Un cambio, un beso

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Mientras ellas hablaban Miguel se situaba delante del consejero y todos los demás a su alrededor, de inmediato Hécate y Perséfone también se acercaron, aunque esta última se situó en medio de los dos mirando directamente a Miguel

Perséfone: estoy aquí para ti

Miguel: muchas gracias, en verdad lo aprecio

Luego se volteó a mirar al consejero, lo miro de forma fría y ruda pero sin decir nada se separó de ellos y se colocó al lado de su hermana

Consejero: es importante que tengas claro que la intensidad del dolor que sentirás si se activa tu magia interior será proporcional a la fuerza de tu poder y a los cambios que deba hacer tu cuerpo para acoplarse a ello

Miguel: lo entiendo perfectamente

Consejero: perfecto entonces comencemos

El consejero apoyo su mano derecha en el hombro y luego su mano izquierda sobre el corazón de Miguel, cerro sus ojos y dijo unas palabras demasiado rápidas y bajas como para que alguien las entendiera, para cuando lo soltó el consejero dio unos pasos hacia tras hasta caer sentado en una de una de sus sillas, todos vieron cómo se relajaba y de pronto sin aviso comenzó hacer extraños sonidos como de placer, mientras que Miguel solo se giró para ver a Perséfone, al hacerlo notó que ella también lo estaba mirando a él fijamente.

Perséfone: ¿estás bien? ¿Cómo te sientes?

Miguel: bien igual que antes, sigo siendo yo mismo supongo

Perséfone: eso no es malo

Miguel: pero ser yo, no me permite quedarme aquí

Perséfone: dale tiempo

Hécate: tal vez tarde un poco

Gea: si quieren podemos ir a descansar en la casa que teníamos planeada

Hécate: no, Arca sabe que estamos aquí, por lo menos a la casa del consejero no se atreverá a venir y tiene suficiente vigilancia como ara que todos podamos de verdad descansar

Vesta: no pude evitar notar que la puerta de al lado es una habitación

Perséfone: yo lo llevo

Gea: ¿Perséfone?

Hécate: déjala Gea

Perséfone: claro si tú quieres que te acompañe Miguel

Miguel: si por supuesto gracias

Caminaban hacia la puerta mientras hablaban pero justo en el momento en que iban atravesar el umbral de la puerta Miguel se sujetó el pecho y cayó al suelo de rodillas gritando de dolor, Perséfone en seguida se arrodillo junto a él y apoyo sus manos sobre sus hombros mientras con una voz tranquila y amable le decía que todo estaría bien, que se mantendría a su lado y que pronto pasaría el dolor, mientras todos los demás miraban la escena atónitos y expectantes, tardo un poco pero finalmente Miguel dejo de gritar y quejarse aunque todavía respiraba agitadamente, hasta que por fin levanto la vista y miró a Perséfone a su lado, lucia preocupada

Miguel: estoy bien gracias

Perséfone: ¿seguro?

Miguel: si y antes de que me arrepienta o me acobarde haré esto –sin pensarlo mucho más se enderezo un poco la miró y sujeto su cara con sus manos hasta besarla, fue dulce pero apasionado y después de separarse- no, definitivamente jamás me voy arrepentir de esto

Perséfone: ni yo

Miguel: ¿en serio? –las palabras de Perséfone lo habían sorprendido mucho-

Perséfone: en serio pero...

Miguel: no, no digas nada más lo hablaremos después por favor

Perséfone: claro

Hécate: es obvio que necesitan su espacio y lamento mucho ser yo quien los saque de su momento especial pero Miguel ¿Cómo te sientes?

Miguel: Perfecto, ya no siento dolor

Perséfone: ¿Qué te dolió? ¿Cómo fue el dolor?

Miguel: comenzó en el pecho pero se extendió a todo mi cuerpo muy rápido fue como todo mi cuerpo se quemara por dentro

Vesta: quizás entonces sean poderes sobre el fuego

Gea: quizás... y tal vez puedas hasta provocarlo

Miguel: significa ¿que si había magia en mí? ¿Podré quedarme?

Hécate: si eso parece pero por ahora debes descansar, ya mañana podremos tratar de averiguar que magia tienes


Cambio de mundo.Where stories live. Discover now