Ya era de tarde, lo sabía porque las luces se habían encendido, Alan se la había pasado sentado como siempre, Fred robó una pelota y estaba jugando con ella, Cristopher trataba de llamar la atención con la escusa de que sus padres no sabían que estaba aquí, Lara lo trató de tranquilizar diciendo que iba a tratar de localizarlos para informarles que estaba aquí. Pero no lo logró. Cristopher se desesperaba cada vez más.
Yo estaba sentada en mi cama abrazando mis rodillas, me sentía muy aburrida.
— Cristopher— Presté atención a Lara cuándo entro— Llamé a tus padres, ya saben que estás aquí—
Miré a Cristopher, se veía emocionado.
— ¿Entonces vendrán?— sus ojos brillaban— ¡Me iré de aquí!— exclamó
Volví a Lara, y supe que sus padres lo dejarán aquí... Tal y como hicieron conmigo.
— Cristopher, tus padres no vendrán por ti...— soltó Lara sin desear decir esas palabras...
Miré a Cristopher, y su emoción se esfumó...
— ¿Cómo?— susurró estupefacto
—Tus padres desean que te quedes un tiempo aquí... Lo siento— Aclaró Lara así sin más... y se fue.
Me acerque lo más rápido que pude a la ventana, Cristopher solo se quedó ahí... parado con la mirada perdida.
Camino a paso lento hacia su cama, se acostó y se cubrió hasta el cuello... Y oí los sollozos que tanto conocía
— Cristopher— susurre
— Me abandonaron... Aquí...— se me hizo un nudo en la garganta.
— No estoy loco... sé que no lo estoy...— musito temblando
Suspire... y me alejé... Necesitaba tiempo...
—Alicia...— me volví a mirarlo— ¿Por qué me hicieron esto?— mordí mi labio. No solía hacerlo muy a menudo.
— A veces... Nuestros padres creen que hacen lo mejor por nosotros... Cuando en realidad nos están destruyendo— reflexiono.
— ¿Esto sentiste tu?— me observa, puedo ver lagrimas en su rostro.
Bajo la mirada...
— Si... aunque... No recuerdo mucho— respondo
Oigo que Cristopher se mueve, no quiero hablar.
Los golpes de la pelota de Fred resuenan por todo el pasillo, y ya son algo irritantes.
— ¡Para con esa cosa!— miro asombrada a Marisa, nunca la había visto molesta.
— ¡Tengo que aguantar esa tonta cancioncita todo el día, respeta mi lugar!— Le grito Fred
— ¡A mis amigos les gusta que cante, y les enoja tu torpe pelota!— le respondió de igual modo Marisa.
— ¡Y a mí que me importan tus torpes amigos!— Le contestó Fred.
Gritan tanto...
Miro de reojo a Alan, no ha hablado, de vez en cuando se mueve pero no hace nada. Solo esta mirando como Fred y Marisa discuten.
— ¡No soy un tonto enfermero que esta pendiente de ti!— presto atención cuando Fred grita eso.
Marisa abre la boca completamente sorprendida, pero luego la cierra ofendida.
— Eres un torpe— murmura por lo bajo dándole la espalda.
Oigo un suspiro pesado y me doy cuenta de que es Alan.
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¡Déjenme Sola! Por favor...
General Fiction//ATENCIÓN\\ Esta historia puede provocar depresión debido a su contenido emocional. Se recomienda discreción.