Se supone

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Era el tercer suspiro que había dado mirando hacia la nada desde el balcón de su casa, estaba aun metido en el hechizo de esa hermosa bailarina, Minho no podía hacer otra que dejar de pensar en aquella chica que había cautivado todos sus sentidos.

Aquel día era inolvidable, pese que después tuvo que pasar por un interrogatorio, había marcado ese día como el mejor de su vida. Tenia suerte, lo sabía, ese mismo día querían comprometerlo con una de las chicas de allí, pero él ya había escogido su dueña, su padre entendió cuando le explico que él no estaba interesado, aunque le vio bastante decepcionado al menos había conseguido que su hijo menor aceptara casarse con una de las chicas, al parecer Yuta quedo prendido de la belleza de Irene y la escogió como compañera, lo mismo para la chica que acepto con gusto, algo esos dos se traían pero no era de su incumbencia, lo importante es que su padre tendría un matrimonio con esa familia y lo mejor, era de donde su amada provenía.

¿Y si era una simple empleada de casta baja?

Le daba lo mismo, si sus padres se oponían o algo a él no le iba interesar, ese sentimiento de quedar prendido de alguien, enamorarse, porque sentía que estas muy enamorado a simple vista, para que decir en el momento que probo de su boca, su joya, había sentido lo mimo que él, sus almas estaban destinadas a estar juntas. Eso si, sus planes de salir fuera del país jamás iban a cambiar, era su alma exploradora, tenía la confianza en que Partivi había escogido una buena pareja en su vida y tanto como él tendría el deseo de acompañarlo, era una buena idea además si sus padres se negaban a aceptar a su joya. Ya no podía esperar más, Minho cogió del teléfono llamando a su amada, el primer intento y no le contesto, era imposible pedirle que fuera impaciente, tenía deseos de verla, aunque volvió a hacerlo ya al cuarto pitido su hermosa voz hijo saltar a su corazón de alegría.

- ¿Aló? ¿Minho?
- Joya~ -Su apodo parecía un suspiro adolescente llamándola tras escuchar su nombre que estaba en sus bellos labios-
- Min~ - La escucho reír con un tono bastante cariño, no podía ser mas perfecta, desde ese día habían sido unas largas semanas teniendo solo conversaciones momentáneas esta no sería así- ¿Que tienes Minho~?
- Mi bella joya~ el tiempo parece eterno sin poder verte -Sintió el suspiro de ella que le hizo suspirar- Mi Joya~ ¿Me podrías dar algo de tu tiempo? Deseo verte.
- Minho...-Ella guardo un momento de silencio que le desespero - Estoy en la casa de mis primas... No podemos
- Joya~ -Ambos suspiraron pues querían volver a verse. Minho pensó un momento teniendo una gran idea- te llamo en unos minutos.

Minho salto del sofá para ir corriendo hacia el patio de la casa donde debía estar su hermano menor practicando con la guitarra unos momentos, a veces podía aprovecharse de ser mayor y esta era una de esas veces.

- ¡Hermano! -lo vio sentado en un de las sillas del jardín tal como había dicho, sonriendo le puso sus manos en los hombros con una gran sonrisa, Yuta se sintió incómodo ¿Por que si hermano sonreía tanto? - ¿Quieres ir a ver a Irene?
- ¿Ir a verla? -Minho no dejo de sonreír al ver ese brillo en los ojos de su querido hermano menor- claro que quiero pero sabes que no podemos...papá no está.
- De eso no te preocupes, yo lo arreglo -Tal como dijo tomo de su teléfono llamando a su padre, tenia el mismo poder de convicción que su madre pues lo convenció - listo hermano, vamos hombre.
- ¿Qué te Traes Minho? Es raro que quieras ir si soy yo el que este comprometido con ella -Yuta lo miro haciendo que el moreno quedara tenso sin saber sin estaba bien contarle a su hermano- Minho.
- Está bien, pero no le cuentes a nadie -Podía confiar, desde muy pequeños siempre tuvieron mucha afinidad - Conocí una chica que me gusto mucho.
- ¡¿Te gusta alguien?! -Su hermano parecía sorprendido acaso el no tenia derecho a amar?- lo siento, es raro oír eso en ti.
- Esta bien, no importa, me entere que es prima de tu prometida y se encuentra ahora ahí.
- Entonces si me llevas vas a verla...oh Minho -su hermano lo miro muy picaresco pues las reglas decían que no podían estar a solas-
- Lo sé, lo sé, pero vamos quieres

Desbordando pasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora