Capitulo 8

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Me revolví en la cama, después de ese sueño me fue casi imposible dormir, creo que tan solo fue una hora... Y otra necesidad se presentó

Con rapidez bajé de la cama... necesitaba con urgencia ir al baño.

Fui hacia la cámara que se encontraba en la esquina de la habitación, en el techo, agite las manos y grité:

— ¿Podrían venir? ¡Tengo que ir!—

Continúe haciendo lo mismo, no podía aguantar más.

Me crucé de piernas, aguanté la respiración, trate de no pensar... Pero no funcionaba...

— Enserio que alguien venga... Tengo que ir pronto...—

Esperé unos instantes, estaba transpirando...

— Por favor... sé que están ahí. No hagan como que no me oyen— reproché

Volví a callarme, miré mi habitación, era una desventaja no tener baño propio. Y cuando te daban ganas de noche, tenias que llamar a un guardia de seguridad, aunque a veces se hacían los sordos.

— Enserio que alguien venga... ¡Escuchen!— grité de nuevo.

Ay odiaba que se pusieran así... mi vejiga iba a estallar.

— Ya, ya, se paciente...— oí la voz de Maluco— Ya estoy aquí—sonreí

En cuanto Maluco abrió la puerta lo abracé con fuerza.

— ¡Maluco! ¡Que alegría verte!—exclamé sin soltarlo

— Niña.. También me alegra encontrarte— me respondió abrazándome.

Nos separamos y yo sonreí con ganas, era algo lindo volver a ver a Maluco.

— ¿Tan tarde despierta?— Preguntó— Deberías estar durmiendo—

Lo miré dándole a entender la razón.

— ¡Oh! Cierto...— exclamo pasando su mano por su cabeza casi sin cabello— Ven conmigo—

Salí junto a él, encendió su linterna e iluminó el pasillo. Sabía porqué hacía eso, para no despertar a los demás.

Caminaba dando pequeños saltos a su lado, mirando las habitaciones, Leila parecía una muñeca mientras dormía.

Leila también es suicida, pero menos que Leo, el era el que ocupaba la habitación donde ahora estaba Cristopher, desde su suicidio nadie volvió a ocuparla, hasta hace unos días.

Fruncí el ceño, ¿Fue hace unos días...? ¿O ayer?

Sacudí mi cabeza y continué caminando.

En la habitación continua, esta Miguel, el sufre de Apotemnofilia, se trata de el deseo de querer amputarse partes del cuerpo, y el un día cumplió su sueño, se nota en su mano izquierda, en la que solo tiene tres dedos, ese día tomó una tijera del bolsillo de un enfermero y se corto los dedos anular y meñique, era un derroche de sangre por todas partes, el olor no desapareció sino hasta tres días después, recuerdo que quise vomitar todo ese tiempo.

Me detuve cuando sentí un susurro.

Retrocedí hasta quedar frente a su cuarto.

— Yo lo hago...— estaba hablando dormido— No, deja... Yo lo hago por ti... Déjame hacerlo...—Fruncí el seño, cuando decimos cosas dormidos, estas carecen de sentido.

— Alicia— Miré a Maluco— Ven— obedecí y corrí hasta llegar a él.

Continuamos caminando por el pasillo, hasta que llegamos al área de los sanitario, Maluco abrió la puerta y me dijo que me esperaría.

¡Déjenme Sola! Por favor...Where stories live. Discover now