... no dudo de que en poco tiempo vas a abandonar el nido definitivamente, primero tus viajes que has hecho, ahora el trabajo, después un apuesto novio y después una gran boda... y después los bebes... ¡mi Kurokocchi crece tan rápido!

El peli azul negó divertido, definitivamente había días en que Mamá Kise no podía ni consigo mismo... ¿casarse? Puf!

Si su último novio había huido cruelmente en cuanto había visto la horrible cicatriz que marcaba su pecho... para ser honesto consigo mismo veía muy pero muy lejos una boda.

-tocaron el timbre...- susurró el rubio cortando el hilo de sus pensamientos. Tetsuya corroboró que era verdad cuando escuchó el segundo timbrazo.

-deben ser de la agencia de remodelación... ¿les puedes abrir por favor? Es hora de mi medicamento.

El rubio velozmente se acercó a la cajonera donde su amiguito guardaba su medicina, cogió la indicada y sirvió un vaso de agua para brindarle todo al menor.

Tetsuya le miró ceñudo. -yo la puedo tomar solo...-

El rubio le pellizcó con amor un moflete y le guiñó un ojo. -ya te dije que te dejes querer... -

Resignado el ojiazul ingirió su medicamento y tomó asiento, aun se mareaba un poco cuando los inmunosupresores entraban en su cuerpo y tenía que descansar un par de minutos.

Ryota salió de la oficina y cantarín como siempre fue a atender a sus invitados.

La escuela era un lugar pequeño, constaba de 5 aulas, un arenero, una pequeña piscina y un gran patio que al fondo tenia los bañitos y lavabos adaptados para los infantes. Nada más entrar Taiga supo que el salón que era usado como taller de arte necesitaba una casi reconstrucción, unos cuantos juegos no le vendrían mal al lugar y un poco más de color serian geniales. Analizaba el lugar detalladamente mientras escuchaba al sexy rubio que les explicaba ser profesor de la escuela y que deseaban agregar un salón extra y remodelar aquel en el que Taiga ya había hecho como 20 planos mentales.

-el director desea poner un par de juegos en esa área del patio... dice que agregar más color en los salones seria genial y le urge la remodelación de este salón.-

Bien... Taiga ni conocía al director de aquel pequeño lugar pero sin duda ya le caía bien, era como si hubieran deseado lo mismo y solo uno tuviera que hacer lo que el otro pensaba. Atsushi miraba con total indiferencia el lugar... los niños nunca habían sido de su agrado, para él, los niños eran como pequeños rivales que siempre le querían quitar sus golosinas.

siempre contigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora