Capítulo 6.

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-Joder, que fuerte lo del chico. Menudo gilipollas.- Digo asqueado dándole una patada a una lata que había en el suelo.

-Gilipollas es quedarse corto, no hay insulto lo suficientemente insultante para personas como esas.- Me responde Amber y acto seguido se enciende un cigarro.

-Lo sé, lo sé.- Meto mis manos en los bolsillos de mi chaqueta y frunzo el ceño cuando no encuentro mis llaves. Dirijo rápidamente mis manos a los delanteros del pantalón, pero nada solo un montón de papeles arrugados y un condón en su envoltorio, y en los traseros tampoco.- Mierda, las llaves. ¿Qué habré hecho con ellas?

-A lo mejor están en el bar, vamos a buscarlas.

-Joder, lo que me faltaba.- Comento alterado y nos vamos rápidamente hacia el establecimiento.

Al llegar allí pregunto a la gente si han visto mis llaves esperando una respuesta positiva, pero nada. Todo el mundo está demasiado ocupado en sus conversaciones o simplemente me contestan con un "no" seco.
Me paso las manos por el pelo nervioso, si no encuentro las llaves de seguro que me quedaré fuera de casa, Castiel se ha ido a casa de su novia y mis padres se fueron en la mañana a resolver algo importante. Al parecer últimamente la suerte no está de mi lado y eso me produce angustia.
Trato de tranquilizarme cogiendo y soltando aire mientras camino de un lado para otro, no voy a conseguir nada estando nervioso. Me dirijo a la barra a esperar a la camarera para preguntarle si las ha visto, pero está ocupada yendo de un sitio a otro, el restaurante se ha llenado en pocos minutos.

-Ven Amber vamos a sentarnos en la barra a esperarla.- Le digo tratando de tranquilizarme para tratar de no dejarme calvo.

-Al final has caído en sus redes, ¿eh?- me da un golpe suave en la pierna y empieza a hacer caras raras.

-¿Te esta dando una embolia o qué?-Me río de ella y ella vuelve a pegarme pero esta vez más fuerte.- No he caído en sus redes, sabes que no me interesa solo es para preguntarle por las llaves boba.

-Claro, seguro que lo de las llaves es una excusa. Pillín.- Ríe y nos ponemos a esperar para que ella pida una cerveza.- La hostia, sí que tarda.

-Es que esto está atestado de gente, tengamos paciencia- la digo mirando a mí al rededor.- Creo que solo le falta la mesa de allí.- Comento señalando la mesa en la que seguía sentado el grupito de antes. La sigo con la mirada cuando se acerca a la mesa nombrada anteriormente y vemos como toma nota, frunzo el ceño al ver que el que antes la ha besado como si se la fuera a comer se ha levantado de forma intimidante y la ha hecho retroceder un poco.- Amber, ¿tú has visto eso?

-¿El qué? ¿Tu cara de imbécil? Pues la llevo viendo durante años.

-No, gilipollas. Lo que ha hecho el chico.

-¿Qué ha hecho?- Pregunta algo perdida. 

-Por Dios, que mujer.- bufo para después negar con la cabeza.- Mira hacia allí, donde el grupito de antes. El chico la está intimidando.

-Joder, menudo capullo. Vamos a ayudarla, se la ve asustada.- Ella se levanta muy acelerada de su taburete hacia el chico, pero la freno un poco agarrándola suavemente del brazo. Sé que estos temas no le gustan un pelo pero simplemente queremos ayudar y no armar jaleo. 
Nos quedamos observando los movimientos del chico atentos para poder intervenir en el momento justo para que no vaya a más, por ahora la está mirando fijamente mientras se acerca a ella con paso lento y decidido. Pero Amber decide acercarse directamente y llamar su atención dándole toquecitos en la espalda, la va a liar aunque el chico está tan concentrado que parece no notarlo.- Disculpa capullo, ¿me puedes hacer caso? 

-¿Capullo? ¿A quién le estás llamando así?- Dice él con un tono ligeramente divertido cuando se gira.

-A ti, pedazo de imbécil.- Le responde Amber dispuesta a saltar sobre él en cualquier comento. Yo me llevo las manos a la cabeza desesperado, creo que nos echarán de por vida de otro bar de la ciudad. Él se acerca peligrosamente a ella con una sonrisa socarrona en su rostro.- ¿Te crees que me vas a intimidar? He conocido demasiados payasos como tú o incluso peores.- Yo veo como él intenta acercar lentamente una de sus sucias manos para ponerla en la cara de Amber, pero antes de consiga hacerlo la echo hacia atrás y me pongo frente a él.

-Anda mira, mi amigo el maricón. ¡Cuánto tiempo!- Se echa a reír y sus estúpidos amigos le siguen mientras que yo levanto la mirada para ver por encima de su hombro a la camarera, me mira con cara de preocupación y yo le dedico una sonrisa torcida.-¿Qué pasa? ¿Nos ha dejado el novio y buscamos consolación en las faldas?- Me está buscando las cosquillas este gilipollas, la sangre me hierve y estoy intentando contenerme para no darle un puñetazo.- Ya sé, déjame adivinar se ha tirado a otra y se ha dado cuenta de que no mereces la pena.

-¡No le hables así, hijo de puta!- Chilla la que es mi mejor amiga enfurecida para luego soltarle un puñetazo. Me sorprendo echándome levemente hacia atrás y en un abrir y cerrar de ojos el chico le da un fuerte puñetazo a la pobre camarera al querer interponerse en la pelea. Todos en el lugar se escandaliza y empieza armar jaleo, hasta que sale el que parece ser el dueño del bar.

-¿¡Se puede saber que mierda está pasando aquí!? ¿A qué viene tanto escándalo?- Camina de forma rápida hacia nosotros y cuando llega enfrente nuestra, nos inspecciona con la mirada. Trago saliva, la hemos cagado.

The Show Must Go Wrong.Where stories live. Discover now