Joya

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Taemin no podía sentirse más emocionado, se sentía como tener un nudo en el estomago, incluso los nervios le ganaban dándole algo de nauseas cuando sintió el anunció que el avión pronto aterrizaría, sería un nuevo comienzo.

- Hijo, debes tranquilizarte ¿Si? Nos traes a tu padre y a mi bastante nerviosos...

Miro a su dulce madre que acarició el largo de sus cabellos sonreirle con tranquilidad ¿Pedirle aquello? Imposible. Sintió la carcajada de su padre, pero nada más le sonrió sintiéndose avergonzado al ser demasiado obvio, para tener veintidós parecía un crió recién afectado por las hormas ¿A quien culpaba? Cumpliría algo que quería con la ayuda de los seres que más amaba, sus padres.

Taemin Lee, hijos de Lee Jinki y SunYoung. Provenía de una familia bastante acomodada por su herencia familiar, descendiente de una pareja de ancianos muy exitosa en india, su padre era el tercer hijo de de matrimonio que se había casado con una extrajera, de igual manera, no menos importante, se había armado carrera junto al negocio de su padre en Corea del Sur, que ahora administraba su hijo mayor, ya que por motivos familiares regreso con su familia a la india. Los abuelos de Taemin estaban un poco delicados de salud, habían pedido a su hijo menor cuidarlos ya que los otros dos vivían ocupados con sus vidas. Taemin aprovecho la oportunidad terminando de convencer a sus padres.

Agradecía mil veces tener aquella familia, fue criado con una humilde educación, si bien la sangre hindú que corría por sus venas era poca, desde pequeño sintió atracción por esa cultura, su padre siempre le enseño lo necesario para ser un buen hombre hindú. Sin embargo Taemin no solo amaba por eso a sus padres, ellos eran de mente bastante abierta, habían aceptado su condición de homosexual pese a todo aunque Taemin ni siquiera se los había dicho, pues era su hijo y lo iban amar siempre, como también aceptaron que estudiara danza sin pensar que de este les demostraría lo gran talentoso que era, ellos decían no poder pedir hijo más perfecto, a su hermano siempre le intereso el negocio familiar, él se fue por otros caminos.

El chico siempre quiso unir las dos cosas que más adoraba, el baile y la cultura de sus padres, la danza hindú siempre le llamo la atención, muchas veces deslumbró a sus propios padres bailando para ellos, tenía mucho talento según su mamá, quería mostrárselo s todo el mundo, aunque había un pequeño problema, le gustaba el baile femenino de la cultura, lo encontraba mucho más elegante y práctico para él que era ya un bailarín profesional, sabía de sus habilidades.

Fue idea de su padre venir un tiempo con ellos mientras cuidaba a sus abuelos, mencionando que podría colocarlo en algún curso para que se perfeccionara, así es como se vino con todo, Corea no lo necesitaba tanto.

Al llegar no tardaron en ser llevados a la casa de sus abuelos, siendo bien recibidos por ellos ubicaron sus cosas, los abuelos de Taemin eran de igual de geniales que sus padres, era afortunado de tener una buena familia. Ya establecido su madre le ayudo a buscar alguna escuela de baile que fuera de la categoría de él, aunque al menor no le importaba las apariencias aun debían mantener la reputación de sus abuelos, no lo lamentaba, de donde venía era todo muy distinto, eso si, que ni pensaran en casarle.

Bufo bastante aburrido repitiendo los pasos que infringía el maestro, el no estaba echo para eso, miro encima de su cabeza el reloj, apenas faltaban cinco minutos para salir de aquella tortura, se hubiese retirado antes pero se consideraría mala educación.

Se sintió aliviado cuando la clase acabó ¿Cómo había acabado en una clase de baile para hombres? Era lo que menos quería, pero su padre le explico que no podría tomar las clases con las mujeres porque ahí estaba prohibido verse con una aunque sea en la escuela a menos que estuvieran comprometidos o casados, las chicas debían apartarse de los hombres para ser bien educadas, menuda mierda, el solo quería bailar.

Desbordando pasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora