Anversario

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Estar enamorado es aquel sentimiento que nos distingue de los animales, es un sentimiento único y fantástico, cuando te enamoras no te enamoras de la otra persona sino en ella, sientes que la felicidad del otro es tu felicidad, que no hay nada en este mundo mejor que estar con aquella persona que hace que tu corazón se detenga cada vez que estás con ella.

Todo estaba preparado para una velada maravillosa, hoy era un día muy especial, Marinette había citado a Chat Noir a una cena en su casa, por azares del destino sus padres tuvieron que salir de viaje a un pequeño pueblo de Francia.

La joven estaba dando los últimos toques a la decoración, no podía ocultar su emoción, se encontraba más que dichosa, pues hoy cumplía 4 meses de haber aceptado andar con aquel chico rubio que cautivó su corazón. Sin duda alguna, había a sido la mejor decisión de su vida.

—¿Cómo me veo?—le preguntó a su kwami.

—Te ves bellísima, Chat no te recocerá—dijo con una risilla.

—¿Sabes algo?—suspiró.—Chat Noir hace que mi vida tenga sentido, él es muy importante para mí—sonrío contemplando el atardecer.

La azabache se había dejado el cabello suelto, llevaba puesto un vestido que ella había diseñado especialmente para la ocasión, era un vestido corto, color rojo, con pequeños puntos azules que hacían resaltar su mirada.

Estaba ansiosa porque llegará su invitado.

La noche se hizo presente, la chica salió al balcón a verificar que todo estuviera listo, cuando de repente sintió como unos brazos la sujetaban fuertemente por la espalda, ella tan solo suspiró al sentir el calor del joven, Chat la soltó y se inclinó a besar su mano cual caballero.


—Buenas noches....princesa—el chico se quedó boquiabierto al ver vestida así a la joven.

—¿Acaso el gato te comió la lengua?—se acercó a besarlo.

—Es que no me esperaba esto—señaló el lugar.

—No te gusta—dijo haciendo un puchero.

—Mmm—puso su mano sobre su mentón.—Yo cambiaría las luces por acá, los platos por allá, pero lo que no cambiaría por nada del mundo sería a mi princesa—la sujetó de la cintura para besarla nuevamente.

—Jamás me podría enojar contigo—acarició su barbilla.

—Lo sé soy perfecto—le guiñó un ojo.

—No cambias—besó su mejilla.

—Te traje esto—mencionó sonrojado, de su traje sacó una pequeña cajita.

—¿Qué es?—preguntó ansiosa, agitando la cajita.

—Ábrela—la miró tímidamente.

La chica se impresionó al ver que se traba de un collar con díamantes rojos que en medio tenía una piedra negra, la cual se asemejaba un ojo de gato. El chico agarró el collar y se lo coloco con sutil delicadeza a la joven.

—Permítame—jaló la silla para que se sentará la joven.

—Gracias caballero—le regaló una sonrisa.

Los chicos cenaron la comida que Marinette había preparado, acompañada de una botella de Champagne mientras platicaban sobre lo felices que eran estando juntos.

Al cabo de un rato el joven invitó a la chica a bailar, Chat Noir la tomó por la cintura, Marinette entrelazo sus brazos al rodeando su cuello, colocando su cabeza en su hombro, ambos bailaban al compás de la canción, bajo la luz de miles de estrellas.

—Te amo—dijo la chica.

—Yo también te amo—besó su frente.

Marinette se acercó más a Chat quedando a escasos centímetros de distancia, sin pensarlo lo besó, el joven sorprendido por aquel beso se sonrojó, para después corresponder.

Embriagados por el vino se siguieron besando,  la música del reproductor había parado, pero la música de sus corazones apenas comenzaba, se podía oír como latían al un sonido como si estuvieran sincronizados sus latidos mientras se besaban.

Su beso era suave, dulce, sincero, un beso con el que demostraban cuento se amaban, Chat empezó a mover sus manos recorríendo la espalda de la joven, ella sentía como una corriente eléctrica recorría toda su espina dorsal.

Marinette fue arrastrado a Chat a su habitación, hasta la orilla de la cama, la chica con fuerza empujó al chico haciéndolo caer de espaldas.

—¿Bugaboo que haces?—la miró atónito.

—Esto gatito —lo besó con mayor intensidad.

Se siguieron besando,acaricando, tocando, quizás el tomar Champagne se les había subido a la cabeza, pero qué importaba, no era la primera vez que estaban juntos, además hoy era su aniversario y lo tenía que celebrar.

A estas alturas la descendía se había ido, los chicos necesitaban sentir esa conexión especial que hace tiempo llegaron a sentir, volverse un solo ser, demostrar cuánto se amaban. La luna era testigo de su amor, las horas transcurrieron lentamente, entre besos y caricias, Chat depósito su semilla dentro de la joven, salió con cuidado de ella, besándola tiernamente, se recostó a su lado abrazándola, ambos cayeron en los brazos de Morfeo.

En la madrugada Tikki se dio cuenta de que Plagg estaba a su lado.

—¿Qué haces tú aquí?—preguntó consternada.

—No es obvio soy el kwami de Chat Noir—respondió.

La kwami intrigada por saber quién era Chat Noir se acercó hacia donde se encontraba el joven, sus ojos se abrieron como platos al darse dio cuenta que era Adrien, el chico por el que Marinette había sufrido. Se lo tenía que contar de inmediato.
Adrien sintió la presencia de la kwami por lo que habló con ella.

—Por favor no se lo digas—suplicó.

—Esto lo tiene que saber—mencionó señalándola.

—Te prometo contarte todo mañana—mencionó.

La kwami de mala manera aceptó, tenía razón Adrien era quien tenía a que contarle toda la verdad, ella sentía miedo de que a su portadora se desplomará su corazón.



                                             Continuará...


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Hola chic@s muchas gracias por apoyar esta historia.
Espero que les haya gustado.
Hasta la próxima.
¡Felices fiestas!

Perdonarías a este gato . [MLB]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora