Mientras con Arianrhod y Vesta en la habitación:
Vesta: lamento mucho tu visión amiga
Arianrhod: ¿me leíste la mente?
Vesta: sin querer, no pude evitarlo, lo siento
Arianrhod: lo sé está bien, ¿sabes de alguna forma lo presentía?
Vesta: para ser honesta algo se notaba, aunque la bomba final fue ese beso
Arianrhod: lo se ¡lo sé! ¡Eso es lo que más me molesta! ¿En qué momento pasó?
Vesta: no lo sé hermosa
Arianrhod: ¿no le leíste la mente en ningún momento?
Vesta: Ari sabes que trato de no hacer eso, no me gusta invadir la privacidad de las personas, mantengo mi don ocupado tratando de percibir pensamientos en la lejanía
Arianrhod: lo sé pero odio la idea de que él la ame a ella ¡el odio! Pensé que ese beso no fue nada más que la emoción de salir ese dolor... pero esa visión...
Vesta: lo se amiga lo se
Arianrhod: desde que lo vi tuve esa visión de que seriamos amigos inseparables, de esas conversaciones donde me decía que le parecía muy guapa y nos contábamos todo pero esa visión de hoy de verlo junto a Perséfone feliz, fue... fue horrible ¿Cómo me convertiré en su mejor amiga?
Vesta: ya el tiempo te lo dirá amiga, tranquila
Mientras en la habitación de Miguel
Perséfone: lo mejor será que te acuestes en la cama y trates de descansar
Miguel: Perséfone necesito que seas que en verdad me gustas
Perséfone: Miguel aunque tú también me gustas sabes que tengo responsabilidades que no puedo evadir y ahora más que nunca mi vida es una completa incertidumbre
Miguel: si lo sé, por eso me quedare aquí en este mundo iré a donde tu decidas ir, estoy más que dispuesto a esperarte
Perséfone: Miguel no sabes lo que dices cielo, mejor descansa y hablaremos mañana – se acercó a él y le dio un leve beso en la frente para después salir de la habitación diciendo- te veré mañana buenas noches
Perséfone salió de esa habitación con un remolino de emociones por un lado se encontraba sumamente feliz porque en ese instante, por esos momentos Miguel la hacía sentir querida y deseada pero a su vez sus dones naturales le obligaban a notar que su felicidad le hacía daño a Arianrhod una de las mejores amigas de su hermana y aunque esta misma le había aconsejado que buscara su felicidad sin importar nada no podía evitar preguntarse si eso en verdad era lo correcto, no podía dejar a un lado sus dones, tenía que tratar de averiguar porque su felicidad le causaba malestar a otra mujer seria que ¿ella lo ama?, mientras iba interna en sus pensamientos termino de bajar las escaleras de la casa cuando el dolor de otra mujer la saco de sus pensamientos, salió de la casa y observo el jardín, la busco con la vista pero no encontró a nadie, por lo cual se vio en la necesidad de utilizar otras habilidades de sus dones naturales y con ellos busco ubicar de dónde provenía esa energía y la encontró sobre el techo de la casa, oculta en las sombras, por un momento pensó en lo común que era eso en ella, tanto que debió ser capaz de intuirlo sin necesidad de activar sus poderes, eso la hizo sentir un poco de desilusión, camino hasta el árbol más cercano y tomando un buen impulso salto hacia el árbol utilizándolo de soporte para saltar hasta el techo, una vez en el solo le toco saltar hasta una parte de mismo techo que estaba un piso más alto, hasta que la pudo ver claramente, noto a pesar de la oscuridad que ella observaba la luna con calma, se veía serena y armoniosa pero así es como era su hermana.
Perséfone: siempre me causo envidia tu facilidad para verte tan serena y en completo control aunque por dentro te estas muriendo
Hécate: y yo siempre odie no poder ocultarte mis sentimientos y que me digas lo que deseo ignorar
Perséfone: siempre que algo te afecta a ti y solo a ti tú prefieres huir
Hécate: eso parece ser lo más fácil parece que no soy tan fuerte como tu
Perséfone: no estoy de acuerdo con eso realmente... no creo que te trate de una cuestión de fuerza
Hécate: ¿a no?
Perséfone: no... creo que es madurez
Hécate: jajaja ¿Qué tu eres más madura que yo?
Perséfone: claro que si jajaja... pero no me refería a eso... si no a que cada persona posee una madurez individual que no tiene por qué ser igual a la de los demás... eres madura a tu manera y ¿sabes? Creo que lo haces muy bien... solo recuerda que no estás sola...
Hécate: definitivamente eres el orgullo y reflejo de tus dones
Perséfone: no lo digo como guardiana sino como hermana y si estoy clara de que no somos exactamente cercanas pero en ese caso también tienes buenas amigas
Hécate: de acuerdo... ya que me ofreces ayuda, yo te la regreso... ¿quieres hablar de lo que te aflige a ti?
Perséfone: ¿a mí?... ¿Quién te dijo que algo me aflige a mí?
Hécate: jajajajaja nadie tiene que decírmelo... ¿me dirás que te pasa?
Perséfone: tal vez en otro momento hermanita
Hécate: tal vez...
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Cambio de mundo.
Romance¿Es posible la existencia de dos mundos, que sean tan diferentes y a la vez tan similares? ¿Es posible que personas separadas por mundos, que no saben de la existencia de los otros, estén destinadas a encontrarse? ¿Es real el destino? ...